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Por tercera vez en el día, Stuart y Murdoc descendían del auto.
Sin embargo, esta vez las cosas fueron diferentes, y en lugar de que Murdoc simplemente guiara a Stuart a algún otro lugar, ahora tenían una ayuda extra: Ace.
Literalmente, un as bajo la manga.

A Stuart le alegró volver a encontrarse con Ace, pues le agradaba mucho. Reía al escuchar, mientras ingresaban al próximo destino, cómo Murdoc y Ace se insultaban cariñosamente y hasta se golpeaban de vez en cuando.
Era incómodo en cierto punto no poder sumarse a sus disputas amistosas, pero se divertía con sólo imaginarlos.

Una vez que el trío estuvo dentro del lugar, Ace cerró la puerta tras de sí, y con una amable voz, llevó a Stuart hasta un sillón mientras les decía—: Bienvenidos a mi casa, amigos.

—¿Tu casa? —Preguntó Stuart, extrañado por la nueva ubicación en la que se hallaba— Oh, es una visita, entonces.

—Pues sí, y no —dijo Murdoc, aún de pie, y moviendo sus dedos para relajarlos—.  La última parte de tu sorpresa está aquí. Así que, relájate, que en un momento sabrás qué es.

—Toma una cerveza, eso siempre nos ambienta cuando hacemos este tipo de cosas —recomendó Ace, y se estiró un poco—. La hielera está a tu izquierda, en el suelo. Está abierta.

Stuart asintió como si cumpliera otra orden, y logró encontrar con éxito una bebida fría. Tanteándola con sus dedos, logró abrirla, y bebió de ella con suavidad.
No quería excederse, por lo que fue la única que bebió en el momento.

—Bien, ya bebí —dijo Stuart, dejando la lata vacía a un lado—. ¿Qué sigue ahora?

—Respira hondo, y desconéctate de todo... —Dijo Murdoc, sosteniendo firmemente su instrumento: Un bajo rojizo y perfectamente afinado, listo para tocar.

—¡Y abre bien esos oídos! —Exclamó Ace, y dio un rasgueo ligero en su propio bajo para llamar la atención de Stuart—. ¡El show está a punto de iniciar!

Y con eso dicho, y una cuenta regresiva desde 3, la música comenzó.

Con una base de batería y efectos grabados previamente, los dos bajos comenzaron su melodía sincronizada e hipnotizante. Para Stuart, el sonido que ambos generaban era maravilloso, y le daba al lugar un ambiente misterioso y creativo.
Era la primera vez que escuchaba un bajo doble.

El peliazul no dejaba de escucharlos atentamente, casi estático estaba en su lugar. Aún si no movía los pies o la cabeza, podía sentir el ritmo inundándole el oído, y tentándolo a pararse para rockear junto a los dos bajistas.
La música era simplemente maravillosa.

Al finalizar su canción, Stuart no pudo evitar aplaudirles a ambos, y Murdoc y Ace rieron agradecidos.
Hace bastante tiempo que no habían tocado así.

—¡Genial! ¡Me gusta mucho su canción! —Exclamó, con profunda alegría—. ¡No sabía que dos bajos podían sonar tan bien juntos!

—Je, gracias —Musitó Murdoc, y dejó el bajo a un lado una vez que terminaron—. Te dije que yo también sabía de música, ¿recuerdas?

—Sí, lo recuerdo... —Dijo Stuart, y sin poder aguantar las ganas, preguntó—: ¿Podrían tocar otra?

Ante la petición, Ace y Murdoc sonrieron un tanto nerviosos. La carita esperanzada de Stuart estaba justo frente a ellos, y parecía que les podía dar una orden con un simple parpadeo.
No podían negarse.
Por eso, apenas Murdoc abrió la boca para tratar de explicarle a Stuart que él estaba un tanto oxidado en eso de tocar el bajo, Ace se adelantó y exclamó con entusiasmo—: ¡Puedo tocar otra sin problemas, pero tendrás que bailar con Murdoc!

2Doc AU : BlindedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora