Epílogo

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—¡Disfrute de su visita! —Exclamó el joven que recogía los boletos en la entrada. Stuart asintió con una ligera sonrisa, y procedió a entrar al lugar.

Había pasado casi un año desde la última vez que había visitado el acuario...

Suspiró, y en cuanto estuvo frente a los primeros tanques de peces, sacó de su abrigo una pequeña cajita a la que había conectado sus audífonos. No fue fácil conseguir un reproductor pórtatil para cassetes, pero gracias a la ayuda de varios amigos, logró en unos meses hacerse con aquel aparato analógico.
Acto seguido, Stuart revisó que dentro del reproductor estuviera bien colocado el cassete de Murdoc; no quería que éste se averiara. Una vez que comprobó que todo estaba en orden, y listo para reproducirse, presionó con delicadeza el botón de "play".
Y el sonido del viento en la madrugada fue lo primero que escuchó...

"... Bien. No muy bien cómo funciona esto de los casettes, je. Buscaré un tutorial o algo, ¡no lo ! Pero, bueno, eso será para después... En fin, a lo que venía... Mi nombre es Murdoc Faust Niccals, ya me conoces. El 15 de agosto estrellé mi auto contra el vidrio de una tienda de instrumentos musicales, hiriendo a alguien en el proceso... Ese alguien quedó ciego por mi culpa... Se llama Stuart Pot..."

La voz de Murdoc se escuchaba bastante seria, como si leyera algo escrito previamente. Sin embargo, después de haber mencionado el nombre del peliazul, su tono pareció ablandarse.
Stuart dejó que la cinta siguiera reproduciéndose, mientras admiraba a los peces en sus tanques, y dejaba que sus siluetas multicolor le invadieran la vista. Avanzó con paciencia, lentitud.
No quería apurarse tanto a terminar el recorrido...

"... Stuart Pot. Bonito nombre, ¿no? Je, es lindo para ... Stuart, mi querido Stuart... Para cuando escuches esto, yo ya no estaré aquí. No estaré en ninguna parte. No es que yo huya de ti, o haya decidido abandonarte... Simplemente es mi deber..."

Stuart se tomó su tiempo para observar a los peces, mirándolos subir y bajar en el agua, nadando de un lado a otro. Todo parecía calmado, tranquilo... Pero Stuart sabía que no había ido ahí sólo para relajarse.
Algo más importante tenía en mente, algo fundamental.
Stuart respiró hondo, armándose de valor. Suspiró después, y decidió dejar a los peces atrás para ir en busca de su objetivo.
Un objetivo que era casi como una promesa...

"... Stuart, yo prometí cuidarte, estar siempre a tu lado... Sin embargo, aquello era difícil para . No podía aceptar el cuidarte sabiendo que yo había sido el culpable de tu desgracia. Y no podía seguir mintiéndote; no podía seguir aprovechándome de tu ceguera para ocultar la verdad. Es por eso que ahora, he decidido confesarlo todo... Stuart, decidí abrirte los ojos..."

2Doc AU : BlindedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora