Pintemos girasoles.

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Era junio. El sol pegaba fuerte, pero estaban sentados dentro de una heladería mientras Fló terminaba su helado después de ver la película y Dave e Ian hablaban sutilmente del proyecto del futuro florista.

—Si vas en serio con esto al menos deberías saber de flores ¿Qué sabes de ellas? —preguntó Ian.

—Hermano, he estudiado toda mi vida las flores, es mi hobbie, te sorprendería saber incluso los usos en medicina que tienen.

Dave decía la verdad, una de las cosas que le encantaba era la botánica, y en su principal rama de estudio; las flores. Le era fascinante desde pequeño cuando sus padres lo llevaban al jardín botánico de Londres. Al mayor le encantaba estudiar las especies, y tenia su laptop siempre con fondos de diferentes especies, aunque claramente su hermano no lo sabía, hasta hoy.

—Si, bastante interesante, pero tengo otra pregunta ¿Cuánto tardaras en montar todo?

—Con tu ayuda un par de meses talvez, además debo de ver los proveedores.

—¿Proveedores de qué? —preguntó Ian.

—No pensaras que yo voy cultivar las flores ¿o sí?

—Pues si lo pensaba. —respondió Ian, tomando un sorbo de su bebida.

—Se nota que no tienes idea de lo que es una florería. —respondió Dave pasándole una servilleta a Fló.

—Instrúyeme...

Ambos se miraron serios y luego sonrieron. Era obvia la ironía de Ian.

Caminaron a la estación de trenes y aunque para Ian era normal verlos todos los días, no lo era para Dave, quien simplemente se quedó ahí, parado al ver como los trenes llegaban a toda velocidad y se detenían frente a él y su hija.

—Papá, me aprietas mucho la mano...

—Lo siento... —dijo Dave al notar su reflejo inconsciente.

Ian solo lo miró de reojo. La última vez que hablaron del accidente de sus padres había sido hace más de cuatro años. En una discusión. Ian había llegado con una ceja sangrando, con un ojo morado y el labio inferior hinchado. Venia tambaleando, ebrio y casi sin poder mantenerse de pie.

—Que mierda Ian... —dijo Dave lanzándose a sujetarlo antes de que este se desplomara en medio de la cocina.

—Suéltame Dave... —masculló Ian intentando mantenerse de pie, pero Dave seguía tratando de ayudarlo. —¡Que me sueltes mierda! —le gritó a su hermano mayor, haciendo que este retrocediera ante el amenazante tono.

Ian se sujetó de uno de los muebles y arrastrando su espalda por el muro logró erguirse con la cabeza agacha mientras Dave miraba completamente perdido por qué su hermano estaba en ese estado, pero no debía de sorprenderle, Ian había comenzado a sumergirse cada vez más en el alcohol después de terminar una larga relación con un chico que al parecer solo quería a alguien a quien cagarle la vida con sus problemas y luego botarlo, y era exactamente lo que había sucedido con Ian.

—¿Quién mierda te hizo eso? ¿Fue el hijo de puta de Rob? —preguntó Dave refiriéndose al ex de su hermano, pero Ian no respondió. —Te estoy hablando pendejo.

—Cállate... —dijo Ian escupiendo en el piso algo de sangre. —Es mi puto problema si me agarro a putazos con ese mal parido.

Trató de dar un paso, pero se arrepintió ya que sabía que si lo hacía caería de cara al suelo.

—Te dije...

—¡SI! ¡SI! ¡ME DIJISTE! ¡Pero que puta frase tan original de mi hermano! —Ian tenía rabia, y entre esa rabia varios escupidos de sangre también salieron esparcidos por el aire.  —Porque mejor no te vas a ser de papá de tu hija, que el papel conmigo ya no te funciona...

El Florista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora