Pasaron dos semanas desde la muerte de Dave. Ian volvió al trabajo mientras aún vivía con Satoshi, el edificio estaba aún en reparaciones, pero pronto podría volver a él.
El taller mecánico seguía su rumbo normal, el trabajo era el mismo. Ian estaba llevando de la mejor forma posible la partida de Dave, las visitas de Fló y Leonora ayudaban con eso, cenaban juntos de vez en cuando y se escribían a diario, más que mal, los tres se sentían de la misma forma. Connie era otro caso aparte, recogía a Ian todos los días desde su trabajo, no faltaba, era puntual, Satoshi le prestaba el Jeep para tal tarea, y hoy no era la excepción.—Hola guapo...—dijo Connie abriéndole la puerta para que Ian se subiera.
—Hola. —respondió este cerrando la puerta una vez adentro.
Connie encendió el vehículo y partieron hacia el departamento de Satoshi.
—¿Cómo estuvo el día? —preguntó su amiga.
—Normal, ya sabes...
—Si, lo sé. —respondió ella mientras se detenían frente a un semáforo en rojo.
Connie quería ser fuerte para Ian y Fló, por lo mismo había dejado salir todo a su manera, dibujó y pintó días enteros en su cuarto en una pequeña croquera, retratos y mas retratos de Dave, de ella y el juntos, con Ian y con Fló.
—Recibí un correo... —dijo ella mientras volvía a partir.
—¿Sobre?
—Rosé, ¿recuerdas a la agente de Dave?
—¿La de la florería?
Connie asintió.
—Había un seguro de por medio que cubría el incendio, necesita hablar con alguien sobre como quieres el seguro.
—¿Cómo es eso?
—No lo sé, no me dio mas información ya que le dije que lo hablara contigo, le di tu número telefónico.
—No me ha llamado.
—Quizás lo haga mañana.
Las llamadas perdidas en el celular de Ian desbordaban su casilla con notificaciones, hubiera sido imposible saber cuantas veces había llamado Rosé de no ser por el contador de estas. Y aunque Connie lo sabía, ya había tomado la delantera ante un inminente encuentro entre Rosé y el.
—Ian, te buscan en la oficina.
Al día siguiente el trabajo en el taller estaba siendo arduo, mas maquinas de las que debían ir habían llegado por repuestos, así que el joven mecánico se encontraba algo atareado. A regañadientes caminó hacia su oficina cerca de la entrada del taller y vio a la morena esperándolo. Vestía un traje de dos piezas grises y llevaba un maletín administrativo.
—¿Tu celular murió? —preguntó la mujer.
—No, no fue el celular.
Rosé se dio cuenta que no fue la frase perfecta para saludar a Ian, y pidió perdón con un sutil movimiento de su cabeza.
—¿Cómo me encontraste?
—Connie me dio la dirección.
—Obvio...—gruño Ian.
—Lamento si vine en un mal momento, pero no puedo seguir esperando, el seguro caducará en dos semanas, necesito saber si vas a recibirlo.
—¿Por qué yo? Dave tiene una hija de siete años, y una ex pareja, debería ir directamente a ellas.
Rosé sacó de su maletín un par de papeles y se los entregó a Ian, quien los tomó después de limpiarse las manos cubiertas de grasa. En ellos especificaban las responsabilidades de ambas partes, pero al final de la hoja se encontraba el párrafo referente al seguro, el cual, entre varias cosas cubría incendios. El seguro se entregaba como garantía monetaria en efectivo o como reposición de los bienes afectados, todo dependía del asegurado, quien era Dave, sin embargo, una cláusula lo obligaba a dejar a un representante en caso de su ausencia, Dave había puesto a Ian.
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El Florista.
Roman pour Adolescents「Terminada」La verdadera motivación detrás de esta historia es incierta. Quizás este justificado por el despido de Dave de la universidad, o de las ganas de hacer algo más que solo enseñarles a mocosos sin respeto en las aulas. Pero una cosa esta cla...