Eran las ocho de la mañana. Dave se levantó tranquilamente, no tenia apuro en correr a la cocina a servirse desayuno. Fue al baño, se dio una ducha larga de más de diez minutos, y luego se afeitó. Aplico su crema facial, la cual Ian le había regalado para navidad, y finalmente, una vez vestido, fue a tomarse su tasa de café.
Su hermano menor ya había partido hacia su lugar de trabajo, y lo mas probable era que Connie estuviera pintando los primeros dibujos en las paredes. Todo iba de acuerdo a lo planeado, y la tranquilidad de Dave se debía que hoy debería ir a cotizar muebles para la florería, como también recibiría el correo de los proveedores de flores a los que le había escrito hace unos días.
Se sentó frete a la televisión con su tasa de café y un bowl de cereal, de ese que comía Fló cuando iba. Cambio los canales mientras cogía las hojuelas con su otra amano y se las llevaba a la boca.
—¡Dave! —escuchó en la puerta.
El hombre giró rápidamente y vio a Connie. Estaba con la cara pintada como de costumbre y algo preocupada.
—Debes venir. Ahora. —recalcó la chica.
La tranquilidad de Dave se esfumó.
—¡Cuidado! ¡Cuidado! —gritó uno de los bomberos mientras corría pasando por el lado de ellos.
—¡Atrás! ¡Todos atrás! —ordenó un policía.
Las llamas salían como brazos tratando de alcanzar las nubes. O al menos eso veía Dave. El fuego que emergía del último piso del edificio a unas cuantas cuadras de su tienda estaba totalmente descontrolado. Bomberos de varias estaciones habían concurrido al lugar para ayudar a apagar el siniestro, pero parecían no estarlo logrando con eficacia.
—¿De qué hora lleva así? —preguntó Dave.
—De hace unos minutos, yo estaba pintando y sentí el olor a quemado y los gritos de las personas.
—No sentí nada desde el departamento. —respondió Dave sintiendo como su celular vibraba en su bolsillo.
—Tranquilo, no es en nuestro edificio. —respondió Dave a Ian a través del celular.
—"Mierda, me preocupe demasiado, ¿Dónde es?" —pregunto Ian.
—A unas cuadras, en el edificio de la imprenta.
—"Que mal, mantenme al tanto, debo volver al trabajo." —finalizó Ian antes de colgar rápidamente.
En diez minutos las llamas consumieron cuatro de los quince pisos del edificio. Afortunadamente, ningún otro edificio cercano se vio afectado gravemente.
—Gracias a dios no llegó el incendio hasta acá...
Era Linda; la mujer de los perros, y eso explicó por qué el olor a humo de pronto olia a ropa vieja y orina de animal.
—Linda... —dijo Connie con un tono algo desanimado.
Era una señora desagradable y molestosa. Era de baja estatura, aun mas baja que Connie, de cabello desordenado, vestía simplemente algunos trapos que solían oler mal y le faltaban algunos dientes.
—Connie, Dave. —dijo mirándolos con su constante cara de funeral.
—¿Y tus perros? —preguntó la chica.
—Muertos... te gustaría ¿no? —respondió la vieja escupiendo en el proceso mientras Ian se limpiaba las gotas que habían caído en su labio.
—Linda, todos amamos tus perros. —agregó Dave embozando una sonrisa.
—Si, si, como no, iré a darles de comer... —la mujer giró y vio el local que Dave estaba arreglando para ubicar una futura florería. —¿Nuevo comerciante? —preguntó a Connie. —¿Qué acaso vas a vender esos cuadros de primaria?
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El Florista.
Teen Fiction「Terminada」La verdadera motivación detrás de esta historia es incierta. Quizás este justificado por el despido de Dave de la universidad, o de las ganas de hacer algo más que solo enseñarles a mocosos sin respeto en las aulas. Pero una cosa esta cla...