capítulo doce.

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Los días pasaban lentamente, se sentía aburrido, pesado e infernal. Estaba nuevamente yo y mi trabajo, osea... totalmente solo.

Intenté acercarme a Youngjae un sin fin de veces, pero me apartaba cruelmente, me miraba con desagrado antes que me pudiera acercar, cuando me iba a dirigir a él sus pasos eran más que rápidos para darme a entender que no lo siguiera. En fin, simplemente comenzó alejarme desde que me dijo todo eso. Pero no, soy demasiado insistente como para hacerle caso.

Hoy era un día nublado y lluvioso, me agradó completamente porque adoro presenciar el frío. Aunque en las noticias informaron que en toda la semana va a llover y el viento será una molestia por lo fuerte que estará.

Me coloqué mi chaqueta de cuero y salí de casa, no estaba convencido en ir a visitar al padre de Youngjae, osea, por su reacción y todo eso. No sé cómo es él, espero que colabore.

Hace unos par de días quise investigar sobre la dirección del padre del menor y vive en Mokpo, maldita sea, tampoco es que esté tan cerca, pero al menos puedo llegar hasta su casa y es una buena oportunidad para saber más acerca del pequeño, aunque no me quiera con él.

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Cuatro malditas horas me tardé en llegar, claro ¿Porqué tanto? Porque me perdí en la dirección, como no soy de aquí difícilmente iba a saber donde quedaba de manera específica. Pero gracias a Dios que no es un lugar grande, por lo que opté en pedir ayuda. Gracias a eso ahora estaba en frente de la puerta de los Choi.

Toqué un par de veces, nadie salía, por lo que sé es el único habitando está casa. Unos fuertes ruidos provocaron un pequeño salto por el susto...fue demasiado repentino.

La manija comenzó a moverse lentamente, sentí que los nervios por algún motivo comenzaron hacerse presente; aclaré mi garganta al mismo tiempo que la puerta fue abierta dejando ver la presencia de la persona esperada.

– ¿Tú quién eres? – preguntó, para luego alzar una ceja.

Lo analice de manera rápida, físicamente no se ve nada saludable y lo comprobé en el momento que descendí mi vista a su mano que afirmaba una botella de alcohol.

– Soy Im JaeBeom, mucho gusto. Soy el profesor de su hijo. – dije mirándolo de reojo de manera seria.

Se me quedó mirando en silencio por bastante tiempo, suspiró pesadamente para luego apartarse y hacer un gesto para indicándome que entrara. Al menos eso es bueno, pensé que cerraría la puerta en la cara y tendría que marcharme. Agradezco que colabore.

Ingresé al instante dejándome totalmente boquiabierto al ver la casa por dentro, estaba totalmente sucio y desordenado. Habían latas de cerveza, ropa tirada en el sofá, botellas de alcohol por todas partes e incluso había mal olor. Mierda, ¿Cómo es posible que una persona pueda vivir de manera tan poco higiénica? Santo Dios.

– Dime muchacho que es lo que quieres, porque yo desde hace mucho que no tengo nada que ver con Youngjae. – se detuvo en frente mío de manera seria.

– Necesito saber de Youngjae y qué es lo que le ha sucedido, seré directo. No tengo ni la más mínima idea si es que usted le importa su hijo o no, no vengo a saber eso. Sólo estoy curioso del porqué tiene que vivir en las condiciones que está que...me imagino que ni siquiera debe de estar enterado. ¿Verdad? – dije con voz autoritaria, necesito que me tome en serio y resolver mis dudas.

Dejó la botella en la pequeña mesa de centro para luego tomar asiento, cosa que hice al instante también.

– No, no sé nada de Youngjae y no digo que no me interese, pero no puedo estar con él, no me lo tienen permitido. – desvió la vista hasta el suelo.

Hice una mueca de forma pensativa.

– ¿Porqué si es que se puede saber? – pregunté.

Él cerró los ojos dando un un gran suspiro para luego mirarme fijamente.

– Supongo que quieres saber todo, ¿No? Claro...a eso viniste. – recorrió sus labios con su lengua.

Lo miré con sorna, pues que inteligente es este señor. ¿Debería aplaudirle?

– Exactamente, a eso vine. – crucé mis piernas.

– ¿Cuáles son tus preguntas, chiquillo?

– ¿Cómo es la vida que tuvo Youngjae mientras que vivía en esté lugar? ¿Siempre estuvo viviendo de manera tan mala como ahora? ¿Cómo es su relación con la familia? ¿Cómo fue su infancia? – hice las preguntas que más me hacía a cada instante.

Sonrió levemente.

– Veo que quieres saber todo acerca de Youngjae, está bien, para que se nos haga más rápido resolveré tus dudas a base de los años que estuve con mi hijo. – tomó su botella nuevamente – él desde pequeño ha sido un niño bastante empeñoso, responsable, educado y muy cariñoso. En realidad, eso es gracias a su madre, bueno, nunca la pasó demasiado bien viviendo aquí, siempre noté eso, todo se debe a que soy un hombre con problemas de alcohol y me descontrolaba a tal punto que golpeaba a su madre, a Youngjae y a su hermana. Nuestra relación nunca fue buena, la hermana de Youngjae, Chaerin, siempre desde pequeños han tenido conflictos. Nunca lo aceptó como hermano, no sé si lo sabías pero Youngjae es adoptado. Por lo que muchos de nuestros familiares nunca estuvieron de acuerdo, desde que era un niño nunca tuvo buenos tratos, y admito que tampoco he sido un buen padre en ningún ámbito posible. Aunque la que estaba con él era su madre, pero todo se le vino abajo cuando nos enteramos que ella padecía de cáncer terminal, falleció el año pasado. Y como yo no tengo como criar ni alimentar a Youngjae, me lo arrebataron y me dieron dos opciones: o se iba con otra persona de la familia o era llevado al cename. Por lo que Chaerin de manera obligada se lo llevó a vivir con ella, después de eso no supe más de él y no es porque no quiera, sino porque tengo una constancia de alejamiento, se enteraron de mis maltratos y me advirtieron que no me acercara por el bien de él o me iría preso, por lo que no tengo más opción que...estar aquí. – finalizó dando una gran cantidad de sorbo a su botella.

Lo quedé observando sin habla, no puedo creer que Youngjae siempre vivió en la mierda. Joder.

Me puse de pié dando mi mejor cara de desagrado, maldito tipo, estoy que le rompió la cara a puñetazos.

– Sé que me debes de estar odiando, yo también lo hago. Pero no pierdas más tiempo y ayúdalo, gracias por darte cuenta de todo y venir hasta aquí.

Me sorprendió un poco eso, pero no dije nada. Solamente si una reverencia y salí de la inmunda casa.

Fui hasta mi coche estacionado y abrí la puerta para meterme dentro, lo eché andar para colocarme el cinturón de seguridad.

Lo siento Jae, siento todo lo que has tenido que pasar durante toda tu vida...

Pero ahora sé finalmente lo que tengo que hacer y vendrás conmigo.


Mí Ángel || 2JAE ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora