Mí Ángel || 2JAE ✓

capítulo diecisiete.

Estaba revisando las guías realizadas por los chicos, pero mi concentración se vió interrumpida al escuchar unos ciertos sollozos.

Miré a Youngjae que se levantó del sofá y se fue corriendo hasta la habitación. Fruncí el ceño mientras lo seguía con la mirada. ¿Que le sucede? Últimamente anda muy extraño, desde que inició con la terapia está más pensativo que nunca, pero no me comenta nada. Quise dejarlo porque quizá necesitaba su tiempo para pensar las cosas, pero ya es suficiente. Me preocupa verlo así y no puedo hacer como si nada estuviera pasando.

Fuí hasta la habitación, pero la puerta estaba con seguro.

– Jae, abre la puerta. – dije suavemente.

Pero no hubo respuesta alguna, así que toqué dos veces y volví a insistir.

– Si no abres me veré obligado a entrar por la fuerza. – mí voz fue más seria, pero fue inútil.

Saqué mis llaves de mi bolsillo y abrí la puerta. Estaba abrazando la almohada  llorando. Me subí a la cama para recostarme a su lado, aparté la almohada con suavidad y lo tomé de las mejillas acercándolo a mi rostro.

– ¿Qué ocurre precioso? ¿Porque andas de esa manera últimamente? – pregunté con preocupación al mismo tiempo que limpié sus lágrimas con la yema de mis dedos.

Sus manitas se colocaron encima de las mías.

– No debería estar con alguien como yo hyung...– susurró y apartó mis manos de su rostro dándome la espalda.

¿Qué es lo que dice?

Rodeé su cintura con mi brazo acercándolo más a mí cuerpo.

– ¿Qué es lo que me estás diciendo? Desde que estás conmigo todo es mejor Jae, no vuelvas a decir eso. – susurré en su oído con tono serio.

– ¿Acaso no se da cuenta del problema que soy? Sólo soy una carga para usted, si no me hubiese pasado todo eso no estaría ahora tratando conmigo, su vida sería tranquila y sin molestias. Perdón por todo... – cubrió su rostro con sus manitas.

Mi corazón se estrujó cruelmente al escuchar eso. Di un suspiro y tomé nuevamente su rostro volteándolo para que me mirase. Realmente se veía decaído y no entendía el porqué, ahora veo...estaba pensando en todas esas mierdas innecesarias como si fuese su culpa.

– Escúchame que lo que te diré, tú jamás serás algún tipo de molestia para mí, nunca lo fuiste y nunca lo serás. Las desgracias que te sucedieron no fue tu culpa, es de esos imbéciles que no son lo suficientemente conscientes que tratan con tan sólo un nene, pero en está vida hay gente buena como mala y lamentablemente estuviste rodeado de gente sin cerebro toda tú vida a excepción de tu madre. Por supuesto que todo ese daño que te causaron esos desgraciados iba a quedarte como consecuencia heridas dentro de tí que serán difíciles de sanar y con más razón es que debo estar contigo – acaricié su cabellera – Debo protegerte, apoyarte, darte el cariño y amor que tanto necesitas. Si piensas que eso es algo que me molesta pues para nada. Voy hacerte sincero, con la única persona que trato amablemente es contigo, nunca he sido lo suficientemente amoroso con los demás. Pero llegaste tú y mi lado preocupado, cariñoso y protector que tanto ocultado estaban salieron a flote. Tengo que ser un mentiroso para decir que no me estás cambiando la vida, porque en realidad si lo haces y para bien. ¿Y sabes? Si te pusiste en mi camino es por algo. Eres mí  angelito que llegó a mi vida, quizá no en buenas condiciones por todo lo que te hicieron, y por eso debo protegerte y ayudarte a sanar. Debo cuidarte de todo y todos, yo con gusto lo haré porque reitero, eres Mí Ángel y no pienso dejar que nada malo te vuelva a pasar. – me acerqué más a su rostro – De hecho, gracias por llegar a mí vida. Estaba tan vacía y obscura que llegué a perder la motivación de las cosas que me rodeaban. Ahora tú estás llenando todo ese vacío en luz y alegría así que – besé su frente – no vuelvas a pensar que eres un problema porque no lo eres, le haces bien a mí vida, por eso te digo todo esto y soy sincero. Es injusto que pienses todo lo contrario cuando eres el mismísimo sol que me ilumina. ¿Si?