capítulo quince.

1.4K 187 86
                                    

Nos dirigimos a la tienda, Youngjae se me negaba diciendo que no tenía que gastar dinero en él de esa forma. La verdad que el dinero para mí no era un problema y por él estaría dispuesto a cualquier cosa con tal que esté bien. Pero me llevé la sorpresa más tierna del la tierra, al entrar estaba todo lleno de peluches grandes...

Y Youngjae se puso a llorar diciendo que ese era todo un mundo para él, comenzó a dar saltitos de alegría. Yo me quedé observándolo sorprendido, no creí que iba a actuar de esa manera, pero no fui el único que lo miraba con asombro, sinó también las vendedoras. Sonreían mientras expresaban un rostro enternecido.

– ¡Bummie todo esto es muy lindo! – exclamó, para salir corriendo a un peluche gigante que estaba sentado en el suelo y lo abrazó dándole besitos.

Veo que la ropa no es lo único que compraré...

Me acerqué lentamente a Youngjae que aún se mantenía abrazando al oso, tomé su hombro para voltearlo hacía mí.

– ¿Lo quieres, pequeño? – pregunté con una amable sonrisa en mis labios.

Soltó al oso al instante negando con su cabeza abultando sus labios en un puchero.

– N-No hyung, sólo lo abracé porque los peluchitos también sienten; aunque me digan que no, pues yo si lo creo y no quiero hacerlos sentir mal. – desvió la vista al suelo dando un suspiro.

Luego de escuchar eso mi corazón se ablandó drásticamente; y las ganas de comprárselo fueron mayores. Así que agarré el oso y se lo extendí.

– Si no lo tomas hyung se sentirá mal porque me estás rechazando. –  hice un pequeño puchero por inercia colocando mi mano en mi pecho fingiendo dolor.

Youngjae negó frenéticamente para arrebatarme el oso y abrazarlo fuertemente.

– Si lo quiero Bummie, no se sienta mal, ¿Bueno? – dijo con tono de voz suave e inocente.

Reí levemente asintiendo.

Fuimos hasta el sector de ropa de hombres, no sabía exactamente el gusto de Youngjae así que dejé que él lo eligiera a su gusto.

Colores pasteles, de ese color le gustaban las remeras. Se emocionaba incluso con los lindos tonos que podía tener la ropa, no paraba de pensar que es lo más tierno y puro que pude haber visto en mi vida.

Ver a una persona emocionarse hasta por lo más mínimo es lo más bonito que he podido presenciar.

[...]

– Bummie...siento que esto es muchito para mí, cuando crezca se lo devolveré. – bajó su rostro sentándose en el sofá abrazando fuertemente su gran oso de peluche.

Me senté a su lado mirándolo fijamente.

– De la única manera con la que me puedes pagar es con tu felicidad, quiero que después de todo lo que tuviste que pasar puedas sonreír y sentirte bien. Quizás...no lo olvides nunca, pero sí aprendas a sobrellevarlo. Por supuesto que yo te ayudaré, pero es eso...quiero darte en el gusto en todo lo que pueda y darte todo el cariño que has necesitado en todo este tiempo.

Su mano de forma cálida se apoyó en la mía sonriéndome ampliamente.

– Hyung, yo con su cariño que siempre me brinda me conformo. Estoy muy agradecido con que tenga la intención de comprarme las cosas que me gustan, pero lo material para mí no es lo que me importa. Sinó es el trato que me da, eso es lo que realmente vale...– susurró lo último bajando el rostro.

Mi corazón se ablandó al escuchar esas palabras tan maduras salir de su boca. Aveces puede ser un niño pequeño, pero otras veces se comporta como un adulto.

Lo abracé levemente apoyando mi cabeza en la suya.

– Exactamente Youngjae, eso es lo que vale. – me puse de pié extendiendole la mano. – vamos a dejar tus cosas al cuarto.

Se colocó de pié tomando mi mano dirigiéndonos a la habitación, en realidad me gustaría tenerle una aparte, pero mi casa no es tan grande y sólo tiene una sola.

– ¿No te molesta tener que compartir habitación? – pregunté repentinamente mientras me dedicaba a sacar su ropa nueva y ordenarla en el clóset.

– No hyung, ya no me da miedo como antes...

Me volteé para verlo con una ceja alzada.

– ¿Te dió miedo dormir conmigo?

Me vió fijamente abultando sus labios.

– Al principio temía, pero ya no hyung. – dió una pequeña sonrisita tirándose hacía atrás quedando recostado.

Suspiré.

No me sorprende, luego de tanto abuso debió temer. No es fácil confiar al instante.

Finalmente dejé todo en orden para recostarme al lado de Youngjae y observarlo fijamente.

– Puede que tus miedos no se vayan al instante, aún si te demuestro que no tengo ninguna intención de dañarte, el miedo seguirá allí y no sólo conmigo, sino con los demás también. Así que por hoy toma un descanso, porque desde mañana voy a ir a ver a un terapeuta para que te trate y te vaya ayudando. ¿Si? – acaricié sus pómulos suavemente.

Youngjae sólo asintió para luego hundir su rostro en mi cuello dejando salir leves suspiros por sus labios.

Desde hace mucho no sentía una verdadera calma, quizá en un principio se me hacía incómodo involucrarme en un problema ajeno. Nunca lo hacía, pero por primera vez me felicito a mí mismo él no haber dejado esto pasar, pude haberme preocupado en otros aspectos, como en sus calificaciones o sólo preguntar si sucedía algo, luego de eso no me hubiera metido demás si es que me respondía que todo estaba bien sabiendo  claramente que eso no era así. Y por lo mismo me siento mejor incluso conmigo mismo, ayudé a este pequeño. Se lo merecía, merecía ser salvado de aquellas bestias inmundas que no tenían ni una pizca de piedad al maltratarlo físicamente y de manera psicológica. Ahora puedo sonreír alivianado, porque toda esta situación llegó a depender de mis estados anímicos. Ahora puedo abrazarlo y decirle que todo estará bien, que ya nadie podrá lastimarlo y no dejaré que eso vuelva a pasar. Porque...

Los ángeles no pueden convivir con demonios, porque Youngjae es un angelito en esta tierra. Es la persona más cariñosa, comprensible y cálida que puede existir. Quizá sea un poco egoísta pero él es Mí Ángel, la vida me puso este angelito en mi camino y....no me da pena admitir que quiero que esté conmigo siempre para que ilumine mi vida que estaba cada vez más apagada.

Mí Ángel || 2JAE ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora