Cercanía

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No sabía cuánto tiempo llevábamos en silencio y con los brazos alrededor del otro. La calidez que le aportaba a mi corazón era algo que no sentí antes, me sentía a salvo y protegida, nadie nunca me brindo esa sensación porque nunca nadie antes me cuidó, nadie que tuviera la capacidad de hacerlo, sé que mis hermanas lo hubiesen hecho. Cuando tuve la valentía para apartarme de su cuerpo me sentía completamente liberada. Aliviada y sin cargas mire la tierna expresión de preocupación en Naruto.

Su suave contacto sobre mi mejilla me provoco cerrar los ojos, disfrutaba tanto cuando me tocaba, eso no era normal pero no existía nada en el mundo que fuera capaz de separarme de él en ese momento.

- ¿Cuándo es tu cumpleaños? – La curiosidad del rubio no paraba.

- Ya paso, fue el 14 de Julio – El abrió los ojos asombrado.¿Tal vez dudando de mis palabras? mi verdadero cumpleaños era en Diciembre, pero era una información que no quería compartir con nadie

- ¿Tu cumpleaños es el último día del Festival de Jazz de Montreal? – Asentí, solo por esa razón escogí ese día – Vaya.

- Siempre he querido ir. Me encanta el Jazz. – Confesé – Pero siempre que se acerca la fecha algo sucede – Parecía una maldición, como si el mundo me condenara por escoger un dia muy distinto para celebrar mi cumpleaños

- Yo soy de Saskatchewan – Fruncí el ceño ¿Eso que tenía que ver? – Ahora es tu turno ¿Color favorito?

- ¿Qué es esto una clase de interrogatorio compartido? ¿No sería justo que me dijeras también la fecha de tu cumpleaños?

- ¿Por qué? ¿Qué piensas darme? – Era un arrogante. Él era quien tenía dobles intenciones – Es el 10 de Octubre – Una seductora sonrisa se dibujó en sus labios.

- El día del lanzamiento – El asintió - ¿Cuántos años cumples? – El jueguito se me estaba haciendo divertido.

- 30 años y ¿tú? – Se había acercado considerablemente.

- Cumplí 25 años – Era difícil hablar o pensar con claridad si él estaba a tan pocos centímetros de mi rostro. Esos labios que ya había probado parecían atraerme sin compasión.

- ¿Ibas a besarme? – Él no lo había olvidado ¡¿Y esperaba que le respondiera?! Era imposible para mí elaborar una respuesta coherente cuando él estaba pasando su lengua por sus labios. Asentí lentamente, nuestra proximidad era tanta que nuestras narices rozaron - ¿Y porque no lo haces? – Sus ojos parecían devorarme con un deseo abrasador.

Me aproxime con timidez pero él no se tomó tiempo de esperarme y se aferró a mis labios con todas las ganas. La fiereza con la que me besaba me robaba el aliento y despertaba deseos que nunca creí posible experimentar. Se me escapo un gemido cuando sentí sus manos subir un poco más allá de mi cintura, hacía mis senos, todo su contacto erizaba mi piel.

Pero ese miedo, regreso por un instante, alterada por lo que permití y sorprendida del efecto que tenían sus manos sobre mi cuerpo, era demasiado, las emociones se agolpaban en mi interior con la fuerza de un volcán a punto de hacer erupción. Me aleje unos pasos, sintiendo mi corazón a punto de salir de mi pecho. Porque este beso fue diferente, mucho más intenso que los otros.

- Ven conmigo a Saskatchewan – él hablaba un tanto jadeante y estaba fuertemente aferrado a las sabanas de hospital con sus manos. Estaba tan afectada que no podía conectar sus palabras con nada – El retiro de empleados – Eso hizo clic en mi cabeza, ambas empresas acordamos un retiro de empleados por su dedicación y esfuerzos para sacar las fragancias en tan poco tiempo, era un trabajo algo pesado y estuvimos de acuerdo en agradecer a todas las manos que lo hicieron posible, Saskatchewan era ese lugar. Vagamente escuché cuando Sakura me pidió su opinión y para ser sincera no preste demasiada atención.

De corazones y auditorias [Naruhina]Where stories live. Discover now