—Entonces, al final, te lo pasaste bien, ¿no?
A Raoul le cuesta reconocerlo, pero tiene que ceder y darle la razón a su amigo.
—Sí... Mejor de lo que esperaba.
Los labios de Agoney sobre los suyos, los dientes de Agoney mordiendo su boca, la mano de Agoney sujetando su nuca, obligándole a estarse quieto, la pierna de Agoney separando las suyas y rozando su erección sin parar. Joder. Y tanto que se lo pasó bien.
Aunque con su mejor amigo no lo reconocerá jamás.
Alfred, completamente ajeno a sus pensamientos, sonríe ampliamente y se abraza a él sin perder la sonrisa.
—¿Lo ves? Si es que iba a ser increíble. Te dije que iba a valer la pena todo. La pasta que me costó, subir hasta la montaña con el coche... Todo por el mejor cumpleaños del mundo. Es que gracias, gracias, gracias, gracias.
Y acompaña cada "Gracias" con un beso en la mejilla del rubio, que ríe y disfruta del contacto de su amigo.
Aunque la mayoría de hombres de su entorno no tengan gestos cariñosos con sus amigos ni mucho menos se besen y abracen en público, ellos dos sí que lo hacen. Y no les importa en absoluto que les vean.
Llevan haciéndolo desde muy pequeños y esto ha hecho que se convierta en algo natural. A nadie le sorprendía que dos niños de cuatro años se dieran un beso cuando se despedían a la salida del cole hasta el día siguiente. Por eso, aunque para el resto se fue haciendo extraño con el paso del tiempo, para ellos siguió siendo lo normal. El cuerpo contrario siempre les transmite tranquilidad cuando la necesitan, la estabilidad que necesita Alfred a veces y la comodidad que hace que Raoul siga estando a su lado siempre.
—Ya, Alfred, ya vale. —Se ríe —Ya me has dado las gracias y ya te he dicho que no me las des.
El rubio se quita a su amigo de encima con un empujón suave antes de que siga hablando.
—Sé que te costó muchísimo, porque no era la fiesta que tú hubieras elegido. Y, además, vinieron los de la banda y sé que no te hacen ninguna gracia...
Los de la banda. Raoul se atraganta con su propia saliva al escuchar esas palabras. Siente un pequeño calor crecer en las puntas de los dedos de los pies, pero tiene que disimular delante de su amigo, así que contesta rápidamente.
—Bueno, Juan Antonio me cayó muy bien.
Alfred le mira sorprendido un instante, porque no esperaba esa respuesta. Pero la sorpresa se transforma rápidamente en una sonrisa feliz. Se alegra de que al menos uno le haya caído bien a su mejor amigo. No se lo esperaba en absoluto y, aunque es verdad que Juanan es lo más parecido a Raoul de los de la banda, le parece un buen comienzo para integrarlo poco a poco en sus vidas. Y la realidad es que Alfred está deseando que eso pase.
—Sí, claro, porque Juan Antonio es lo mejor del mundo. Y tendrías que conocer a su novia, es una chica genial y se quieren muchísimo.
—Ah, ¿tiene novia? Pero, ¿novia enserio? ¿O como esas novias tuyas que duran un rato?
—Qué tonto eres. Novia en serio. Llevan desde los catorce juntos y ya estamos esperando el día que se casen, porque sospecho que va a ser muy pronto.
Raoul alucina con lo que le cuenta Alfred. Jamás se hubiera esperado que alguien de la banda, con la manera en la que visten, con su forma de vida, con todas las historias que ha oído de ellos, pudiera tener novia. Mucho menos novia formal. Y muchísimo menos que se estuviera planteando casarse para tener una familia.
Cambia su expresión incrédula por una sonrisa y sigue hablando.
—¿Ves? Juan Antonio se está ganando todas las papeletas para ser mi amigo.
ESTÁS LEYENDO
¿Te Atreves? |Ragoney|
FanfictionSólo era un juego. Un juego de seducción en el que los dos ganaban. Aunque, cuando quisieron darse cuenta, ambos estaban perdidos. Puto Alfred de los cojones.