Para Upendi_, este es nuestro crossover 💜
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Cuando Raoul abre los ojos al día siguiente, cree que no puede ser más feliz.No sólo porque se siente descansado, con el sol de primera hora de la mañana entrando por la ventana y llenando de calidez la habitación. Sino también, porque, cuando se da media vuelta en la cama y se encuentra con los ojos dulces del canario al otro lado, no se lo puede creer.
No se ha ido. Esta vez no se ha ido.
Agoney le sonríe algo tímido y el pecho del rubio estalla en una explosión de júbilo absoluta. Le devuelve la sonrisa más brillante que es capaz de reproducir y una carcajada suave escapa de sus labios sin poder evitarlo, porque la felicidad que siente en su interior crece y se propaga por todo su cuerpo cuando se da cuenta de que se ha hecho de día y el canario sigue a su lado, con la cabeza apoyada sobre la almohada y sin alejarse de él.
—Buenos días, Ago. —saluda dudoso, con miedo a que el sonido de su voz pueda romper el hechizo, temiendo que suene un poco más alta de lo que pretende y que el chico se levante de la cama para huir despavorido.
Pero no lo hace. No se mueve. Sólo le admira como si fuese una obra de arte.
Y es que Agoney está pensando algo así. Se fija en el brillo de los ojos color miel, en cómo se iluminan cuando le mira, en cómo su respiración se acelera sólo por tenerle delante, en cómo la sonrisa se ensancha todavía más hasta que deja de ver a través de los ojos achinados...
Es realmente una obra de arte digna de ser expuesta en el mejor museo del mundo.
Se incorpora sutilmente para apoyar la cabeza en la palma de su mano y saluda de vuelta.
—Buenos días, lobito.
La voz suena calmada y Raoul se atreve a acercarse a él despacio, con cuidado para no asustarle, con algo de miedo por si reacciona mal, pero con un atisbo de seguridad que le dice que no va a alejarse, que si no se ha ido ya es porque quiere seguir a su lado.
Se arma de valor y le besa.
No es un beso apasionado ni ansioso, no es un beso que desee ir más allá, sino que es apenas un roce de labios, tierno, dulce y lento al que Agoney se une sin saber muy bien lo que está haciendo, pero sin parar de pensar que no le importaría despertarse con sus besos de nuevo al día siguiente.
Así pasan los minutos, en una burbuja de felicidad que les cobija y les permite ser ellos mismos sin que nadie les interrumpa. Una burbuja que calienta el pecho y hace que los corazones latan en calma acompañándose el uno al otro.
Los besos se ven interrumpidos por sonrisas cómplices y alguna que otra caricia de más y Raoul desearía quedarse a vivir en ese momento para siempre. En ese instante en el que un nuevo Agoney está llamando a su puerta y él ha decidido abrirle su corazón sin esperar más.
Porque, si es capaz de hacerle sentir tantísimo sólo con un roce de labios, cómo será cuando su relación vaya más allá, cuando lleven meses compartiendo eso tan especial que están creando o cuando pasen los años y sigan siendo esos dos jóvenes que se conocieron una noche por casualidad.
Pero sus pensamientos se diluyen conforme el éxtasis abandona su cuerpo, poco a poco, como un hormigueo que se evapora de su piel cuando el beso se vuelve algo incómodo, no tan natural como hace unos segundos. Porque Agoney está empezando a tensarse.
Raoul abre los ojos para comprobar que todo está bien, pero se encuentra con las manos del canario que se colocan sobre su pecho para alejarle. No con dureza, pero sí firme, pidiéndole que no continúe besándole así.
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¿Te Atreves? |Ragoney|
FanfictionSólo era un juego. Un juego de seducción en el que los dos ganaban. Aunque, cuando quisieron darse cuenta, ambos estaban perdidos. Puto Alfred de los cojones.