Los días siguientes son un auténtico paraíso para Raoul, porque su relación con Agoney avanza a toda velocidad y a pasos agigantados.
No sabe por qué, pero aquel beso bajo la cúpula mágica de Saint Paul despertó los sentimientos del canario como si abandonaran un letargo de muchos años. O de toda la vida.
Desde ese día, se despiertan con caricias, se dan la mano, se besan y se dedican palabras simpáticas delante de sus amigos. Es cierto que en la calle todo es más complicado, porque Agoney todavía no se encuentra cómodo con las muestras de cariño en público, pero Raoul lo entiende y le deja hacer.
La confianza entre ellos crece cada día y sus constantes roces y confidencias se afianzan bajo la atenta mirada de Nerea, que les sonríe en la distancia, y de Miriam, que no sabe si sentirse identificada o repeler todo contacto con ellos.
Así, y casi sin darse cuenta, llega el último día de grabación en el estudio. El día en el que, en teoría, su EP estará finalizado en la parte musical.
Aún les queda trabajo por delante. Tienen que preparar el arte, hacerse las sesiones de fotos, grabar su primer videoclip y tantas y tantas otras cosas que deben terminar antes de volver a España.
Pero, sin duda, esa tarde marca un antes y un después en la vida de los miembros de la banda. El fin de una etapa y el inicio de la siguiente que será igual de buena o incluso mejor.
—Joder, es que es preciosa. —susurra Miriam cuando ve a Ana pasar por delante de ella camino al ordenador en el que está terminando los últimos detalles.
Agoney la mira en la distancia y le pregunta.
—Pero, ¿tú no estabas con Mimi?
—Bueno, estar, lo que se dice estar... tampoco. Nos estamos conociendo.
—Miriam, estás encoñada nivel yo. ¡No me jodas!
La chica se ríe nerviosa.
—Sí, pero... —prueba de nuevo —Mimi está muy lejos ahora mismo y... joder, llevo demasiados días ya sin tener a nadie en la cama. —Se muerde el labio y Agoney alza una ceja.
—Vamos, que lo de Mimi era solo un calentón. —afirma.
—No lo es. O igual sí... La verdad es que no lo sé. —Resopla, sentándose al lado de su amigo —¿Qué se hace en estos casos, Ago?
El canario se lo piensa, pero la respuesta es demasiado simple.
—En mi caso no tuve que decidir nada. Mi cuerpo decidió por mí. Después de conocer a Raoul, no me apetecía probar nada más.
—¿En serio llevas todo este tiempo sin...?
—Bueno, los primeros días sí que lo intenté. Pero me fue imposible, ¿sabes? Como si mi piel necesitara la suya para arder. Es raro y complicado, pero sé que no quiero a otra persona en mi cama que no sea él. —confiesa.
Se le eriza el vello de la nuca ante la inmensidad de su afirmación y Miriam asiente, pensativa, intentando sentirse reflejada en esas palabras.
¿Se supone que, si le gusta Mimi ya no debería sentirse atraída por nadie más? ¿Es realmente así como se es enamorarse?
Porque, si es así, ella no está enamorada en absoluto. Ella sigue teniendo ojos en la cara y sigue fijándose en otras personas cuando va por la calle. Y no solo por la calle. Porque, en ese momento, sus ojos traviesos se desvían hacia la canaria que se sienta ante el ordenador y se le escapa una respiración agitada.
—Joder, Ago, pero ¿tú has visto ese culo? —Señala a Ana —¿Cómo no me voy a fijar?
La mirada de Agoney sigue su gesto y va a parar inevitablemente a ese lugar. Lo repasa por costumbre y se le escapa una sonrisa cómplice cuando vuelve a levantar la vista para encontrarse con los ojos de su amiga, que le sonríe.
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¿Te Atreves? |Ragoney|
ФанфикSólo era un juego. Un juego de seducción en el que los dos ganaban. Aunque, cuando quisieron darse cuenta, ambos estaban perdidos. Puto Alfred de los cojones.