Sus ojos azules se fijaban en lo que tenía enfrente. Observando aquel barco con cautela y cuidado, era más grande que el anterior que había visitado. Siempre se había preguntado la razón por la que los barcos se hundían en ese lugar en específico. Miles y miles de barcos hundidos yacían allí. Algunos más antiguos que otros, pero todos con una bandera que generaba terror en los menores y molestia en los mayores. Aquella bandera de oscuros colores y un extraño símbolo que variaba en ellas, más siempre se veía una calavera. Algunos poseían dos huesos entrecruzados, otros tenían una calavera con un gorro y un parche, otro había optado por hacer una calavera de pulpo, que irónico, los pulpos jamás usarían un gorro como los que encontraba dentro de cofres en aquellos lugares. Perlas, joyas, objetos que ella nunca lograría entender para que servían.
Elsa no era tonta, para nada, se la ingeniaba para entender lo que había en la superficie. No era una fanática de los humanos, no con todas las historias y guerras que había oído durante las reuniones, pero algo llamaba su atención. Su hermana menor, Rapunzel, era un caso aparte. Tan negada a escuchar algo referente a los humanos, a lo que había más allá de la superficie. Elsa intentó siempre hacerla ver las cosas desde otra perspectiva, pero nunca consiguió nada a su favor. Rapunzel se encontraba negada a saber lo que sea que estuviera relacionado con la superficie, no quería saber nada más, con oír las atrocidades que habían hecho tiempo atrás, le dejaban en claro que eran una especie sin remedio. Había oído lo que sucedió con el reino de Atlántica, el cómo piratas habían arrasado con todo, como habían tomado sus cosas sin permiso y como le quitaron la vida a la reina, sin importarles las consecuencias.
Veía con atención a su hermana, nadando de aquí para allá, buscando algún tesoro que lograra llamar su atención. Elsa era una sirena curiosa por naturaleza, tan igual a la última hija de Tritón, más no parecía desear vivir como los humanos, claro que no. Era curiosa de ellos, pero no quería ser uno de ellos. Elsa prefería buscar objetos y descubrir sus diferentes usos, sin haber visto como era usado antes. Debía seguirla a donde fuera, esa era su única tarea y promesa que le había hecho a su padre. Ser hijas del rey Daven tenía sus pros y contras, sobre todo contras, eran blanco fácil para muchas especies de sirenas que buscaban sacar beneficios del benévolo rey.
Rapunzel siempre era vista detrás de Elsa, con dos años de diferencia, Rapunzel se comportaba como toda una señorita, de buen porte más algo torpe, extrovertida y ligeramente temerosa de lo desconocido. Su cabello rubio, que a la luz del sol adquiría un tono dorado, se encontraba sujeto en una media trenza, sus ojos verdes iban de aquí para allá, observando cada cosa que se encontraba dentro del barco hundido. Los cofres y cañones cubiertos de sedimentos, donde pequeños peces nadaban rápido al ver a las hermanas acercarse.
Elsa estaba emocionada, sujetando cada objeto y decidiendo cual se iría con ella y cual no. Era un proceso difícil y lento tratándose de aquella albina. La hija mayor del rey era demasiado perfeccionista en todo aspecto, buscando que cada detalle estuviera en su lugar y orden. El reino enteró lo sabía, cuando se llevaba a cabo algún evento importante, Elsa era la primera en ayudar, dándoles órdenes a delfines y peces, cangrejos y pulpos, toda criatura submarina cerca del palacio debía hacer lo que ella decía.
– ¡Zel mira esto! – Exclamó Elsa con emoción.
Rapunzel debió dejar de lado lo que veía para centrarse en su hermana mayor y la caja de música que cargaba consigo. Podía ver la amplia sonrisa en su hermana, aunque hayan pasado años, la caja se veía en perfectas condiciones, Elsa había quitado todo sedimento que estuvo sobre ella. Cuando la abrió, una pareja comenzó a dar vueltas y una suave melodía llegó a los oídos de ambas. Rapunzel, por más que detestara aquello, se permitió sonreír ante aquel sonido tan dulce, recordando los buenos momentos.
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Hᴀᴠғʀᴜᴇ | Elsanna
Fanfiction❝𝑀𝑦 𝑓𝑎𝑡𝘩𝑒𝑟 𝑜𝑛𝑐𝑒 𝑡𝑜𝑙𝑑 𝑚𝑒 𝑡𝘩𝑎𝑡 𝑖𝑓 𝐼 𝘩𝑒𝑎𝑟𝑑 𝑎 𝑚𝑒𝑟𝑚𝑎𝑖𝑑 𝑠𝑖𝑛𝑔𝑖𝑛𝑔, 𝐼 𝑚𝑢𝑠𝑡 𝑐𝑜𝑣𝑒𝑟 𝑚𝑦 𝑒𝑎𝑟𝑠 𝑎𝑛𝑑 𝑟𝑢𝑛 𝑎𝑤𝑎𝑦.❞ Donde Anna descubre que lo que sabía sobre las sirenas era erróneo... ...