𝑯𝒂𝒗𝒇𝒓𝒖𝒆

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❝ My father once told me
that if I heard a mermaid singing,
I must cover my ears and run away. ❞


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La vida es un gran océano en el que a veces muchos tenemos miedo a sumergirnos. Tal vez por temor a volver a flotar y encontrarnos con un mundo de infinito vacío, de frialdad, de desamor, de dolor y de llanto. Se dice que el océano oculta misterios, historias, conecta a todos de cierta forma, llevándose recuerdos consigo. Es el más antiguo de todos y el más sabio.  Donde hay historias de amor que nunca se escribieron, donde las olas vienen y van siempre trayendo dulces recuerdos. Arena fría que no dice nada, pues las olas borraron.

Ella había estado pocos años con ellos, viviendo la misma vida y sintiendo lo que era tener el corazón latiendo a mil por hora, sintiendo que en cualquier momento se saldría del pecho. Había presenciado el océano, el viento salado golpeando su rostro cuando su padre le hablaba, había visto al sol descender y a la luna ascender de esa enorme masa de agua. Observaba su reflejo cuando arribaban a un muelle, viendo peces nadar cerca de la clara orilla, la espuma del océano golpeando las rocas de los arrecifes.

La vida más abajo siempre fue un misterio para ella, oyendo historias de míticas criaturas: Sirenas, tritones, humanos mitad pulpo, brujas del mar, etc. Criaturas cuya existencia no era conocida por humanos hasta que lo hizo. Su existencia comenzó a verse afectada por la presencia de piratas. Usurpadores marinos que tomaban todo lo que querían, sin importarles nada.

Anna fue testigo, al igual que muchas islas, de las atrocidades que habían cometido sus padres junto a la tripulación a su cargo. Robos, maltratos, violaciones... ¿Cómo una niña podía ver todo eso? Quería ir con ellos, deseaba tanto sentir la adrenalina que sus padres sentían al descender en un nuevo lugar, sujetar una espada, beber... pero no robar, no matar. Anna quería ser diferente a ellos, quería tener aventuras como los marinos cuyas historias eran recordadas, ella quería ser recordada.

Recordaba, no de forma tan clara, esa vez que su padre le hablaba sobre algo importante, algo que suponía debía marcarla. Estaban navegando cerca de las costas de un gélido reino, Anna en brazos de su padre, ambos observando como el sol poco a poco iba descendiendo hasta ocultarse por fin.

– Anna, ¿Alguna vez te he contado sobre las sirenas?

Anna observó con ojos curiosos al mayor, esperando que persiguiera a hablar y explicarse. No era noticia que su única hija fuera curiosa de todo aquello que no tuviera una explicación, Anna disfrutaba descubrir y entender las maravillas que ocultaba el gran océano.

– Veras Anna... Se dice por ahí que ellas cantan una dulce melodía para atraer a sus víctimas, y cuando los tienen cerca, a punto de besarlos, los llevan bajo el agua... – Explicó su padre esperando ver la reacción. – ...los ahogan y comen.

– ¿Son tan crueles? – preguntó casi inocentemente la menor y su padre asintió.

– Así que cuando escuches el canto de una sirena, debes cubrir tus oídos y huir lo más lejos posible, ¿De acuerdo? ¿Lo harás?

Anna asintió sin pensarlo dos veces, creyendo aquella vieja leyenda de ebrios piratas. Agnarr sonrió y decidió bajarla para hablar con su esposa. Anna observó a lo lejos, subiendo a unos barriles para ver el océano, asombrándose al ver a una niña de ojos azules y un hermoso cabello albino observarla con la misma curiosidad que ella. En un abrir y cerrar de ojos, ya no estaba. Lo último que recordaba era una dulce melodía antes de ser cargada por su madre para hacerla dormir.


































Hᴀᴠғʀᴜᴇ | ElsannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora