༄ 𝐍𝐢𝐭𝐭𝐞𝐧𝐝𝐞 𝐊𝐚𝐩𝐢𝐭𝐭𝐞𝐥

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Podían ver a la tripulación gritar y correr directo al barco, seguido de ver al enorme grupo de personas que los perseguían y lanzaban sus armas directo a ellos. Elsa miro de reojo a Anna, quien se había quedado quieta en el momento que aquella improvisada balsa toco la orilla y la atención de aquellos atacantes fue directo hacia ellas. Anna saltó fuera de la balsa, colgando el bolso de Elsa y jalándola fuera de la balsa. Comenzando a correr.

– ¡Kristoff!– grito la pirata pelirroja, viendo como el rubio se asomaba, al parecer si la había escuchado.– ¡Preparen los cañones!

Si corrían y esquivaban aquellas flechas quizás podían darle tiempo a su tripulación para preparar todo y disparar. Anna pensaba mientras corría, tratando de crear un rápido y corto plan para no morir o salir heridas. Miraba a Elsa, se notaba que estaba asustada de aquello porque sus perseguidores eran salvajes, quizás solo estaban atacándolas por invadir su isla sin saberlo. Ragnarsson se detuvo, sujetando a Elsa de la cintura y apegándola a ella. Se ocultaron detrás de un árbol, cubriendo la boca de la sirena y conteniendo su propia respiración mientras escuchaban los gritos y pasos de aquel grupo de personas. Hasta el estallido de los cañones, asumieron que eran por parte de Hans y no de ellos. Como era de esperar, ellas tomaron aquello como una ventaja y corrieron. Podían escucharlos gritarles y Anna lanzó el bolso de Elsa hacia el otro bote que quedaba, ordenándole que subiera y ella quitándose las botas para empujarlo dentro del agua.

Una vez dentro del bote, Anna comenzó a remar lo más rápido posible en cuanto vio a sus atacantes regresar. Lanzaban cosas que debían esquivar, Elsa terminó agachándose y Anna trataba de que no golpearan el bote. Para suerte de ambas, lograron llegar a su barco y ser ayudadas por Aladdín y Eugene. Cuando se aseguraron de que el bote estuviera sujeto, Anna dio orden de salir de allí. Jim gritó, parecía que Hans se estaba escapando y eso no podían permitirlo. Kristoff ordeno elevar las anclas, debía seguirlo para salvar a la familia de las dos sirenas.

Elsa parecía estar bastante ansiosa, no dejaba de ver el navío de Hans. Anna sabía la razón, estaba preocupada por su familia y era normal, Rapunzel también estaba así y Ryder igual. Los tres deseosos por saltar al océano para buscar ayuda de diferentes criaturas marinas que fueran sus amigos. Pulpos, delfines, peces, tiburones, solo necesitaban saltar y llamarlos. Pero Anna y Moana debieron detenerlos, encerrarlos dentro del camarote de la pelirroja y que la castaña se quedara con ellos. Anna salió de allí, quedándose junto a Esmeralda y Mérida.

– Kristoff, no los pierdas de vista.– ordenó la pelirroja mientras subía hasta donde su rubio amigo estaba. Kristoff acotó dicha orden, manteniéndose siempre cerca de aquel pirata pelirrojo.– ¡Necesito que carguen los cañones!

Eugene y Mérida bajaron para hacer cumplir aquella orden, Esmeralda terminó por ir con ellos mientras que Aladdín se quedaba en la proa y Jim en la cofa. Anna corrió nuevamente a su camarote, pateado la puerta para encontrarse a Moana y Ryder tratando de separar a ambas hermanas que estaban intentando salir por una de las pequeñas ventanas del lugar. 

– ¡Oigan! – gritó la capitana, obteniendo la atención de todos los presentes.– Necesito que salgan ahora mismo, tomen una espada y se preparen. ¡¿Quedo claro?!

Todos asintieron asombrados por la actitud que tomó Anna.

– ¡¿Y por qué sigo viéndolos aquí?! ¡¿Qué esperan?! ¡Salgan ahora mismo!

Elsa fue la ultima en salir, colocándose de puntillas de pie para poder dejar un beso sobre la mejilla de la pirata, la cual no tardó en tomar un color rojo que camuflo sus pecas. Anna dio una risa nerviosa, pasando su mano por su cuello y observando a la sirena arrugar el puente de su nariz antes de salir y dejarla sola en su camarote. Ragnarsson decidió inspeccionarlo un poco más, abriendo todos los cajones y encontrándose con una caja de madera, sin llave para su suerte. Intrigada la abrió, descubriendo una pistola de pólvora que no dudaría en usar. Cuando logró cargarla como era debido y ocultarla debajo de su camisa, salió acomodando su sombrero.

Hᴀᴠғʀᴜᴇ | ElsannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora