Tiempo atrás, donde los viajeros aun buscaban nuevas islas y donde jóvenes ambiciosos de poder pisaban islas remotas, hubo una guerra. El océano había sido testigo de grandes atrocidades que habían sucedido dentro y fuera de ello, más, hubo un tiempo donde las sirenas eran perseguidas por piratas y donde piratas eran hipnotizados por el canto de las sirenas para caer en su trampa letal y no volver a ser vistos nunca más. Sus constantes luchas habían comenzado cuando un enorme barco golpeo el arrecife donde ellas solían pasar sus días bajo el cantar de los peces. Cuenta la historia que aquel marino, de barba tan negra como el carbón y ojos oscuros, había sido guiado por una voz tan melodiosa que parecía hipnotizado. Su tripulación no había dudado en tomar todo tesoro que estuviera a su alcance, arrojando las redes al agua y levantándolas para encontrar distintos objetos pertenecientes de aquel reino submarino.
Más la historia no acaba allí, el impacto no solo había causado una grieta en aquel arrecife, sino que, también, se llevó consigo la vida de una sirena, no una cualquiera. Aquella era conocida como la reina de Atlántica, madre de siete hijas, las cuales tenían la tarea de proteger cada uno de los siete mares. Esposa amada de Tritón quien desató su furia contra el pirata y su tripulación, castigándolos por toda la eternidad con una marca en su brazo, serían inmortales, aunque no podrían sentir nada y se transformarían en esqueletos vivientes a la luz de la luna llena. Esa fue la última vez que alguien supo de ellos y de las sirenas. Se dice que deambulan por la noche, esperando que aquellas míticas criaturas decidan aparecer nuevamente en la superficie y por, así, cobrar su venganza.
Una niña de mejillas regordetas, cabello pelirrojo, pecas regadas por todo el rostro y ojos de un peculiar color turquesa, oía atentamente las palabras de su padre. Se sentía tan emocionada que había olvidado por completo el brusco movimiento de las olas golpeando su barco.
– ¿Acaso haz visto alguna vez una sirena padre?
Agnarr dio una corta risa, aquel hombre de cabello rubio y ojos verdosos cargo a su hija, colocándola sobre su regazo mientras estiraba su brazo para poder alcanzar un objeto que yacía en la cama. Era una pequeña caja musical, dentro había dos personas bailando, dando cuerda a la misma, el camarote se inundó de una dulce melodía. Anna observó maravillada aquel objeto, estirando sus pequeñas manos para observarlo más de cerca y con una mirada cautelosa. Su ceño se había fruncido a medida que la canción avanzaba.
– Esto, mi pequeña Anna... es una reliquia familiar. – Comenzó. – Ha pasado de generación en generación, todo Ragnarsson al cumplir sus dieciocho lo recibe y debe entregárselo a su primogénito cuando este cumpla la mayoría de edad.
Mientras aquello era explicado con sencillez a la menor de edad, la caja musical era arrebatada de sus manos y dejada nuevamente sobre la cama. Misma acción fue llevada a cabo con la niña de hebras rojas. Anna abrazó con fuerza aquel viejo peluche que la acompañó desde el primer momento de vida, una extraña combinación entre un pez y un reptil. Nadie nunca supo la razón del gran afecto de Anna, pero no era algo relevante.
Una vez pudo lograr que Anna estuviera dentro de la cama y a punto de salir, la dulce voz de la niña llego a sus oídos.
– Padre... Esa marca que mencionaste, ¿Es la misma que la mía? ¿Estoy maldecida? ¿Me veré como un esqueleto durante la luna llena?
La voz a punto de quebrar en Anna lo hizo reaccionar de forma inmediata, sentándose en la cama para abrazar a su única hija y contener aquel llanto que estaba comenzando a salir de ella.
– No cariño, no es la misma marca...
– ¿No lo es? Entonces, ¿Qué significa la mía?
Agnarr relamió sus labios, debatiéndose si hablar o no al respecto. Estaba inseguro, Anna apenas había cumplido sus cinco años como para saber el verdadero significado de aquella marca en su brazo derecho, era muy joven para afrontar la cruda realidad de la que formaba parte. Con gran pesar, cargo a la menor en brazos y dio un corto suspiro antes de comenzar con, a su parecer, sería la peor historia.
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Hᴀᴠғʀᴜᴇ | Elsanna
Fanfiction❝𝑀𝑦 𝑓𝑎𝑡𝘩𝑒𝑟 𝑜𝑛𝑐𝑒 𝑡𝑜𝑙𝑑 𝑚𝑒 𝑡𝘩𝑎𝑡 𝑖𝑓 𝐼 𝘩𝑒𝑎𝑟𝑑 𝑎 𝑚𝑒𝑟𝑚𝑎𝑖𝑑 𝑠𝑖𝑛𝑔𝑖𝑛𝑔, 𝐼 𝑚𝑢𝑠𝑡 𝑐𝑜𝑣𝑒𝑟 𝑚𝑦 𝑒𝑎𝑟𝑠 𝑎𝑛𝑑 𝑟𝑢𝑛 𝑎𝑤𝑎𝑦.❞ Donde Anna descubre que lo que sabía sobre las sirenas era erróneo... ...