9 ''🖊Lo hare o no?🖊''

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Salí de aquel restaurante un poco aturdido.

Mi cabeza me gritaba que me alejará de esa mujer, que era como una manzana prohibida, pero mis más oscuros deseos estaban dando un ardua lucha por hacer todo lo contrario.

Aranza era un huracán, una avalancha que amenazaba con llevarse todo lo que tenía en frente.

Ese día después salir del trabajo recogí a las gemelas y pase el resto de la tarde con ellas.

Por algún motivo me intentaba convencer a mi mismo que si no asistia a la cita, sería por las niñas, ellas era mi mayor motivo, llevaban siéndolo más de siete años.

Después de las ocho ya las niñas habían comido y Alicia se durmio en mis brazos. La acosté y a los diez minutos Leticia la siguió.

Las dos parecían estar muy cansada y aún no eran las ocho y media, eso no era algo común en mis hijas.

Me sente en la sala e intenté distraerme con el trabajo, con una película e incluso con el móvil, pero cuando vi la hora en mi reloj no pude evitar preguntarme si ella aún estaría ahí.

Por un segundo cerre mis ojos y de solo recordar su mirada en el restaurante quede perdido.

Solté un bufido derrotado y tome mi abrigo para salir disparado a la dirección que me había dado en el almuerzo.

😈- Lo estas haciendo bien Erlin. Esto es lo correcto, tú quieres estar ahi, con ella, en esas sabanas de seda, tú quieres arrancarle la maldita lenceria.

😇- Erlin lo prometiste, no más aventuras de una noche, por las niñas, dijiste que cambiarias.

Las voces en mi cabeza eran contradictorias, ya no sabia que hacer. Era cierto, lo había prometido, pero...esa relación estable no me caería del cielo.

😈- Eso es Erlin, te quieres meter entre las bragas de esa ardiente peliroja escocesa.

😇- No Erlin, esa maldita escocesa no quieres nada serio contigo.

¡¡Joder, silencio!!

Le grite a mi conciencia que no dejaba de darme tumbos.

Haré lo que me de la gana.

Me dije a mi mismo mientras me fijaba en que ya estaba a solo media cuadra.
Llegue al apartamento a las 9:40.

Entre con la llave no muy convencido y me quede fascinado con todo.

El lugar era grande y espacioso.

Las paredes eran blancas y los muebles de un rojo vino que me encantaron.

En la misma sala había una división en forma de arco que dejaba ver la cocina. Junto a ella, un pasillo que llevaba a las habitaciones y al baño.

Todo en ese lugar tenía impregnado su sello personal.

Incluso las luces navideñas tenues que estaban decorando el pasillo de las habitaciones.

Camine lentamente hasta la única puerta entreabierta que había.

La luz rojiza se escapaba por la abertura, junto a una deliciosa fragancia a lavanda.

Abrí la puerta y poco a poco fui descubriendo que la habitación era grande, con un lindo sofa bajo una ventana enorme de crital.

Más a la derecha habían dos puertas y enfrente de mis ojos una grandiosa cama.

Sobre ella, las sábanas de seda, una bandeja con comida y dos copas de vino.

De fondo sonaba una suave melodía y para mi agrado, en medio de todo, una magnífica mujer de cabellos rojos semidesnuda, solo con una bata rojiza y unos tacones iguales.

-Creí que no vendrias.

Susurro arrastrando un poco las palabras.

Ese tono de voz meloso, casi como un maullido me volvía loco.

- No te podía hacer el desaire.

Intente justificarme, pero en realidad los dos sabíamos que estaba ahí porque no había podido resistirme a sus encantos.

-Llegas tarde.

Señaló sin levantarse de la cama y tomando otro sorbo de su copa de vino ya casi vacía.

-Me di cuenta.

-No importa. Mejor tarde que nunca ¿No crees?

Se acomodo el cabello con la mano, gesto que no me pareció despreocupado o natural, me pareció algo sensual, su rostro quedo libre de todo aquel cabello rojo fuego que amenazaba con quemarme.

-Sí pero, ahora la comida se enfrió.

Estaba intentando hacer uso de todo mi auto control pero me estaba costando horrores, ella era demasiada tentación.

-¿Es necesario que la comamos?-...Interrogó soltando la copa vacía, parecía algo acalorada, tenía las mejillas rojas y los labios hinchados. Se veía adorable y a la vez sexi, una imagen tan angélical como sugerente. Ella sonrío coqueta y se levantó de la cama. Camino hasta mi suavemente y yo no perdí de vista ninguno de sus pasos. Sus pupilas estaban dilatas, quizás por las copas de vino que ya se había tomado-...No creo que sea necesario. De todas formas en la cocina aun hay algo de comer, ya sabes, para luego.

Alzó sus comisuras en una preciosa sonrisa al mismo tiempo que llegaba hasta mi.

Estábamos frente a frente, los dos muy cerca y justo como en el almuerzo me dominaban las profundas ganas de besarla, de atrapar sus labios con los mios y finalmente probar de ese maravilloso manjar que era su boca.

-¡Eres una tentación mujer!

Ella se carajo y puso sus brazos en mis hombros, rodeandome el cuello con sus manos.

-¿Recuerdas que tú me tentaste primero? No consigo borrar de mi mente tú torso desnudo y me muero por encajar mis uñas en tú espalda.

Pose mis manos en sus caderas, estaba por caer en su juego pero no lo hice y la corrí a un lado, camine rumbo al sofa que había bajo la ventana.

-No quiero más aventuras Aranza.

Le dije serio y ella sin atender a mis deseos se fue despojando de la bata que cubría la lenceria, que como me había prometido, era roja.

Desde mi posición solo veía su largo y precioso cabello que caía en risos suaves cubriendo toda su espalda que era lo único que yo podía ver, su cabello era otra arma de provocación que estaba funcionando, porque justo donde dejaba de haber cabellos suyos comenzaba esa curva perfecta llamada trasero cubierto solo por una braguita roja, de la cuál solo se veían las tiritas de la cintura.

-Yo no quiero nada serio. Pero si te quiero a ti. Imagino que si estas aqui es porque tú quieres lo mismo.

😈- Eso es campion, demustrale lo que es un hombre.

😇- recuerda tú juramento Erlin, por tus hijas.

Mi cabeza me estaba confundiendo y Aranza no me ayudaba.

Cogio su cabello y lo deslizó a un lado dejándome ver su hermosa espalda desnuda y llena de pecas que se me antojaba besar.

Giro su cabeza y me dedico una larga mirada con esos iris verdes que me hipnotizaban.

-Si estoy aquí es porque me encantas.

-Entonces...yo....pienso...- Su lengua arastro las palabras y se fue poniendo de frente. La música cambio y ella comenzó a mover la cintura de forma sensual- que mientras esperas...-Su boca se abria con cada palabra y yo solo quería perderme en esos labios, sus caderas haciendo un vaivén de movimientos que me estaban volviendo loco-Quizás....- sus manos subieron y apretó sus senos antes de jalar la fina tela de la lencería liberando sus rodondos pechos con sus pesones duros y rosados-...podrías divertirte conmigo.

En el momento en que su boca se volvió a cerrar para formar una sonrisa todo mi autocontrol se fue la diablo. Me levante del sofá y con el ímpetu de meses sin tener entre mis manos el cuerpo de una mujer la sujete con una mano por la cintura y con la otra por la cabeza jalandola hacia mi para darle el tan esperado beso.

Una Nueva Oportunidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora