12 ''Matar''

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Mientras mi cabeza barageaba las opciones, afuera se escuchaban disparos.

¡Entonces él no estaba solo!

Por supuesto que no podía estarlo, como había podido pensar que sí. Si hubiésemos intentado huir, habríamos sido sorprendidos en el intento y todo sería peor. Internamente agradeci que nos hubiesen encontrado.
De repente la puerta se abrió y sucedio lo que yo menos había esperado, un enojado Robert asomo la cabeza, recibiendo un disparo que gracias a dios no le dio.
Como había podido olvídarlo, mi nana y yo compartimos un broche que tenía un rastreador. Una idea que Rob había tenido y no había parado de insistir hasta obtener una respuesta positiva.
-Entrégate Arnold, no compliques más tu situación.
Vi como los músculos de mi progenitor se tensaban, nunca había sentido especial cariño por Robert y ahora, él seria su segundo enemigo favorito, después de mi claro.
Erlin me miraba a los ojos buscando una indicación. Pero yo no sabía que hacer.
-Si me voy, me llevare a tu preciosa niña por delante.
Su voz estaba cargada de un odio gigante. Seguía apuntándole a  Arianna y yo solo podía temer por su vida.
-Toda la policía esta aquí, no podras hacer mucho,  incluso si la matas. Solo serán más años para ti.
-¡¡Calla!!
Busque la mirada de mi nana, ella asintio, respondiendo a una pregunta silenciosa. ¡Claro, por eso ella estaba tan tranquila! Abri los ojos en dirección a Erlin y este se liberó de las sogas para acercarse a mi padre sin ser detectado. Coloco el cristal bajo su garganta tomándolo por sopesa y yo respire aliviada.
-Que demo...
Me levante de mi puesto y aleje a mi hermana de se agarré.
-El karma.
Terminé yo de responder a la pregunta que no había podido hacer.
-¡Eres una zorra!
Me grito intentando no moverse, Erlin lo tenia bien sujetado. Retire al arma de sus manos y sin pensarlo le apunte. Rob y la policía entraron y quedaron de piedra al ver la escena.
-¡¡Aléjate!!
Le ordene a Erlin gritando. El rubio no me obedecio.
-Aranza...
-¡No! ...espere este momento toda mi vida...-Sujete el arma con las dos manos y separe las piernas. Justo como mi padre me había enseñado-...dime papá, ¿es esta la posición correta?
Dispare al techo para mostrarle a Erlin que no estaba jugando.
-¡Aranza!
Me grito Rob, pero nada podía hacerme salir de mi postura.
-¡No se me acerquen! No quiero lastinarlos. Erlin ¡aléjate!
El rubio retiro las manos y solo quedamos él y yo. No fui consciente de nada, solo su mirada verde me imprtaba, era la misma mirada que me devolvía el espejo cada mañana y yo la amaba, igual que cada parte de mi, incluso la sangre de guerrera que corría por mis venas.
-Siempre te dije que tu postura no era la adecuada.
-Y yo siempre creí que la postura no importaba, la bala te matará igual.
Sus labios se curvaron en una sonrisa burlona, él nunca me creyó capaz de nada, siempre busco un hijo barón, sin ver que tenía una hija hembra que valía por mil.
-No vas a matarme, nunca pudiste matar ni un mísero pajaro.
Dio dos pasos la frente y yo Dispare frente a cada uno de sus pies.
La sonrisa se borro de su rostro.
-Los pájaros nunca me hicieron daño. Tú...sí.
-Hija no cometas una locura.
Hacía ocho años no escuchaba esa voz, ¡dios! cuanto había odiado esa voz y cuanto la había extrañado en esos ocho años.
Mi madre nunca fue perfecta, pero era mi madre y yo la amaba, tanto como a mi pequeña hermana. Pero no cambiaría de opinión, yo necesitaba ser feliz y para eso, el maldito Duque debía morir. Desaparecer de una vez y para siempre.
-No es una locura mamá...es justicia.
Las lágrimas empezaban a nublar mi vista, pero no saldrian, ni una sola de ellas mojaria mi rostro.
-Mi niña, se sensata, utiliza tu corazón, no seas como él.
Mi nana, dios sabe que siempre seguí todos sus consejos, siempre intente estar a la altura de su amor, pero no en ese momento.
-Estoy pensando con el corazón. No seré como él nana, yo no lo dejare morir en vida. Él no merece volver a ver la luz del sol.
-Señorita baje el arma, no queremos lastimarla.
Había hablado un maldito policia. Los mismos que nunca hacían nada para detener a bastardos como mi padre. Solo sabian perseguir inocentes.
-Ya estoy lastimada señor policía. Sabe, hoy descubrí que mis hijas...las dos niñas que me quitaron al nacer están aquí, están cerquita de mi y denuevo me las quiso quitar. Amo a mis hijas y no dejare que él vuelva a poner sus vidas en riesgo.
-Ira preso, nunca más será un problema.
-La justicia es ciega, pero ama el dinero y mi papá tiene mucho. Usted entenderá que no me voy a arriesgar.
-¿Vas matarme? Hazlo...demuestra que sirves para algo.
-Sirvo para muchas cosas excelencia. Pero usted es un ser miserable que nunca sirvió, más que para lastimar y destilar veneno.
-¿Me odias?
-Con todas mis fuerzas.
No mentiria, estaba harta de saber que el respiraba el mismo aire que yo.
-Entonces matame, Matame y ve a la cárcel.
-¡No me importa! He vivido toda mi vida presa, cautiva en tu palacio dorado y luego presa del dolor y el vacío que me dejaste. ¡¡Me quitaste a mis hijas!! ¡¡Me encerrarte por días!! ¡No podré volver a ser madre y todo por tu maldita culpa! Por un título que yo no pedí y que odio con todas mis fuerzas. Odio saber que existes y pienso arreglar ese problema.
Comencé a apretar el gatillo, pero una voz me detuvo. Había olvidado que ellas estaban ahi.
-Mamá...
Nunca había escuchado esa palabra dedicada a mi, nunca antes en mi vida alguien me había dicho así y yo había perdido las esperanzas de escucharlo algún día.
Alicia me miraba asustada, cubriendo su cuello, ahí donde él la había lastimado.
-No lo hagas.
Pronunció débil y asustada. Como un fino cristal apunto de quebrarse. Como había sido tan tonta y no había pensando en ellas. Erlin ya había liberado a todos y estaba junto a sus hijas. Ellos sería mi familia en lo adelante y Arnold...
Volvi mi mirada a él, inmóvil, quieto en su sitio. Esperando...desafiandome con la mirada a que jalara el gatillo.
-Mamá...
Pronunció Leticia, ella no había llorado, su voz era la misma de siempre, fuerte y madura, aunque sólo tuviese ocho años. Eran niñas inteligentes y se habían dado cuenta de todo lo que había ocurrido.
-¡Por ustedes! Debo hacerlo duraznito.
-No lo hagas mamá. Tú, eres mejor que eso.
No supe como paso, el arma que estaba entre mis manos ahora me apuntaba. Me había distraído y me la había quitado.
-Te lo dije...tu postura nunca fue la correcta.
Escuche el sonido de la bala al salir desparada hacia mi y espere el imacto sobre mi cuerpo, pero no llego, otro disparo y varios más vinieron después, pero yo solo podía mirar el cuerpo de Erlin entre mis brazos. Se había cruzado en el camino y la bala le había dado a él en el brazo izquierdo. Su cuerpo callo sobre el mio y la sangre comenzó a salir. Alicia y Leticia se acercaron corriendo para estar con su padre que se había vestido de héroe y me había salvado la vida.
El duque Arnold Giler, también cayó, pero su cuerpo sin vida no fue rescatado por los brazos de ninguna persona. Tal como yo le había dicho a mis dieciocho años...él era un pobre viejo miserable al que ni sus piojos llorarian el día de su muerte.

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