Sin lugar a dudas el dolor es un enemigo difícil de combatir, siempre que él está, cosas muy malas pueden suceder y eso era lo que me estaba pasando. La mañana siguiente desperte con un fuerte dolor de cabeza. No había podido comer y mis horas de sueño se redujeron a nada.
El sol estaba reluciente y la brisa soplaba, pero lejos de darme buen humor me moleste muchísimo.
Me levante de la cama sin estirarme los músculos dormidos y me encerré en el baño, no me di un relajante baño de tina, me di una rápida ducha de agua fría y sali envuelta en una toalla.
Me coloque un vestido largo y ceñido de color negro con un escote de barco que merecía un collar de perlas haciendole compañia.
Salí de mi habitación a paso rapido, sin mirar a ningún sitio en particular y dejando detrás la opción de un desayuno.
-¿No intentaras escucharlo?
Pregunto mi nana a mi espalda antes de que yo salieron por la puerta.
-No creo que lo merezca.
Salí de mi casa cerrando la puerta de un tirón.
-¿Cómo estas?
Pregunto Rob una vez había encendido el auto.
- Es una suerte que siga viva.
Le respondí escueta revisando mis correos electrónicos. Había dejado mucho trabajo pendiente. Los días anteriores había estado muy distraida, pero había llegado el momento de volver a la realidad. Mi monótona y aburrida realidad.
En el transcurso hacia la empresa recibí una llamada que no era de Erlin, las suyas las había bloqueado a partir de la decimo quinta.
Al ver el nombre en la pantalla sonreí melancólica. Me acomode lo más posible y conteste.
-¡Hola!
-Dinos que sucedió.
Exigió Leticia con su tono más mandón y autoritario, se sentía molesta a través del teléfono y quise estar ahí para abrazarla, sabía que estaba por llorar.
-No ha sucedido nada pequeñas.
-¿Por qué mi papá parece un zombi?
Lo que menos necesitaba era que me mencionara a Erlin, eso era lo único que yo no quería.
-No lo se hermosa.
-¿Han roto?
-Claro que no princesa, sólo nos hemos enfadado un poquito.
-¿Hablas en serio?
Las mentiras blancas que curan corazones no eran buenas. Eran como cualquier otra mentira, pero Leticia no necesitaba la verdad, necesitaba ser consolada.
-¿Cuándo te he dicho una mentira?
Ella se quedo callada un par de segundos y luego solto un suspiro de alivio.
-Nunca.
-Bien...entonces nos vemos pronto duraznito.
-De acuerdo.
Cuando finalizó la llamada limpie una de las lagrimas que ya surcaban mi rostro. Estaba mal, eso era más que obvio, pero no sabía cómo curarme del dolor.
ChocoEs siempre había sido una fuente de relajación para mi, la primera vez que había sufrido tanto, me había refugiado en mi tan adorado chocolate blanco de dos gustos. Ese sabor había sido el que me impulsará al triunfo.
Esta vez sería igual. En mi cabeza ya tenía la idea perfecta para el chocolate estrella de la colección.
Antonella y Coralain me recibieron en la entrada, pero mi mal humor no me dejaron ser amable.
-Señorita el día de hoy t...
-El día de hoy estaré en producción. Cancela todas mis citas y revisen entre ustedes mis pendientes más urgentes.
La interrupción había dejado a la rubia más joven perpleja. Si algo me caracterizaba, era mi buena educación.
-Pero...
Intento replicar, pero la volví a interrumpir.
-Coralain hay algo que debes saber. Fui criada para ser una duquesa y el ''pero'' no está permitido en el vocabulario de una duquesa.
La chica estaba impactada y Antonella me miraba atonita.
-Yo...
-Tranquila, es la primera vez que te sucede y necesito que no pase otra vez.
-Si señorita.
-Antonella encárgate de todo.Ese día, como hacía mucho no hacia, me sente entre todos aquellos sabores, probe ingredientes y junto al maestro chocolatero cree el nuevo producto estrella de ChocoEs, un bombón explosivo que llevaba impregnado el sabor del amor. Dulce y la vez amargo. Las dos caras de una misma moneda.
Cuando llegue a mi casa en la noche me lance a la cama sin comer nada y di vueltas como un cuerpo sin alma. Carmen entró tras de mi con un plato de comida. El día anterior me había dejado sola, pero no me dejaría sin comer un día más.
-Debes comer algo mi niña.
Su rostro preocupado me dio ternura, pero no tenía ganas de comer. No quería comer.
-No quiero nana.
Las lágrimas comenzaban a brotar solas y sin permiso.
Carmen se sentó junto a mi acariciando mi cabello.
-No debes ponerte así hermosa. Ya verás que todo se arreglara.
Ella estaba obtimisra, confiaba en que las cosas con Erlin tendrían una solución, pero...¿Como podía volver a confiar en él?
-No nana, tendría yo que morir y volver a nacer para liberarme del pasado que me persigue. Para liberarme del yugo de un título nobiliario que yo nunca pedí, ni desee.
Ese día, termine de aceptar algo que ya sabia. En mi vida siempre todo sería más difícil que en la del resto de las personas, porque el fantasma Gilerr siempre estaría tras de mi.Los siguientes días no fueron diferentes. La rutina y la monotonía se estaba volviendo cada vez más dolorosa. Mis días se habían vuelto grises y vacíos. Una semana entera paso y nada mejoró, Erlin dejo de insistir y yo me refugie en mi trabajo. El viernes llego para darme miedo, no quería que el día se acabará, no quería esa dos días enteros en mi casa, no quería quedarme sin hacer nada.
A las nueve de la noche salí de mi oficina, le había pedido a Rob que se fuera, asegurándole que todo estaría bien.
Llegue al estacionamiento revisando, aún, algunos pendientes, pero no pude terminar. Justo antes de llegar a mi auto, de imprevisto, fui interceptada por Erlin.
-Ahora si me escucharas.
-¿Qué haces aqui?
Interrogue intentando soltarme de su agarre. Estaba distinto, la barba crecida, los ojos oscurecidos y tristes, el cabello revuelto, casi me dio pena verlo tan mal.
-¡¡No lo entiendo!! ¿Como puedes pensar esas cosas tan espantosas sobre mi?
Me grito molesto sin soltarme.
-¿Me estas cuestionando?
Yo no tenía fuerzas para pelear con él. Estaba aún dolida por todo lo que había pasado.
-¡Sí!...te cuestionó porque no te entiendo. Si crees eso de mi nunca me conociste.
Parecía ofendido, ¿como se atrevía a ofenderse?
-¡Pues no! Si eres capaz de investigarme y ocultarme tus verdaderas intenciones ¡no te conozco!
Le grite muy enfadada. Llevaba todos esos días evitando el encuentro y cuando ocurre, él, era el ofendido.
-¿¡¡De que maldita intención me hablas!!? Yo solo buscaba a la mujer correcta, una que me amara y que quisiera a mis hijas. Nunca busque a una duquesa, me da igual que seas la reina de los chocolates, la duquesa de Graham o la verdulera del mercado.
Sus palabras sonaban coherentes, pero aún asi, no conseguía creerle. Me sentía una estupida y sus palabras parecían una gran mentira.
-¿¡Por que tengo que creerte!? Dime que me garantiza que me amas a mi y no al título de mi papá.
Sus dedos se clavaban en la pie de mis brazos. Estaba claramente molesto, muy enojado y ya no seguiría controlandose.
-¡Porque yo te amo a ti peliroja!. Amo a la mujer hermosa y segura de si misma que me envió un mensaje apenas me conoció. ¿¡Porque habría de gustarme más un título que tus hermosos ojos verdes!? ¿¡Dime que tiene de atractivo el título de duque porque yo no lo veo!?
-¡¡Dímelo tú!! Tu me engañaste, tu fuiste el que me investigó y...
De repente me solto, ya no estaba enojado, levantó la mirada y me dejo helada ver decepción en sus ojos azules.
-¿Te estas escuchando?...-Se alejo de mi varios pasos, creí que se marcharía y me dejaría ahí, ¿por qué diablos yo parecía la mala?-...Ese ''título'' solo te importa a ti. Mi mamá era modelo, cuando murió mee dejo una herencia muy generosa, además de su agencia de modelos, la cuál me reporta muchísimo dinero al mes, aunque no la dirijo yo. Mi papá, era un importante abogado, al morir me dejo todos sus bufetes a nivel nacional e internacional. Tengo inversiones en la bolsa que me dejan bastantes ganancias, soy sueño de una bodega de vinos en italia, herencia de mi abuela, además de todos los negocios en Irlanda, de mis abuelos paternos. ¿Por qué crees, que yo me interesaría en una mujer, por un título? ¿De veras crees que lo necesito? Tan necesitado de dinero me ves.
Es difícil para una mujer que ha llorado mucho aceptar que por cualquier cosa puede volver a llorar, pero así fue. Comencé a llorar como una niña y aumque quise, no pude responder, de repente, sin previo aviso, todo se puso totalmente oscuro. Lo último que recuerdo son sus ojos azules mirándome con ese brillo que tanto me gustaba.
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Una Nueva Oportunidad
RandomAranza Gilerr sufrió una enorme pérdida para la que ninguna mujer está preparada. Eso la convirtió en una mujer fria, su sonrisa se borro de su rostro y la amargura lleno todos los rincones de su corazón. Aun así tiene mucho éxito profesionalmente...