¡Especial!

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Pov Leticia

-Esta a punto de llegar y aún estás ahí subida mirando a la nada. ¡Quieres bajar de una vez!

Dije exasperada mirando a Alicia subida en lo más alto de su observatorio.

Cuando eramos niñas, jamás pensé que mi hermana sería astróloga. Y mucho menos que se enamoraría de las estrellas y las constelaciones.

Alicia había cambiado mucho en estos años. Nada queda de aquella ingenua niñita que tuve de hermana una vez.

-No veo que tiene de malo que este aquí arriba. Después de todo Nick viene a verte a ti. Viene para hablar contigo, yo nada tengo que ver ahí.

Esas palabras eran mordaces y ella sabía que me dolería y por eso las había dicho, para lastimarme.

Mire las escaleras con reservas pues ella odiaba que la gente subiera.

Aquella era una habitación gigante que mi madre había mandado a construir para ella.

Tenía una cúpula preciosa y los alrededores eran de colores muy oscuros que hacían resaltar todas esas estrellas.

En medio de todo había un telescopio gigantesco y sofisticado y alrededor mesas con anotaciones y apuntes.

Alicia daba clases en una universidad muy prestigiosa y lo amaba, la astrología y enseñar jóvenes eran sus mayores pasiones.

Esa habitacion tenía un pequeño piso superior con una ventana gigante que daba al mar y al cielo. Nada más se veía desde ahí.

Alicia usaba ese espacio para refugiarse del mundo. Para esconderse de todo y de todos.

En especial desde que aquella desgracia había sucedido.

-Hey...

Dije llegando a su lado y sacándola de su trance.

A veces le pasaba.

Miraba el mar y el cielo y recordaba que en uno lo perdió todo y ahora se encuentra en el otro.

-No tenias que subir. Ya te dejo que uses mi observatorio para tener tus encuentros a escondida. No tienes que invadir cada uno de mis espacios. A veces, puedes dejarme un poco en paz.

Y ahí estaba otra vez. Sus respuestas mordaces que tanto me dolían.

-Cariño no puedes seguir así. Tienes que levantarte y seguir viviendo. Esto que haces te destruye.

Ella me miró a los ojos y otra vez no la encontré. Hacía mucho no veía a mi hermana en esos ojos.

Era como ver un cuerpo vacío, sin alma.

-Es fácil decirlo cuando lo tienes todo. Cuando la vida no te a quitado nada.

Una lagrima bajo por su mejilla y se me estrujo el corazón por verla así. Nada lograba hacerla sonreír.

-No has perdido todo. A pesar de todo me tienes a mi y será así toda la vida.

Le dije bajito acariciando su mejilla.

Me acerque y la acomode en mi pecho y ahí se dejo vencer. Soltando lágrimas de dolor y amargura.

-No es justo Letty, no merecía que me pasara a mi.

Aquello era algo que pasaba seguido. Desde aquel día mi hermana lloraba casi a diario y yo la consolaba preguntandome cuando ella volvería a ser feliz.

-Lo se Licy, pero la vida a veces no es justa. Tienes que intentar dejarlo atrás hermanita. Me duele tanto verte así.

Ella me apretó y hundió su cara en mi pecho. Yo le acaricie la espalda sintiéndome culpable.

Era una idiota por pedirle ayuda para ver a un enamorado cuando ella sufría de esta forma...

-Se feliz tú. Hazlo por mi. Tú felicidad es la mía.

Yo acaricie su cabeza. Ahí estaba mi hermanita. Ese era su noble corazón hablando.

Con lágrimas en los ojos tomé su carita entre mis manos y la mire.

-Siempre, hasta el día de mi muerte voy a estar contigo. Jamás voy a dejarte sola y te prometo que no descansaré hasta verte reír otra vez. Soy tu hermana y mi mayor alegría es verte feliz.

Ella mostró una diminuta y débil sonrisa y las dos nos volvimos a fundir en un enorme abrazo.

-¿Leticia?

Escuchamos bajito y ella me miró fingiendo una sonrisa y secándose las lágrimas.

-Ve...tu galán te espera.

Yo miré abajo y lo vi, con su cabello color café mirando a todas partes buscándome.

La mire a ella y me pregunte si era correcto dejarla sola.

-Yo...

-Ve, ya lloraré y me abrazaras de nuevo esta noche.

Yo sonreí y le di un beso en la frente.

La amaba, más que a mi vida. Quizás porque desde que nacimos eramos ella y yo, siempre juntas desde el primer minuto.

-Te amo y te prometo que pondré una sonrisa en tus ojos.

Ella asintió y me empujó un poco para que bajara.

-También te amo.

Dijo bajito, pero la escuche muy bien.

-¡Ahí estás!

Exclamó Nick viéndome bajar y mi corazón se aceleró en mi pecho solo con verlo.

Me sentía una idiota por estar tan perdidamente enamorada.

-Hola guapo.

Le dije llegando a él y dándole un pequeño beso.

-¿Estas bien?

Interrogó él limpiando el ratro de lágrimas en mis mejillas.

-Nick voy a necesitar tú ayuda—Él ladeo la cabeza y frunció el ceño—tengo que curar un corazón.

Continuara....







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