13''🖊Esa sonrisa🖊''

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El lunes cuando amaneció desperte feliz enredada entre mis sabanas.

Me levante de la cama estirando mis músculos y me acerque a la ventana.

Era algo que adoraba, el sol de la mañana acariciando mi piel siempre era lo mejor para empezar el día.

Luego me di un baño y me coloque un pantalon de mezclilla con cortes en diferentes partes, una blusa de encaje negra con unos dibujos preciosos que ayudaban a ocultar mi piel y encima un sobretodo beige con aberturas en los brazos.

Me coloque mis preciosos zapatos negros de aguja y tome mi bolso.

El día prometía ser cansado así que lo mejor era empezar lo antes posible.

-Rob dime que llegará pronto.

Comente cerrando una carpeta que había dejado a media el día anterior. Era un informe de ventas importante que debía enviar cuanto antes.

-En cuatro días estará aquí.

Dijo sin apartar la mirada de la carretera.

Su sonrisa, aunque intentó disimularla, era notoria.

-¿También la extrañas verdad?

Interrogue elevando una comisura.

-Ya sabes que si.

Respondio él, solo ese hombre frente al volante era capaz de tratarme como una niñata sin importancia. Solo él podía desobedecer mis ordenes e incluso regañarme, él era el único hombre al que respetaba aun más que a mi propio padre o quizás Rob siempre había sido lo más cercano a un padre para mí.

-Tú sonrisa también dice algo agradable—Agregó mirándome ahora si a través del espejo—¿Lo verás hoy?

No era necesario decir nombres, ni ser especifica. Sabía de quien me hablaba.

-Creo que si. No soportaría un día más.

Con Rob yo era simplemente Aranza, sin necesidad de mentir o fingir. Era maravilloso tener con quien quitarme la máscara de mujer fría.

-Recuerda comportarte.

Me ordenó mirándome amenazante por el espejo retrovisor.

-Si señor.

Simule el saludo militar y justo en ese momento llegamos a las puertas de la ChocoEs, donde me esperaban Antonella y Coralain.

-Nos vemos al rato Rob.

-Que tengas un buen día.

Me baje del auto y me acerque a mis dos secretarias sin perder la sonrisa del rostro.

-Buenos día señorita.

Saludó Antonella que no llevaba nada en sus manos y no me sorprendio cuando fue Coralain la que recito mi agenda todo el camino hasta el ascensor.

-Y a las dos de la tarde tiene una cita con el señor Hobson.

-Coralain déjame libre desde las doce hasta las tres. No pienso volver hasta esa hora.... ¿puedes arreglarlo?

Le dedique una mirada y la encontré revisando su agenda y la tablet.

Ella hizo algunos apuntes y luego levantó la mirada sonriente. En ese instante llegamos al piso en el que estaba mi oficina.

-Listo señorita. La cita la pase para las cuatro y media. Entonces yo revisare el contrato de la nueva tienda y se lo enviare esta noche, para que solo tenga que leer el resumen.

La chica era al menos responsable y eficiente. Sin dudas una buena contratación.

-Gracias Coralain. Sabía que lo podías hacer. No me traigas el café, Antonella te quiero en mi oficina en diez minutos.

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