XVIII

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Disfrutan de muchos más desayunos juntos. Y almuerzos compartidos entre todos. Y noches degustando licores —para su sorpresa, ella es fanática de tomar buenos vinos y licores, si bien prefiere los dulces—.

Y pasan, también, mañanas perezosas en la cama, y noches interminables.

Tras dos meses juntos, puede decir que conoce mucho de ella y, aun así, hay muchísimo más que le gustaría saber...

Está enamorado de ella, sí, y ocurrió lentamente, y luego de manera abrupta, y lo cierto es que aquí está, intentando lograr algo que le aterra, porque si bien la ama, si bien la quiere a su lado, es consciente de que es esto, justo esto, lo que podría empujarla a apartarse de él.

¿Y si tiene una vida, una vida de la cual él no puede formar parte? ¿Y si tiene una pareja o, peor aún, un esposo...?

¿Y si recuerda que ya ama a alguien, mucho más de lo que lo ama a él?

El solo pensamiento lo aterra, pero, si ha aprendido algo tras perder a Aziraphale, es que está viejo y cansado para jugar a indirectas o a idilios de una noche.

Quiere una vida entera con ella, y no va a perder tiempo dudando; este es el camino que debe seguir. No puede vivir una mentira, después de todo.

Y por eso, trabaja día y noche para encontrar la cura.

El castillo ambulante de CrowleyWhere stories live. Discover now