La poción funciona a la perfección; Aziraphale se mira al espejo y ya no lo saluda el rostro de una extraña.
Y así, retoma sus labores como sombrerero local.
—Me tomé unas bien merecidas vacaciones —responde a cualquiera que le pregunte sobre su ausencia—. Pero ¡ahora estoy listo para confeccionar más y mejores sombreros!
Sí, la vida retorna a la normalidad, y es agradable y cómodo, como sentarse con una manta frente a la chimenea. Es más; Anathema y Newt se mudan a la ciudad haciendo caso del argumento de Anathema que sostiene que «la familia debe estar junta», así que lo ayudan con la administración de la tienda, y le hacen compañía.
Esto es particularmente útil los días que mira debajo del manzano y siente que algo le falta.
(Y sabe qué, por supuesto; solo que mantiene la esperanza, tontamente, de que, si evita pensar en él, la realidad le hará una pequeña concesión y le evitará algo de sufrimiento).
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El castillo ambulante de Crowley
FanficHace mucho tiempo, en un pueblito de tejados pintorescos, había un sombrerero que adoraba tres cosas por encima de cualquier otra: los sombreros, un libro sobre un conejo de porcelana que no sabía amar y un hechicero, dueño de un castillo ambulante...