⤷Capítulo Uno.

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Kim Jimin era un niño de apenas seis años,él,a pesar de haber sido criado en un ambiente "normal", tenía ciertos gustos diferentes.
No,a Jimin no le gustaba salir a jugar con sus amigos a la pelota, tampoco mancharse su ropa que con mucho cariño su mami arreglaba para él con ese feo y café lodo. Jimin tenía gustos distintos, le gustaba juntarse con las niñas de su salón, y no es como si nunca hubiera estado con los niños de su salón en el recreo, pero éstos aveces eran tan crueles diciéndoles de cosas que,aunque no supiera cuál era aquel sentimiento,hacían doler su pechito.

Las niñas eran diferentes, siempre lo juntaron en sus grupitos, le defendían y lo mejor de todo ¡le pintaban las uñas color rosa!.
Hyuna decía que era pintura de primera,pero era obvio que al ser una niña aún la pintura se cayera a los dos días de haberla puesto.

Pero eso no le importaba a Jimin, le gustaba cuando sus pequeñas uñas tenían ese brillo al igual que sus labios, pero ese era otro tema porque el labial de brillitos se iba muy fácil cuando pasaba su lengüita por sus labios,trató de no hacerlo pero le era imposible cuando tenía la tentación justamente en sus labios.

Para Kim Jimin todo era normal en su casa, sus papis se querían tanto que incliso su papá Namjoon aveces le dejaba toda la cama a su mamá Rose para que pudiera descansar y este dormía en el sofá.

Aunque debía aceptar que prefería a su papá, él siempre que podía llegaba del trabajo con un regalo nuevo, porque por otro lado su mamá sólo le repetía que se debía juntar con los aburridos de los niños.

Aún así Jimin los amaba por igual, porque eran la familia perfecta...

La puerta principal de aquella casa de dos pisos se abrió justamente a las nueve con treinta dejando ver a Kim Namjoon, un hombre de treinta años.
Su traje negro ya no estába perfectamente arreglado como en la mañana, su corbata desapareció junto al zaco y los primeros botones de su camisa estaban desabrochados.
Su rostro mostraba cansancio pero aún así cuando vio a su pequeño llegar corriendo hacia él, sonrió y lo cargó de inmediato tirando su portafolio en el acto.

-Pero miren a quien tenemos aquí.-Namjoon besó la frente del menor.-Al principe Kim Jimin.

El nombrado rió tierno mientras sus mejillas se ponían rojitas.

-Papi, te extrañé mucho mucho muuuucho.-Con sus dos manitas atrapó las mejillas de su padre y empezó a moldearlas como si fueran plastilina, Namjoon, por seguirle el juego, empezó a hacer caras raras y divertidas escuchando a su hijo reír.

Finalmente se dirigió a la sala donde hojas y crayolas estaban en el suelo.

-¿Dónde está mamá?.

-En la cocina.

Namjoon se puso en cuclillas y dejó a su hijo en el suelo, rebuscó entre los bolsillos de su pantalón y segundos después sacó entre su mano tres pinturas de uñas color rosa, obviamente de diferentes tonos.

-Mira lo que he comprado para ti.-Susurró el mayor viendo los ojitos de Jimin brillar y una enorme sonrisa pintar su rostro.

-¡Se las iré a enseñar a mamá!.-El pequeño niño arrebató el regalo entusiasmado y salió corriendo hacia la cocina.

NamJoon suspiró, no se venía nada bueno por tal regalo,pero no le importaba, él solo quería ver a su hijo feliz y si esas pinturas lo hacían pues entonces sería capaz de crear su propia marca de pinturas para verle la sonrisa a su hijo toda la vida.

Cuando pensó que nada malo pasaría Rose llegó con él, las pinturas en mano y con una cara de enojo, a, y con Jimin detrás de ella con la cabeza viendo hacia el suelo.

𝖴𝗇̃𝖺𝗌 𝖢𝗈𝗅𝗈𝗋 𝖱𝗈𝗌𝖺 -𝖭𝖺𝗆𝖩𝗂𝗇  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora