Treinta

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Al entrar a la habitación, encontré a mi polola y su mejor amiga hablando.

—Hola, chiquillas — le dije al entrar.

—Wena po, Diego — me saludó la Mila. Se acercó y le di un beso en la mejilla.

—¿Cómo estamos? — le pregunté y movió un poco su cabeza, de lado a lado.

—Más o menos — contestó e hice un puchero.

Me acerqué a la cama y vi el rostro de mi bonita polola.

—¿Cómo estai, bonita? — le pregunté, mientras le hacía cariño en la mejilla.

—Lista para quedar pelona — contestó y escuché la risa sonora de las dos mujeres en la habitación. Sonreí.

Me senté en el sillón y me quité la mochila para sacar la afeitadora.

—¿Estai nerviosa? — escuché de parte de la Mila hacia mi polola. La miré inmediatamente.

—Un poco — contestó.—Ayúdame a sentarme — le pidió.

Luego de quince minutos armando la afeitadora, (porque no había llevado el libro de instrucciones) me acerqué y la enchufé.

—¿Estai lista? — le pregunté.

—Sí — dijo, al mismo tiempo que se daba vuelta a mirarme. Llevaba una trenza larga que le había hecho la Mila y se veía tan bonita.—Pucha, me voy a poner a llorar — susurró y se tapó la cara.

—¡No llores! — habló la Mila y la abrazó.—Deja sacarte una foto, te ves muy bonita — le dijo su mejor amiga. A continuación, la morena sacó su celular y le sacó un par de fotos a su amiga.—Ay, Diego, sácate una foto con ella — me dijo y sonreí. Me puse al lado de la Rebe y la Mila nos sacó algunas fotos.

Después de las fotos, nos quedamos callados.

—¿Lo hago? — le pregunté a la Rebe y asintió.

—Pero, yo creo que sería más fácil cortar la trenza — me sugirió y asentí.

—Lo que diga la clienta — susurré y se rió.—Mila, en mi mochila hay una tijera, pásamela por fa — le pedí y fue a buscarla para pasármela.

Una vez que tenía la tijera en mi mano, corté la trenza de una y tomé la afeitadora rápidamente.

—Hazlo — me dijo la Rebe.

Encendí la afeitadora y la pasé por su cabeza. Me sentí un poco nervioso, pero ella solo se reía de los nervios y veía como su cabello caía.

[...]

Después de una hora, había terminado. Con la Mila habíamos hasta limpiado y le dimos un espejo para que se mirara.

—¿Me veo mal? — nos preguntó y negamos al mismo tiempo.

—Te ves muy bonita — le dije y se volvió a mirar en el espejo.

—Solo espero que mi pelo crezca — susurró.

—Ay, te va a crecer muy largo y puede que hasta más ruliento — le dijo la Mila a mi lado, yo solo asentí.

—La Mila tiene razón — afirmé. Me fui a sentar en el sillón y se me vino una duda a la mente.—¿Cuando tienes la quimio? — le pregunté.

—En un par de días — contestó y asentí.

—Diego, ¿no teni hambre? — me preguntó la Mila sentada en la otra silla.

—En realidad, sí — le contesté.

—¿Vamos a comer a la cafetería? — me invitó y asentí.

—Vayan nomás, yo intentaré dormir un poco — nos dijo la Rebeca.

Salimos de la habitación con la Mila y comenzamos a caminar por el largo pasillo para llegar al ascensor. Una vez dentro, habló en un tono más bajo.

—Tiene miedo de que la dejes — me confesó y la quedé mirando.—De todas formas intenté decirle que no la ibas a dejar — agregó. Estaba preocupada, se le notaba en el rostro.

—Yo ni siquiera puedo aguantar dos días sin saber de ella y piensa que la voy a dejar — susurré y me miró.

—Todavía se siente culpable de no haberte dicho la verdad — me dijo.

—Ya, pero ya pasó. Me di el tiempo para pensar las cosas y ahora, más que nunca, no puedo alejarme de ella. Mila, tiene cáncer y hasta a mi me da miedo que no pueda sobrevivir — se me escaparon un par de lágrimas y me las enjugué rápido.

—Va a estar todo bien, Diego. La Rebe es muy fuerte y siempre sale adelante — me consoló.

—Lo sé y gracias — le dije sinceramente.—¿Cómo vai con el Martín? — le pregunté para cambiar de tema. Justo se había abierto las puertas del ascensor y salimos para dirigirnos hacia la cafetería.

—Más o menos, hemos tenidos problemas — me contó.

—El amor es así — le dije y asintió.

—Terrible ahueonao el amor — susurró.

—O nosotros somos los ahueonaos — le respondí.

Nosotros éramos los ahueonaos que no sabíamos amar, lo demás era pura excusa barata...

N//A: me encanta que el Diego se le salga lo filósofo a veces🥺

—WeaOriginal🌚✌🏻

Pa callao'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora