Cuarenta y ocho

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Me levanté temprano para ir donde el terapeuta. Prácticamente estuve callao todo el rato y respondía las preguntas cortantemente, pero realmente no pudo sacarme ninguna información relevante como para seguir conversando. Fui a perder el tiempo nomás.

Iba en camino a juntarme con la Cote. Iba llegando tranqui al café, cuando la vi sentada con una expresión un poco de nerviosismo.

—Hola, Cote — le dije y me acerqué a darle un beso en la mejilla.

—Por fin llegaste, Diego — suspiró.

—Sorry, me quedé huebeando — me disculpé.

—Siéntate pa que hablemos — me dijo y asentí.

Me senté al frente de ella.

—¿Ya pediste algo? — le pregunté y negó. Sus expresiones eran muy raras, estaba como ida y miraba hacia atrás a cada rato.

—No, solo te estaba esperando — respondió.—¿Te tinca pedir algo y conversar cuando nos llegue la comida? — me ofreció.

—Dale, sí — acepté.

[...]

Estuvimos esperando un rato hasta que llegó la comida y empezamos a hablar del tema concreto.

—¿Estai bien? — le pregunté, mientras me llevaba la bombilla metálica a mi boca.

—No, hace poco me enteré que mi papá contrató a alguien para que me siguiera y por eso ando media asustá — me contó.

Busqué en el bolsillo de mi pantalón y le pasé unos lentes de sol.

—Póntelos por si acaso — se lo extendí.

—Gracias — me los recibió y se los puso.—Ayer igual me enteré que nuestros papás nos quieren juntos y Diego, yo sé que hace meses tuvimos problemas por ese tema, pero yo ya no quiero estar contigo, porque yo sé que tú estai con la Rebe y yo estoy conociendo a alguien más...— me explicó, pero la interrumpí.

—Ya no estoy con la Rebe — tiré la oración de golpe. Observé como dejó de comer para mirarme a través de los lentes.

—¿Escuché bien? — me preguntó y asentí.—¿Por qué? — dejó de lado su plato para escucharme atentamente.

—Ni yo mismo sé, solo me dijo que a su lado no había futuro — le conté.

—Perdón — susurró.

—No te disculpes, si no pasó ná contigo — intenté sonreírle, pero realmente no me sentía bien.

—Es que sé qué se siente que no te den explicaciones — me dijo y asentí.—Diego, si necesitai hablar el tema, podi hacerlo conmigo — agregó.

—Gracias, pero supongo que lo superaré con el tiempo — respondí y me llevé el tenedor con comida a la boca.

—Bueno, la cosa es que haré lo posible para que mi papá cambie de opinión. No te quiero amargar la vida a mi lado, porque sé que no serás igual de feliz que con la Rebeca, aparte estoy conociendo a un hueon del liceo — sonrió.

—¿En serio? — le pregunté con interés.

—Sí, pero todavía no te diré quién es hasta que esté segura — me contó un poco emocionada.

—Bueno, yo estaré aquí para que me cuentes al final — acepté y nos sonreímos.

La Cote había cambiado y se notaba, se notaba hasta en su forma de hablar. Sabía que ya no sentía nada por mi y eso me relajaba, pero también sabía que nos estábamos empezando a llevar bien. Esa tarde estuvimos hablando sobre nosotros y el pasado, poco y nada hablamos del futuro, porque nos agobiábamos con tan solo pensar que debíamos hacer algo con nuestras vidas.

Quizás, la Cote nunca fue como había sido en su momento. Quizás, solo necesitaba parar y darse cuenta que había alguien mejor a su lado, pero que nunca le dio importancia y una vez que abrió los ojos, pudo entender sus reacciones anteriores con diferentes personas.

N//A: esperaban ese plot twist?👀

—WeaOriginal🌚✌🏻

Pa callao'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora