Chaeyoung nerviosa caminaba a paso rápido, miraba la hora, iba al menos treinta minutos tarde. Seguro la regañarían, pero intentaba despejar su mente de aquellos pensamientos y sólo concentrarse en ir más rápido.
Llegó a ese lugar del pueblo más oscuro, donde no todo era tan feliz y bonito, se encaminó hasta una casa no muy grande y golpeó esperando ser recibida. Le abrieron a los pocos segundos y la dejaron entrar, no llevaba mucho tiempo allí en comparación a otroa, pero ya la reconocían y le tenían algo de respeto. Bajó hasta el sótano, un sector incluso más aplio que la casa, allí abajo había más gente reunida y en un sillón específico estaba una mujer sentada.
De apariencia fuerte, carisma cayendo a cántaros desde sus ojos y postura, la lámpara justo sobre su cabeza y siendo la única iluminación del oscuro lugar. Esa mirada fría cayó sobre Chaeyoung con fuerza, pero la chica miraba al rededor comprovando que el evento parecía no comenzar aún, por lo que no entendía en su totalidad los asesinos ojos que le dedicaba la mujer.
— Llegas tarde
Chaeyoung asintió murmurando una disculpa, vio su espacio y allí se sentó, intentando ignorar la mirada que le daba la mayor, aunque por dentro estaba temblando como un pequeño cachorro abandonado.
— Tenías que estar aquí hace mucho
— Me retrasé
— ¿Sabes lo que provocó tu retraso?– La menor le evitaba la mirada — Responde
— No lo sé — Bufó Chaeyoung — Pero ya no importa, ella aún no llega — Escuchó la risa sárcastica de la mayor.
— No tarda, pero debías hacer algo antes de que ella llegara — Chaeyoung frunció el seño confundida — Quería que trajeras a Eunbi — La menor soltó una risa.
— ¿SinB? — Su burlón hoyuelo hacía aparición — Lo que menos quiere es estar acá
— Era por Sana... — Espetó la mujer — Antes eran buenas amigas... — Se escuchaba nostálgica.
— Todo aquí es por Sana... — Susurró muy bajo Chaeyoung.
Pensó que nadie la había oído, pues de seguro la regañaban si escuchaban tal declaración, pero un golpe en su hombro la hizo levantar la vista con molestia. Sus ojos se encontraron con Jeongyeon, la mano derecha de la jefa, quien seguía esperando impaciente por la llegada de su autoconsiderada hija.
Chaeyoung lleva aproximádamente dos años perteneciendo al clan, sus padres no lo han sospechado y es tan astuta que la jefa se fijó en ella, lo cual significa el mayor honor entre todos los pertenecientes al clan. Jeongyeon tiene sus dudas, ambas no se caen muy bien, pero Jeongyeon tiene claro que mientras la jefa tenga en estima a Chaeyoung, no puede hacer mucho.
No esperaron demasiado, en realidad todos lo hacen por complacer a la jefa y tener alguna recompenza, mientras más cercanos, es mejor.
Jeongyeon se mantuvo cerca de la puerta para ella recibir a la invitada estelar, la conoce desde que era una pequeña niña, ambas se tienen mucho cariño que va más allá de pertenecer al mismo clan y hacer los mismo trabajos codo a codo. Cuando abrió la sonrisa fue inmediata, a pesar de que la recién llegada era más tímida a la hora de sonreir, pero aún así se abrazaron mientras Jeongyeon vociferaba lo feliz que estaba de verla.
La jefa escuchó desde el sótano y en sus labios se posó una sonrisa, suertudos los que pueden ver esa faceta en ella, otros rumores aseguran que su corazón está completamente congelado.
Pero no, no está congelado, principalmente porque la llama en su corazón se enciende al momento de tener a su hija no legítima cerca, siendo alguien mucho más fácil de llevar. Los fieros ojos se transforman en unos llenos de amor, la sonrisa carismática pasa a ser una dulce, la postura autoritaria pasa a ser una familiar y sus brazos pican por tener a la menor otra vez en un abrazo.
— Ya llegué... — Dijo algo tímida Sana una vez estuvo en el sótano — Hola a todos
Sana conoce a quienes están ahí, con muchos hizo algunos trabajos en conjunto o la conocen de pequeña, lo cual significa que son de la confianza de la jefa. Muchos se acercan a felicitarla, la elogian por su desarrollada belleza y recalcan como ha crecido a lo largo del tiempo, Sana agradece con su tímida sonrisa a todos he intenta ser amable.
Sus experiencias de vida y su forma de crecimiento, instruido por la jefa, la hicieron algo reservada, algo fría, pero no con la intención de serlo, simplemente no aprendió a relacionarse de forma más afectuosa con los demás, o a siquiera relacionarse. También era callada, sus profundos pensamientos los compartía con ella misma y solo a veces con la jefa o sus profesores, pero, nuevamente, no es algo que estuviera en ella de por sí, fue enseñada de esa forma y se acostumbró a ello.
Y justo en frente ahora tenía a su gran influencia.
— ¿No vas a abrazarme? — En Sana se dibujó una gran sonrisa sincera.
— Hola, Nayeon
Se fundieron en un abrazo cariñoso que a todos les enterneció ver, esa faceta de ambas era encantadora, Jeongyeon de brazos cruzados las veía desde una esquina. Chaeyoung rodó los ojos viendo la escena, se puso en pie y se dispuso a abandonar el lugar de inmediato, no pensaba soportar ese espectáculo.
Mas Nayeon abrió los ojos en medio del abrazo, notando como la pequeña chica se iba. Se separó sólo un poco de Sana mientras seguía sonriendo.
— ¡Chaeyoung! ¿Dónde vas? — La menor volteó con la cabeza agachada.
— Pensé que no me necesitaban más aquí
— ¿De qué hablas? Hoy hay cena familiar, Sana nos va a contar como le ha ido en la ciudad y en la universidad ¿No? — La nombrada asintió.
Chaeyoung formó una sonrisa algo más sincera, al parecer ella entraba en el concepto de "Cena familiar", lo cual hacía que todos los demás la vieran con admiración.
Eventualmente todos dejaron el sótano hasta que sólo quedaron Nayeon, Jeongyeon, Sana y Chaeyoung, quienes hablaron largo rato y compartieron esa cena donde la principal protagonista era Sana quien, a pesar de no hablar demasiado, tenía totalmente la atención de Nayeon.
N/A: yo creo que todos ya sabíamos qie nayeon era la jefa dkjfkfjf pero iwal me aguanté bastante hasta explicitarlo
ESTÁS LEYENDO
Hurts: The Beginning of the Lovely Hurt ‐ Saida/Dubchaeng
FanficSegunda temporada de mi saga "Hurts". Sana tiene un pasado que la hace ser como es, al igual que Dahyun. Al final, la práctica forma nuestro ser. Su amor no siempre fue doloroso, hubo una buena época, una que Sana extraña pero a la vez no. Lleno de...