Capítulo 42

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Sana ya estaba en su dormitorio junto a Bambam para la noche, el chico aún tiene asuntos que solucionar por lo que aún no deja el dormitorio, y parece ser la decisión acertada luego de ver llegar a su amiga con los ojos hinchados y nariz roja. Nunca la había visto así, y le quiere hablar para intentar ayudarla en esta faceta tan vulnerable, tal como ella lo ayudó a escapar con vida no hace mucho, pero la sola mirada de la chica le advierte que ninguna palabra será bien recibida en ese momento.

Está recostada ahora mirando el techo, es algo normal en ella hacer eso, vaciar sus pensamientos y enlistarlos en las tablas que están por sobre ella, pero ahora todo está vacío, no logra programar nada, el contrato con Song Mino, Nayeon, su carrera, el clan, Bambam, nada en ese momento existe para ella. Sólo los ojos aterrados de Dahyun, cuando planeaba golpear a muerte a Chaeyoung luego de enterarse del engaño.

¿Acaso Nayeon tenía razón?

¿Era todo un error?

Su segundo teléfono vibra y sabe que debe cumplir con su responsabilidad, porque ya dejó demasiasas cosas de lado y lo último que quiere es más problemas. Saca de debajo de su cama la orden, Bambam le ofrece ir él, pero ella con enojo le recuerda lo pasado la última vez que el chico trató de hacerse cargo, Bambam entendió que era mejor sólo guardar silencio.

Llegó al callejón acordado, pero en vez de encontrarse con una nueva persona, se encontró con el mismo tipo que quiso hace mucho tiempo engañarla, de inmediato asoció que probablemente había cambiado su número de teléfono para no ser descubierto.

— Qué haces aquí

— Por favor, lo necesito — Estaba temblando — Nadie me ha vendido, estoy desesperado, haré lo que quieres — Sana notaba los síntomas de abstinencia.

— ¿Tienes dinero?

— No, pero-

— Entonces no

— ¡Por favor!

— ¡Dije que no!

El chico, preso de la desesperación causada por la abstinencia, se abalanzó contra Sana en el intento de arrebatarle el encargo que había pedido, pero la chica con experticia lo esquivó, tomándolo de los hombros y arrastrandolo hasta el fondo del callejón junto a las quejas que el chico soltaba.

Lo golpeó, para darle una lección, para que entendiera que con ella no se juega, que le debe respeto, que ella está por sobre él en ese momento, para ponerlo y devolverlo a su lugar.

Sana sabe que es igual a Nayeon.

Desató su frustración en él, probablemente le rompió algo en el proceso, sus duras patadad no se contenían y no tenía temor de nada, el ataque de ira exponía a una Sana enajenada incapaz de controlarse, lágrimas de desesperación caían de sus ojos, su rostro rojo de rabia al recordar la escena de Dahyun y Chaeyoung besándose, ¿Cuántas veces lo habrán hecho a sus espaldas? Sus manos bañadas en sangre no querían parar.

¿Chaeyoung era mejor mejor para Dahyun? Muy probablemente, pues qué era ella, la chica que tanto odia tiene razón, acaba de demostrarlo. El cuerpo inmóvil pero aún vivo del chico reposa en el suelo, con muchas dificultades para respirar, está inconciente y Sana por fin se calma. Lo hizo una vez más, se traicionó a sí misma.

En el pueblo, para ser más específicos, en la casa de los Kim, Dahyun está frente al espejo viendo su rostro duramente golpeado, Minju la mira aterrorizada desde el umbral de la puerta. Su labio está roto, su mejilla enrojecida y sospecha que próximamente será morada, su cabello desordenado y los rastros de lágrimas de dolor siguen allí.

Su padre se mostró sereno, pero luego de una vuelta por el bar, volvió dispuesto a pedir explicaciones.

Y Dahyun esta vez no calló por su hermana, ya estaba harta de ello, gritó y pataleó ante cada insulto y amenaza cruel que soltó su padre, quejandose de cada golpe, suplicando piedad a gritos, haciendo un escandalo gigante para que alguien la salvara.

Minju no pudo hacer mucho, un palmetazo le llegó de parte de su padre al tratar de separarlos, el ebrio hombre se marchó de nuevo al ver lo que había ocasionado. Pero en la menor de la casa quedaban algunas de las palabras de su padre, y encaró a su hermana.

— ¿Es cierto? — Dahyun volteó a verla — ¿Estabas con esa chica y la engañabas con Chaeyoung? ¿Se pelearon por ti? ¿Hay gente peligrosa que puede hacernos daño? ¡¿Es todo esto cierto?! — Minju dejaba caer sus lágrimas.

— No podía proteger tu mente para siempre, lo siento mucho

Y tras decir eso, pasó por el lado de su hermana en dirección a la puerta, prometiendo volver para el día siguiente y darle de comer, Minju corrió a encerrarse en su habitación para buscar algo de seguridad, aunque ya ni en su casa lograba sentirse segura.

Dahyun caminó y caminó a donde la llevaran sus pies, la luz de la luna iluminando su camino, expuesta al ataque de cualquiera que la viera como enemigo en ese momento, ¿Cómo no lo harían? Traicionó la confianza de Sana, con un gigante clan respaldandola, pero Dahyun ya no le tiene miedo a la muerte. Es más. A veces quiere sólo encontrarse con ella.

¿Lo que pasó fue su culpa?

Su cada vez más apagada conciencia, le dice que sí, que pudo detenerlo todo de raiz desde un comienzo, que pudo buscar mil y una soluciones para no terminar en lo que está ahora, que pudo haber dañado mucha menos gente si no hubiera sido tan egoista.

Pero Chaeyoung le ha mostrado cómo cargar las desgracias en otros a veces es más fácil, y si Sana no hubiera peleado a muerte con Chaeyoung, nada de eso estaría pasando. Si su mejor amiga no la hubiera besado, todo estaría bien con Sana. Si su novia, o ex novia, no la hubiera salvado del asalto, no tendría que preocuparse de un estúpido clan siguiendola. Si su padre no la hubiera molido a palos, su salud mental estaría bien. Si su madre no hubiera muerto, ella estaría protegida.

¿Cómo podría ser su culpa?

Con el extenso mar que se despliega frente a ella, sólo puede desear la presencia de Sana en ese momento, su abrazo brusco pero reconfortador, sus besos torpes pero lindos, sus apretones de mano dolorosos pero protectores.

Y Sana, en su lugar especial, escuchando las olas golpear con brusquedad las rocas a esas altas horas de la noche, desea lo mismo.





































N/A: ay, dahyun...

Hurts: The Beginning of the Lovely Hurt ‐ Saida/DubchaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora