❝¿Se puede escribir un nuevo capítulo?
La vida tras las rejas es mucho más difícil de lo que se piensa.
Jimin no quiere olvidar y sus días se vuelven más y más opacos.
¿Quién será capaz de agregar un colorido a estos?
¿Él? Debía ser una broma de...
Volví a retomar mi camino hacia donde se encontraba Namjoon, lo había encontrado y ambos estábamos revisando a los reos sospechosos hasta que uno de mis hombres me había informado de la pelea y no dude ni un minuto en ir a proteger a Jimin. Tenía total importancia en mi corazón y que hubiera salido casi ileso de aquella pelea con Baekhyun me inflaba el pecho de orgullo.
—Ya estoy acá. — abrí la puerta y la cerré con pestillo, Joon estaba completamente concentrado en uno de los archivos. — ¿has encontrado algo?
—Ya llevo cinco y nada, es frustrante. — gruñó y siguió con su mirada fija en el computador. — ¿está jimin bien?
—Nada grave, se podría decir que Baekhyun salió más herido que él de hecho. — el pelimorado me miró brevemente algo sorprendido. — seokjin está con él.
—Perfecto, lo ideal es que todos nos mantengamos alejados de cualquier conflicto. — musito con rapidez y siguió mirando la pantalla. — creo que, podría ser... — medito y tecleo un par de cosas sin perder de vista lo que veía en la pantalla del computador. — ¡al fin!
—¿Qué es? – pregunté y me acerque, Nam estaba eufórico.
—Al menos cinco son infiltrados, han trabajado en el tráfico de drogas en el sector sur de la capital y es ahí por donde los Min se movilizan. — sonrió satisfecho. — es perfecto, hay que reducirlos cuanto antes.
—Hablando sobre otra cosa. — musite y la mirada de Nam me dio a entender que prosiguiera. — aquel día que fui a buscar información de Yoongi. — un nudo se había formado en mi garganta. — la información que logre encontrar es completamente verídica y lo que sucedió ese día lo confirma. El punto es que tengo que contarte todo para de una vez atacar su punto débil.
—Esta bien. — se acomodo en la silla y me miró. — cuéntame todo.
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Avanzaba nuevamente por los pasillos, Nam se había apresurado para llegar al lado de Seokjin cuanto antes y como yo no tenía tanta prisa decidí ir a paso calmado hasta el comedor. Mis ojos no lograron percibir absolutamente nada, ni siquiera cuando era tan evidente.
Solo sentí como me aprisionaban entre más de tres nombres (eso según las manos que sentí sobre mi cuerpo) y me arrastraban con facilidad tras inyectarme alguna especie de droga que a pesar de ser un calmante no me quitaba todas las fuerzas y con la poca que tenia forcajeba, pero la parecer Min había contratado a unos verdaderos gorilas para apresarme.
Fue cuando en menos de lo que esperaba estaba completamente amarrado en una habitación, la iluminación era escasa pero sabía perfectamente donde estábamos. Era una de las oficinas de los oficiales que estaba desocupada desde hace dos años, lo sabía porque había ocupado la habitación para fines similares contra infiltrados.
—Jeon Jungkook. — susurro una voz entre las penumbras, con cortos pasos se expuso a la luz artificial. Claramente era él y no podía ser nadie más. — ha pasado poco ¿no crees?
