Finalmente, sucedió aquello para lo que Arno había pasado entrenando prácticamente la mitad de su vida. Su primera misión, fuera de las pretenciosas instalaciones de la "guarida" de los templarios. Un par de días atrás, Shay le había dado la grata noticia, el maestro Kenway le había asignado una tarea aparentemente sencilla. Simplemente debía recuperar algunos manuscritos en Inglaterra; era más fácil ahora si se tenía en cuenta que, el antiguo maestro asesino que coordinaba el lugar, Ethan Frye, había muerto menos de un mes atrás (o por lo menos esa información habían recibido), y sus hijos carecían de la capacidad de trabajar en conjunto.
—¿Nervioso? —Preguntó Shay a la par que caminaba con su pareja, sujetando su mano, encaminándose al automóvil para dirigirse al aeropuerto.
—En lo absoluto. ¿Cómo fue tu primer misión? ¿Estabas nervioso? —Ante la pregunta, la piel de Shay se tornó más pálida de lo que ya era.
—Fue un desastre, por eso quiero acompañarte... —Decir un desastre era más bien poco. Acabó con un asesino muerto, un incendio, y como bono extra, un pequeño sumándose a las filas templarias. Arno estaba por preguntar algo, pero los veloces pasos a sus espaldas hicieron a ambos detenerse y darse la media vuelta, soltando sus manos. Se trataba de Gist, si bien Arno en algún momento lo había visto como alguien cercano, luego de enterarse de las actividades que realizaba con Shay cuando estaban fuera, se sentía incómodo con su presencia.
—¿Tú no tenías que estar limpiando la sala de entrenamiento? —Shay parecía desconcertado más que otra cosa. Christopher se encogió de hombros.
—Haytham dice que debo ir con ustedes, ya sabes, las primeras misiones llegan a salir mal. —comentó con cizaña, mirando de reojo a Arno, haciendo clara alusión a llegada del francés; la mandíbula de Shay se tensó, deseoso de poder comentar algo, pero se abstuvo, Arno estaba presente. Arno no tenía ni idea de lo que realmente había ocurrido. Jamás habría pasado por su cabeza que "el amigo de Charles" que lo llevaría a un lugar seguro luego del supuesto accidente con la fuga de gas, había entrado en pánico y había matado al hombre, y entre la riña había provocado un incendio del que, con esfuerzo logró salir.
El viaje en el automóvil fue incómodo, y aún más el del avión; llegando de Nueva York a Londres en varias horas.
Las calles londinenses estaban húmedas, y el asfalto un tanto resbaladizo; ni una hora atrás había estado cayendo un poco de lluvia, y ahora el único rastro que quedaba de ella eran los charcos formados en la calle. Contaba con poder llegar a un hotel y descansar junto a Shay, quizá hacer algo más que dormir... pero la idea quedó descartada al tener a Gist ahí.
Llegaron al hotel, pero apenas Arno estaba sacando las cosas de su pequeña maleta, y Shay buscaba algo en la televisión cuando Gist entró.
—Mientras más pronto acabemos con la misión, más pronto estaremos de regreso...
Fue su argumento para sacar a la pareja de la comodidad de la habitación y ponerse a trabajar de inmediato.
El plan no tendría falla alguna, Arno provocaría algunos disturbios junto con Shay para mantener la atención de los gemelos Frye en algo que no fuera ese viejo tren abandonado que usaban como escondite, y si Gist hacía bien su parte, en un par de horas tendrían esos manuscritos.
Cormac logró ganarse la atención de Evie sólamente con el acabado de su traje, el par de cruces en los hombros de su abrigo y el collar fueron lo suficientemente llamativos para seguirlo y desencadenar una riña en un estacionamiento de un viejo centro comercial clausurado.
Arno por su parte, acabó en el pub frecuentado por Jacob y su banda de asesinos, compartieron entre risas algunos tragos, no era sorpresa que, con la imprudencia de Jacob, este se sentara con cualquiera a beber.
—¿No te he visto antes? —Frye inclinó un poco la cabeza, intentando apreciar mejor el rostro de Arno, cubierto por la capucha de su chaqueta azul. Era imposible que se conocieran, así que no vio problema en bajarla. Jacob lo estudió minuciosamente con la mirada, su atención se centró en la cicatriz que atravesaba parte del tabique del francés.
—¿Arno? —Era imposible, él no recordaba haberlo visto antes ¿verdad? pero hubo algo en esos ojos verdes que le resultó conocido. —¿Arno, no me recuerdas? esa marca en tu cara... te la hiciste en el parque... —Alzó su sombrero de copa y dejó ver una cicatriz que atravesaba su ceja, mientras que esbozaba una enorme sonrisa— Estábamos jugando, Ethan y Charles dijeron que no era buena idea que estuviéramos de pie sobre el asiento del columpio y poco después caímos... ¡Cielos! ¿En dónde te habías metido? Ethan te buscó luego de... el incidente. —Había bastante información que procesar, pero se sentía abrumado con todo ello, así que sencillamente dejó su parte de la cuenta y se puso en pie con intención de huir, su mente estaba hecha un lío.
El menor de los Frye le siguió en una persecución por los tejados, pero Dorian fue mucho más rápido y se perdió entre las sombras de la noche, llegando al hotel sin aliento, y ahora con nuevas dudas en su mente.
La misión les había tomado una semana, seis de esos días fueron sólo en estudiar la rutina de los Frye; cuando recuperaron el manuscrito volvieron a Nueva York sin demoras, esta vez, no fue necesaria la presencia de Gist para mantener a la pareja en un silencio incómodo; sólo las dudas que se habían sembrado en el corazón y mente de Arno bastaron para que se mantuviera callado.
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Betrayer [Arno x Shay]
FanfictionDesafío 30 días de la OTP Arno es criado bajo la enseñanza de los templarios, bajo la tutela principalmente de Haytham Kenway y Shay Cormac.