12. Salir con amigos

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Pese a que Shay y Arno convivían sólo con templarios, sus amistades eran bastante diferentes entre sí, Arno básicamente pasaba sus días con Connor, Élise, Cesare y Lucrezia, después de todo, los cinco tenían casi la misma edad y parecían llevarse bien. Shay por su lado, solá mantener charlas más profundas con el resto de miembros de la orden, especialmente con Haytham y Gist, y cuando bebía lo suficiente incluso podía compartir el mismo humor simple de Thomas.

—Ven con nosotros, será divertido...

Insistió Arno mientras estaban sentados en el balcón, mientras Shay tenía la cabeza recargada en el regazo de su amado; este dejó escapar un suspiro.

—Son tus amigos, Arney, no los míos, y soy casi diez años mayor que todos, ¿de qué podríamos hablar? Tu te has quejado cuando hemos ido a cenas importantes con Haytham...

Dorian frunció el ceño.

—Pero sólo iremos a pasar la tarde al boliche, anda será divertido... y Connor dijo que incluso llevará al chico con el que ha estado saliendo a escondidas. Aunque dudo que Haytham no lo sepa ya, sale con ese chico... Auditore

A Arno le resultaba familiar el apellido del joven mercenario con el que pocas veces los templarios habían tenido el placer de trabajar, aunque él no lo había hecho ni una vez, pero Lucrezia y Cesare sí, no recordaba que en su infancia había llegado a jugar en la tierra con el hermano mayor de este, Federico, igual que con Jacob.

—Bien, iremos...

Shay bufó rendido, se levantó y fue a tomar sus cosas para darse una ducha y arreglar un poco su aspecto antes de salir.

Eran las ocho de la noche cuando la mayoría se encontraba en el boliche, claro, seis de ellos habían salido en conjunto y sólo faltaba un invitado, Ezio, quien llegó corriendo sin aliento diez minutos tarde, al llegar lo primero que hizo fue lanzarse a brazos de Connor, sonriendo despreocupadamente, y unos segundos después saludó al resto de invitados, pero sin duda la mayor sorpresa para Ezio fue conocer personalmente a Shay, había oído numerosas historias de él, que sólo habían hecho crecer su admiración por el irlandés, especialmente al saber que este, incluso había estado en uno de los yacimientos precursores.

Ezio se presentó formalmente ante todos, con completa desenvoltura, aunque a dos de los amigos de Connor ya los conocía, sólo lo hacía en el ámbito profesional. Arno quedó encantado con el carisma del chico, riendo ante sus bromas y haciendo unas cuantas más.

Shay se mantuvo sentado en su butaca luego de eso, manteniendo una expresión seria al ver a Arno y Ezio congeniar tan bien, no estaba celoso, sólo... irritado, especialmente porque sus planes para esa noche distaban mucho de pasarla en una pista lanzando bolas de casi siete kilos.

Connor parecía más relajado, le daba poca importancia al hecho de que Ezio estuviera con Arno, después de todo ya conocía el carácter tan social de su novio.

—Quita la cara larga, Shay, Arno sólo te quiere a ti... además, Ezio no está interesado en alguien que no sea Connor.

Murmuró Élise, llegando a tomar asiento al lado de Shay sonriendo en un intento de animar al mayor, aún si no eran amigos cercano y, en realidad apenas sólo cruzaban pocas palabras más allá de las de la hora del desayuno.

Shay soltó un resoplido y se apresuró a negar.

—No estoy con cara larga por eso...

Sacó de su chaqueta una caja negra con discreción, la abrió, cuidando que nadie más viera el anillo platinado que descansaba en el interior, aunque el resto estaba demasiado ocupado en sus asuntos para prestar atención de cualquier manera.

—Oh por Dios... Shay...

La pelirroja llevó sus manos a su boca, tratando de ahogar una exclamación de felicidad.

—Se lo quería pedir hoy, salir juntos a cenar y eso, no esperaba estar en un lugar así...

Shay estaba por guardar el anillo una vez más; lo llevaba, porque no había tenido tiempo de dejarlo en su dormitorio, lo había dejado en su abrigo favorito la noche anterior, anticipando el momento. Élise lo detuvo, y negó.

—Deberías hacerlo ahora.

Cormac alzó la mirada a donde Arno, quien sujetaba con firmeza una gran bola azul con algunos detalles en rojo, concentrado, balanceando su propio peso de manera correcta y... anotando una chuza.

Cuando giró a ver a Shay, sus ojos reflejaban la emoción del momento, y se acercó a su novio buscando algún tipo de felicitación. Shay dejó su butaca y se puso en pie, rodeando la cintura de Arno con un brazo y dejando un beso en la punta de su nariz. Arno parecía feliz, quizá más de lo que habría estado en un aburrido restaurante, y estaba rodeado de sus amigos, el chico no podía ser más feliz.

Y luego el juego se detuvo.

Shay estaba sobre una rodilla frente a Arno, sujetando su mano, haciendo una declaración de amor más corta de lo que le hubiese gustado, las cosas sosas las podía reservar para el momento de estar a solas, después sacó el anillo. Arno estaba conmocionado, porque eso sin duda opacaba por mucho su triunfo en la pista de bolos.

—Arno, tú...

Dorian no aguardó a escuchar la pregunta, porque ya se encontraba de rodillas frente a Shay, besando sus labios y rodeando su cuello con ambos brazos, riendo y con algunas lágrimas descendiendo por su rostro.

—Claro que quiero, Shay Patrick Cormac.

Respondió a la pregunta no formulada aún.




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Betrayer [Arno x Shay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora