17. En combate

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Haytham hizo lo posible por detener el forcejeo entre Arno y Shay, lo último que necesitaban era aquello, pero, en medio de todo esto, se llevó una buena herida en el abdomen, propiciada por la hoja oculta de Arno, que si bien había sido un accidente, Arno tampoco estaba disgustado con el hecho, después de todo, se recordó a sí mismo como el hombre le había ocultado información sobre lo sucedido a Charles, y además, como había tenido el valor de mentirle a la cara, justo como Shay lo había hecho por más de una década.

—Maestro Kenway... —la voz de Thomas sonaba agitada cuando salió al patio de entrenamiento; pero no pudo decir nada más después de ello, no al sentir el frío del metal traspasando su piel y músculos, y cuando la hoja de metal fue girada a un ángulo de 90 grados, sus costillas cedieron y se astillaron. Cayó muerto en pocos instantes; tras él, se encontraba ni más ni menos que Ethan Frye.

Arno palideció.

Lon habían seguido desde Londres.

Su lealtad, dividida en esos momentos, se vio declinada para con aquellos que había hecho un juramento; obedecía a los principios de la orden, eso le habían enseñado Haytham, primero era la orden y después lidiaría con sus vínculos familiares.

Buena parte de la orden de los Asesinos estaba ahí; y él, estúpidamente en una rabieta, había dejado casi fuera de combate a dos de los mejores, al menos, Connor parecía estar bien, lo pudo ver al interior del comedor, combatiendo con el que adivino sería hermano de Ezio, después de todo, guardaban cierto parecido. Arno se puso en pie en fracción de segundos, Ethan parecía complacido de que su "hijo" aparentemente estuviera de su lado, al menos eso intuía al ver a Kenway presionando su costado y a Shay bastante malherido. No fue así. Arno Ayudó a su esposo a ponerse en pie, y se marchó, sólo para poder ayudar a Cesare, que se encontraba recibiendo una paliza por parte de un chico de capucha blanca, que le daba un ligero parecido a Ezio, pero definitivamente con ese cabello castaño y aspecto mucho más serio, no podía ser él.

Monro llegó, para sorpresa de Shay. Los segundos que se distrajo mirando al hombre que había sido su primer amor, le costaron bastante, Liam lo derrumbó, sonriendo con satisfacción de que, al fin, podría deshacerse del "traidor".

—Vámonos de aquí... — dijo Connor, respirando agitado; aunque tenían un buen entrenamiento, los asesinos les superaban por número, además de contar con el elemento sorpresa.

Mientras intentaban salir de ahí aceptando que aquello sería una inminente derrota, Arno se detuvo al igual que Connor al escuchar dos voces conocidas; Shay estaba de rodillas, con los ojos fuertemente cerrados, un hilillo de sangre bajaba por la comisura de su labio y caía al suelo, manchando de un rojo opaco el concreto que recubría el patio, sus manos se aferraban con fuerza al brazo de su agresor, y Liam, solo se esforzaba en perforar más el pecho de Shay con el cuchillo. El irlandés abrió los ojos, reflejando su agonía y dolor, enfocándose en Arno, rogándole al francés en silencio que abandonara el lugar. Arno, poseído por la furia, estuvo a punto de lanzarse sobre Liam, pero Cesare lo impidió, sujetando su muñeca con fuerza.

Connor se quedó paralizado, Ezio estaba ahí; apuntando a la cabeza de Haytham, y sin pensarlo mucho, jaló del gatillo, emitiendo un sonido seco y ensordecedor, el Kenway más joven sintió sus ojos llenarse de lágrimas al ver a su padre desplomándose en el suelo, se sentía impotente al no poder hacer nada, ni siquiera despedirse, lo más importante en esos momentos era salir de ahí a como diera lugar, y sin ser vistos. Connor y Cesare se tuvieron que despojarse de las chaquetas para llamar la atención tan poco como fuera posible; Arno solo llevaba una camisa, y a esas alturas, era incapaz de sentir el frío del exterior.

Se colaron en el bosque, y con ayuda de Connor llegaron a lo alto de las ramas de un árbol, que fue suficientemente gruesa para resistir el peso de los tres chicos. Élise y Lucrecia llegaron no mucho después, pero Arno y Connor siquiera fueron conscientes de ello; ambos estaban centrados en sus pensamientos, en la constante y tortuosa imagen del asesinato de sus seres queridos.

"No sabes cuanto te odio, Shay" Las palabras que Arno había dicho a Shay en su arrebato de ira, sonaban como un eco constante en su cabeza. Ahora no tenía a Shay, ni al hombre que, con recelo, le había criado como a un hijo, y eso no le había devuelto a Charles de la tumba. Tampoco le hacía sentir mejor.

Soltó un alarido de dolor, no físico; interno. Su alma dolía, y Élise tuvo que poner su mano en boca del francés para callarlo y evitar ser descubiertos; Dorian, completamente deshecho, se abrazó a la pelirroja, buscando un ancla a la cual aferrarse en el momento.

"Shay está muerto. Shay no va a volver ¿estás satisfecho?" su mente le torturó con aquel pensamiento.

—Iremos a Londres, quizá con Starrick aún haya un sitio para escondernos, mientras planeamos algo— Cesare rompió el silencio con un suave susurro. Los demás asintieron, aunque Arno no estaba muy seguro de querer regresar a Londres, o de mantener la cabeza lo suficientemente fría para buscar a los Frye y devolverles el favor. 

Betrayer [Arno x Shay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora