Una semana había pasado, o quizá un mes, Arno ciertamente ya no estaba seguro de ello; habían logrado huir a Londres y conseguir refugio en una fábrica abandonada, propiedad de Starrick, a quien no le hizo gracia alguna la situación.
—Dame eso, Dorian
Demandó Élise, forcejeando con el castaño que se encontraba sentado en el piso, recargando la espalda contra la lámina de una gran caja metálica detrás de él. Su problema con el alcohol había aumentado gradualmente, así como su resistencia a este, ciertamente hubiera deseado morir por una congestión alcohólica antes que tener que revivir una y otra vez los borrosos y dolorosos recuerdos.
—Déjame en paz, Élise. Sólo por hoy...
Suplicó, arrastrando las palabras; el castaño no era ni siquiera la mitad del hombre que en algún momento había sido, sino un patético vestigio de este. La botella le fue arrebatada, nuevamente. Aquello era cosa de todos los días.
—Ve a tomar una ducha.
Añadió Connor, su "petición" parecía más bien una orden, eso sacó una sonrisa amarga al francés al recordar a Haytham usando el mismo tono a cada orden que daba.
Se puso de pie como pudo. aunque ignoró las palabras de Kenway.
•°•°●°•°•
Un par de horas más tarde se encontraba a varios metros lejos del escondite; cerca de un terreno aún sin construir y a la sombra de un árbol. Intentó mantener su mente alejada de cualquier pensamiento que estuviera relacionado con el ataque, al menos quería sentir un poco de paz por lo menos unos minutos.
Soltó un suspiro y, al darse cuenta el sol ya estaba casi oculto.
Regresó a la fábrica. En una maleta había una buena cantidad de ropa,cortesía de Starrick, aunque Lucrecia estaba disgustada de que toda fuera ropa de varón; a Élise le daba un poco igual; para fortuna de Arno, había una camisa azul, aunque algo desgastada se podía adivinar que en sus mejores días había sido una camisa bastante elegante, la tomó, así como unos pantalones marrón y fue a lo que, antaño habían sido los vestidores de la antigua fábrica; si bien había agua aún corriendo por la tubería, estaba endemoniadamente fría, su ducha fue breve, pero le hizo espabilar y, por algunos minutos le hizo sacar de su mente a Shay y todo lo relacionado con él. Al terminar, se vistió con rapidez aunque descuidando pequeños detalles como el cuello o fajar el borde de su camisa.
Volvió al terreno abandonado, recolectando en el camino tres rocas poco más grandes que la palma de su mano, las más lisas que encontró; y unas cuantas pequeñas flores que con dificultad crecían entre la maleza.
Se sentó y recargó la espalda contra el tronco del árbol, dejando dos de las rocas a su lado al igual que las flores: de su bolsillo extrajo una vieja navaja, de la que no estaba seguro si había obtenido de Haytham o del padre de Élise, con dificultad comenzó a tallar la roca, grabando de forma apenas legible el nombre de su padre biológico, Charles, luego el de Haytham, su padre de crianza, y por último, el de su esposo y su primer amor. Clavó las tres piedras en el piso de manera consecutiva y posteriormente las decoró con las pequeñas flores.
—Deberías volver...hace frío aquí y...
Connor había salido en búsqueda del francés, cosa que no le demoró demasiado, pero se quedó sin mucho que decir al ver el nombre de su progenitor tallado en una roca al lado de otras dos, su semblante y ánimo decayeron, por lo que terminó tomando asiento junto al francés. Dorian nunca había sido alguien particularmente religioso, caso contrario a Kenway, aunque este tenía sus creencias puestas en lo que su madre le había enseñado, de cualquier manera, alzó una pequeña plegaria a quien quiera que la oyera, por su padre, y otra por Shay en silencio.
Era un funeral improvisado, pero ninguno iba a negarlo, les traía un poco de paz aquel rito, aunque hubieran deseado poder tener ahí los cuerpos para despedirse al menos y echar una última mirada.

ESTÁS LEYENDO
Betrayer [Arno x Shay]
FanfictionDesafío 30 días de la OTP Arno es criado bajo la enseñanza de los templarios, bajo la tutela principalmente de Haytham Kenway y Shay Cormac.