—George...
Una sonrisa curvó los labios del mayor, a la par que ladeaba la cabeza. Llevó el índice a los labios entreabiertos del irlandés para silenciarlo gentilmente.
—Vamos, sé que quieres esto, Shay.
Su voz, profunda, logró transportarlo a una época pasada, donde todo era más sencillo; cuando Arno apenas y era un chiquillo y le daba más bien igual mentirle a la cara sobre el asunto de su padre. La alegre época en la que cada noche podía colarse a la habitación del ''coronel" y pasar la velada juntos. No supo decir que no; su cuerpo deseaba aquello, pronto se encontró separando las piernas ante el hábil toque del mayor por encima de sus pantalones, aunque su corazón le decía que, aún era esposo de Arno y debía respetar sus votos y todas las promesas de amor que habían hecho frente al altar; claro, si al menos se hubiera tomado la molestia de escribir sus votos.
Su mente, pese a recordarle la mirada colérica del joven francés mientras se debatía en clavar la hoja oculta por su cuello o no, le jugó una mala broma, haciéndole creer que era él y no Monro quien se encontraba marcando su cuello con mordiscos.
Mordió su labio inferior, buscando contener los gemidos que amenazaban con escapar de su garganta cuando sus pantalones fueron deslizados por sus piernas hasta caer al piso, emitiendo un sonido seco.
Arno no lo hacía así.
Tuvo que llevar la mano a su boca, cuando George comenzó a acariciar su flácido miembro, y se vio forzado a recurrir a alguna imagen mental de Dorian realizando las mismas acciones, sólo así se vio capaz de tener una erección; fantaseando con su esposo mientras se dejaba tocar por su ex-amante. Estaba jodido.
No mucho después se dejó de lado el sentimiento de culpa, y realmente comenzó a disfrutar de que se trataba de Monro y no de Arno, y no iba negarlo, las atenciones de Monro se sentían verdaderamente bien.
La habitación pronto se vio inundada en gemidos y jadeos, súplicas y palabras obscenas, el ruido de la madera crujiendo y cediendo ante el peso de ambos, y el aroma de ambos entremezclado con el sudor. Shay se sujetaba con su diestra al borde de la cama, y su mano izquierda se aferraba al cabello del mayor, jalando de él para poder besarlo el calor acumulandose ensu vientre advertía un suceso inminente, que se vio apresurado por el mayor rozando ese punto tan sensible en su interior, liberando toda la carga de su esencia dentro de las estrechas paredes de Shay en una última y necesitada estocada. Cormac le siguió, manchandose el abdomen con su propio semen, respirando agitado dejando sus ojos cerrados mientras su mente intentaba procesar qué demonios acababa de ocurrir.
El día del ataque, estaba seguro de haber muerto en manos de Liam, había sentido el frío metal atravesar su pecho, y sus ojos se habían cerrado, no sin antes poder ver por última vez a Arno. Y aunque habían pasado dos semanas, estaba seguro que todo aquello había pasado hacía una vida.
Cuando despertó, parecía tener algunos síntomas más bien de resaca; su cabeza dolía y su cuerpo era una gran masa difícil de controlar; para su sorpresa, no era Arno quien le estuvo cuidando dedicadamente el par de días que estuvo inconsciente, era George, con esa mirada inquisitiva, reprendiendolo silenciosamente por ser tan descuidado. Y aún así, el hombre fue, especialmente paciente en los cuidados que requería el irlandés, ayudándole a recuperarse más pronto.
Y luego de días, se encontró ahí, en la cama bajo el mayor.
—¿Qué pasa?— George estaba recostado a espaldas del menor, dejando besos a lo largo de su hombro, bajando por la cintura y llegando a la cadera, dando un mordisco que apenas notó Shay, este negó con la cabeza, liberando un largo y pesado suspiro, recargando su espalda en el colchón; llevó la mirada a sus manos, su anillo de la orden y la delgada alianza de matrimonio descansaban en el mismo dedo, pero terminó deslizando fuera el anillo que Arno le había entregado. Monro solo le miraba con atención.
—¿Sabes algo? Soy el peor esposo del mundo.
"Y por ello Arno me odia" Añadió burlesca su mente. Dejó el anillo sobre el buró al lado de la cama; George no estaba del todo seguro de qué podía decir para animar a Shay. Aunque realmente no había gran cosa que decir.
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Betrayer [Arno x Shay]
FanfictionDesafío 30 días de la OTP Arno es criado bajo la enseñanza de los templarios, bajo la tutela principalmente de Haytham Kenway y Shay Cormac.