La razón por la que Arno era uno de los predilectos de Kenway, era por su amplio sentido del deber y responsabilidad, aún estando con Shay siempre se presentaba a tiempo a los entrenamientos y cumplía con diligencia cada tarea.
Al menos hasta que volvió de Londres, luego de aquel encuentro con Jacob. Luego de saber que su difunto progenitor quizá estaba aliado con los asesinos, lo que aún no le quedaba claro, era el motivo para aliarse con unos rufianes embusteros como ellos. Descuidó sus horas de entrenamiento para poder recabar más información, en la biblioteca y en las bases de datos, pero para su mala fortuna, los archivos en físico que los templarios tenían eran más bien referentes a los supuestos fragmentos del Edén (de los cuales aún no tenía el placer de ver alguno en persona) y tampoco era precisamente bueno con la tecnología, de manera que sólo tenía acceso a escasa información.
—Ordinariamente no me molestaría que pases tiempo en la biblioteca instruyendote, pero lo hace si descuidas tus entrenamientos por ello. Connor no quiso decirme dónde estabas… Ahora dime ¿qué se supone que buscas, Arno?
La voz del maestro Kenway a sus espaldas le provocó un sobresalto, a lo cuál rápidamente se giró para encararlo. Pese a la actitud mayormente fría por parte del mayor, había llegado a tomarle cariño, como un sustituto de la figura paterna que había perdido, y si algo tenía Haytham, hasta donde recordaba, jamás le había mentido.
—Buscaba información sobre mi padre, señor.
De manera casi imperceptible, el semblante serio de Haytham se suavizó y asintió.
—¿Qué quieres saber de él exactamente?
Arno meditó unos instantes su siguiente respuesta, pues no esperaba que Haytham fuera a acceder a hablar de él, y aunque bien pudo preguntarle a Shay, había algo que le hacía desconfiar de él en ese tema.
—¿Qué tanto sabía de él? ¿Era… era un buen hombre o sólo era como el resto de los asesinos?
Haytham permaneció en silencio, le dio la espalda al joven y comenzó a andar, tan elegante y firme como ya era propio en él.
—Si quieres saber de él, hay alguien que te puede contar más detalles de los que yo podría. Él quizá te resuelva todas tus inquietudes y ya no necesites escapar de los entrenamientos. Por cierto, nada de perder tiempo con Cormac hasta que termines las horas de entrenamiento que perdiste esta semana…
Así, Haytham encaminó a Dorian para que tuviera una charla con François de la Serre, sin verse en la necesidad de mentirle al muchacho.
Por la noche, tras pasar una larga tarde junto al padre de Élise, hablando, se encontraba en su habitación, agotado y, en cierta manera, emocionado a partes iguales. Claro, Haytham lo había hecho practicar hasta que su cuerpo no pudo más, pero aquello había valido la pena. Al menos, no tenía tan mala imagen de su progenitor.
—Babe… ¿en dónde estabas? Ni Haytham ni Lee quisieron decirme…
Cormac se acercó desde atrás hacia su amado, rodeando su cintura con ambos brazos, el francés admiraba embelesado a la ventana, observando la lluvia caer.
—Pasé la tarde con monsieur de la Serre; sobre mi padre, de hecho. Aunque, tú también lo conociste ¿no?
Shay tragó saliva ante lo último. Por supuesto que conoció a Charles Dorian. Él lo había asesinado.
—Sí, claro… un buen hombre… testarudo, pero comprometido con sus ideales. Se parecía a ti, Arney.
Murmuró el irlandés intentando sonar natural, recordando las pocas veces que se había encontrado con el padre de su pareja.
—Era un… asesino, y supongo yo debí ser uno como él ¿Por qué me trajiste aquí, Shay?
Arno apartó las manos de su pareja y se dio la media vuelta, encarando los ojos marrón del mayor, suplicando por una respuesta. Shay odiaba las mentiras, y odiaba más aún el decirselas al francés, peor si se encontraba contemplando sus ojos.
—El día del incendio, quería hablar con él, un pequeño acuerdo, a eso me enviaron, él incendio ya había comenzado cuando yo llegué, y luego… tú estabas ahí, y merecías mucho más que terminar en un orfanato, Arney.
Claro, Dorian jamás hubiera terminado en un orfanato, de hecho, Ethan Frye estuvo buscando al hijo de su amante, para hacerse cargo de él y asegurarse de criarlo de la forma que a Charles le hubiese gustado; Shay lo sabía, y por ello se esmeró tanto al igual que Haytham en que no supieran el paradero del niño.
Arno amaba ver a su querido irlandés a los ojos, la sinceridad que estos reflejaban, especialmente cuando le hacía juramentos de amor.
Arno había recuperado parte de la confianza que había perdido en Shay y Haytham luego de "confirmar" que eran las buenas personas que creía desde niño.
Aún si Shay hubiera querido seguir contemplando los ojos color caramelo del joven Dorian, terminó marchándose de la habitación, bajo la excusa de descansar para su siguiente misión al día siguiente.
Shay no estaba seguro de cuántas mentiras más podría continuar diciendo mientras veía a Arno directo a los ojos.
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Betrayer [Arno x Shay]
FanfictionDesafío 30 días de la OTP Arno es criado bajo la enseñanza de los templarios, bajo la tutela principalmente de Haytham Kenway y Shay Cormac.