13. Casándose

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Haytham tomó asiento a petición de Arno, el chico no paraba de caminar de un lado a otro a lo largo del despacho, con las manos en los bolsillos y tratando de contener su sonrisa.

—¿De qué querías hablar, Arno?

Si algo tenía el padre de Connor, era que podía llegar a ser demasiado directo. Arno se detuvo y miró al mayor que, aparentemente había comenzado a perder la paciencia al verlo ir y venir de un lado a otro.

—Necesito un favor, maestro Kenway.

Su voz ocultaba la euforia. Haytham parecía confuso, pues nadie solía llegar a pedirle favores, ni siquiera Connor, pues sabían de sobra que su respuesta siempre era un rotundo "no" pero dejó al chico hablar antes de adelantarse a rechazar cualquier petición.

El francés sacó las manos de sus bolsillos, dejando ver la brillante alianza que Shay le había ofrecido, el mayor parecía sorprendido, Arno apenas y tenía más de veintidós, le parecía prematuro el enlace con alguien como Shay, pero no dijo palabra alguna.

—Shay me lo pidió esta noche, y no quiero parecer tonto con todas esas cosas sentimentales, y le aseguro que no me distraerá de los entrenamientos y misiones el planear la boda... de hecho el favor que le quería pedir, maestro Kenway era si...bueno...mi padre está muerto y eso... yo sólo quería saber si ese día podría ir a entregarme al altar; sé que no soy Connor y que no tendría por qué pedirselo a usted pero...

—Lo haré.

Haytham interrumpió al castaño, que comenzaba a hablar con torpeza, le sonrió, lleno de orgullo, algo que jamás había visto Arno, y aunque quizá esperar un abrazo era demasiado, fue más que feliz con la palmada en la espalda recibida por parte de Kenway.

—¿Algo más?

—No señor, eso es todo... y gracias.

—No hay nada que agradecer, hijo.

Arno estaba temblando, claro, había visto a Haytham como figura paterna luego de su llegada con los templarios, pero que le llamara de esa manera, era algo que jamás había creído que llegaría a escuchar.

Para no tentar a la suerte y hacer irritar a su mentor, salió del despacho, riendo al encontrarse con Shay sentado en la sala, bebiendo algunas cervezas y riendo en compañía de Gist, Thomas y Johnson, haciéndoles saber la noticia.


*


—Shay, quédate quieto...

Protestó Arno, Cormac dejó escapar un quejido al recibir un pinchazo con un alfiler.

—Es increíble que resistas caer de edificios, golpes, balas, pero no un pequeño alfiler...

Comentó Élise riendo mientras tomaba las medidas del mayor para el traje, Cesare, atento, tomaba notas de cuanto la pelirroja decía.

—Sí, Shay, también es increíble que te quedes quieto cuando estamos... ya sabes... pero no mientras te toman las medidas.

El mayor frunció el ceño ante la mención de sus actividades.

—Me quedo quieto porque me atas de manos, Dorian.

Shay al parecer, no tenía problema alguno en dejar claro que gustaba ser sometido por su pareja en la intimidad, aunque ocasionalmente llegaba a tomar el control.


*


—Shu, largo...

Arno se recargó en la puerta, riendo ante las constantes súplicas de su prometido, quien simulaba arañar la puerta como un cachorro ansioso por salir; aunque en su caso, necesitaba entrar.

—Sólo un beso, Arney. Un beso y me iré a dormir, no te he visto en todo el día, babe.

Rascó una vez más la puerta.

—Largo Shay. Mañana nos veremos, ¿lo olvidas? Sólo son unas horas más, pero no debemos vernos hasta que estemos en el altar... es de mala suerte.

—Odio que sigas esas tradiciones, Arney, todo un día sin verte... ¿sabes lo terrible que fue dormir sólo?

—A dormir, mon chéri.


*


Shay estaba ahí, sentado en la cama, con el teléfono entre sus manos mientras Gist llamaba a la puerta cada vez con más fuerza.

"Supe que hoy es tu gran día. Felicidades, Shay"

El irlandés leyó varias veces el mensaje.

—Anda, tienes que ir a bañarte, Cesare traerá el traje en cuanto acabe de ayudar a Arno... ¿Qué es eso?

Gist tomó el teléfono de Shay y una expresión sombría atravesó por su rostro al ver el remitente. George Monro. Claro ¿quién iba a poder olvidarle? Se trataba ni más ni menos que del primer amor de Shay.

—Oh no, levántate; no vas a dejar a Arno plantado en el altar por él.


*


La música comenzó, Shay estaba de pie esperando al final del improvisado pasillo a su prometido, ajustando más de una vez su corbata roja, y maldiciendo el calor que sentía envuelto en el estúpido traje negro. GIst estaba, como buen padrino, cuidando a Shay, específicamente de que no hiciera nada estúpido. Charles estaba ahí también, después de todo él celebraría el enlace. Entonces Arno hizo su aparición, en un elegante traje traje negro, con corbata y camisa azul, acompañado por Haytham. Charles se quedó perdido con el aspecto tan formal e imponente de Haytham, pero tuvo que espabilar y dar inicio a la ceremonia.

Minutos antes apenas habían acordado que no habría votos escritos por ellos; enterarse de la decisión que Shay había tomado no le hizo gracia alguna al francés, pues desde semanas atrás él tenía sus votos listos.

A la mitad de la ceremonia, Shay balanceaba su peso de un pie a otro, ansioso por acabar aquello tan pronto como fuera posible; Arno no terminaba de entender a qué venía el mal humor si Cormac había sido quien más entusiasmado estaba con los preparativos de la boda. Miró de reojo al padrino en busca de una explicación, pero Gist sólo se encogió de hombros con cierto pesar.

Al terminar, Arno esperaba por lo menos un beso que compensara la actitud que Shay había mantenido durante el día; pero no fue así.

Betrayer [Arno x Shay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora