El primer encuentro no fue algo precisamente agradable. De hecho, todo era un auténtico caos, y, una misión, a medias cumplida. Un tarea sencilla; acabar con Charles Dorian y volver con el artefacto precursor. Pan comido ¿no?. Shay no tenía problema con ello, podía hacerlo; pese a ser bastante joven, y un miembro de los más recientes en la orden, era sin duda bastante hábil; incluso para estar cerca de los 18. El problema, fue cuando lo vio por primera vez. Shay lo reconoció al momento, pues, entre todas las cosas que hacía antes de partir a cualquier encargo de Haytham, primero estudiaba a su objetivo.
Arno estaba ahí, en la acera frente a su casa, observando, con los ojos llorosos cómo esta era consumida entre las agresivas llamas. Shay estaba a punto de marcharse y dejar al crío ahí; su misión estaba completa aunque había sido un total fracaso. Pero, parte de él no pudo simplemente dejarlo. Esos ojos color almendra, reflejando el dolor en su estado más puro, le obligaron a quedarse ahí, contemplando, lo que había sido obra suya.
Se quedó a su lado, incluso le sujetó de la mano cuando el chico intentó correr en busca de su padre y le ofreció su hombro para llorar una vez que los bomberos lograron apaciguar el incendio. Y ahí fue, cuando Arno supo, que su padre había muerto incluso antes del desastre.
Esa tarde, Shay volvió al complejo donde usualmente se congregaba su orden, captando la mirada de todos a su paso y dando paso a algunos murmullos, puesto que Arno, iba tras de él, con los ojos hinchados por el llanto y las mangas de su abrigo esmeralda humedecidas por sus lágrimas.
Hatham parecía bastante disgustado con los resultados, en primer lugar, por lo llamativo que había resultado el método de Shay para deshacerse de Dorian, luego, por el hecho de que este ya no tuviera bajo su cuidado el artefacto precursor así, que había sido esfuerzo en vano, y por último, porque Shay se presentara ahí con el menor; pero, no podía culparlo por haber mostrado algo de compasión ante el chiquillo de 10 que, poco a poco, había dejado el llanto. Dorian, se vio sumamente intimidado por la presencia de Haytham, se movía con elegancia e imponiéndose, casi como había visto al padre de uno de sus amigos, mesiere Auditore. Mientras Kenway reprendió a Shay, el castaño solo permaneció tras él, ocultándose tras su abrigo negro de la penetrante y gélida mirada azul del británico.
Tras un intercambio de palabras, de las cuales Arno no entendió gran cosa, acordaron pues, que el chico podría quedarse, bajo la tutela de Haytham, seguramente podría llegar a ser tan hábil y valioso para la causa como cualquier otro; y así fue, que tras el primer caótico encuentro, Arno comenzó su formación como otro templario más. Sin tener en cuenta, que lo que restaba de la hermandad de asesinos, le daría búsqueda al menor; el más interesado, era Ethan Frye, devastado por la pérdida de su amante, y sin duda, no descansaría hasta ver caer la cabeza del responsable.
—¿A dónde vas?
Preguntó la suave voz de Arno al ver que Shay terminaba su conversación con el maestro Kenway y se disponía a marcharse, yendo tras él sin dudarlo.
—A prepararme...
—¿Prepararte para qué? ¿A dónde vas? ¿Puedo ir contigo contigo?
Las preguntas del pequeño le hicieron sonreír y negar.
—Prepararme para mi siguiente encargo...
Antes de añadir algo más, un gruñido los interrumpió. Arno apenas y había comido algo más que el desayuno ese día, y estaba hambriento, por los que decidió suspender cualquier otra actividad para acompañar al niño a tomar algún alimento en la cocina. Recibió algunas cuantas burlas por parte de Thomas, que animadamente bebía una cerveza, sentado a la mesa, sobre si ahora el perro faldero de Haytham haría de niñera. Si las circunstancias hubiesen sido otras, aquello hubiera acabado en una riña, pero Shay eligió ignorarlo y atender a Arno, cuyos enormes ojos almendra se iluminaron al ver un cesto con brillantes manzanas rojas. Cormac, tomó una y se la ofreció.
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Betrayer [Arno x Shay]
FanfictionDesafío 30 días de la OTP Arno es criado bajo la enseñanza de los templarios, bajo la tutela principalmente de Haytham Kenway y Shay Cormac.