Prólogo

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El pasillo era más largo de lo que me imaginaba. 
Había estado en ese hotel en muchas ocasiones pero, aún así, cada vez que me acercaba a la suite donde me encontraba con Fran tenía la misma sensación. Era un hermoso riesgo que merecía la pena asumir para lograr mi objetivo. Hacernos uno.
No podía creerlo. Habían pasado cuatro años desde que nos conocimos por casualidad en Londres y ahora estábamos a punto de cumplir mi más ansiado sueño.
Había recibido una nota de mi prometido que me citaba en la misma habitación de siempre. Supongo que quería estar a solas antes de darnos “el sí quiero” en el altar. 
Solo faltaban tres días.
Creo que después de cuatro años, la vida me sonreía de nuevo. 
A pesar de que mi pasado me había dejado muy marcada por… bueno, eso da igual. Es algo que deseo olvidar con toda mi alma.
Al llegar a la habitación llamé como siempre. Era la 506. A los pocos segundos… la puerta se abrió.
Me quedé en estado de shock. Un escalofrío recorría mi cuerpo mientras miraba a aquella persona que permanecía frente a mi, inmóvil, y sin articular palabra.
―¿Qué haces tú aquí?
Él se acercó a mí.
Mi escalofrío se hacía mayor y para mi sorpresa respondía:
―He venido a buscarte, Martina.
―Jamás me iré contigo. Ahora si me disculpas, tengo cosas más importantes que hacer.
Mientras me dirigía a la salida de la habitación, alguien me agarró del brazo. Un extraño olor se apoderó de mi nariz y de mi cuerpo.
Comencé a forcejear. Pensar que Javier fue alguien importante en mi vida en el pasado y a pesar de todo lo que pude amarle, estuviese ahí. 
Secuestrándome para hacerme quien sabe qué.
Solo sabía que tras romper mi relación con él, se dedicó al narcotráfico y ahora era el hombre más buscado de todo el país.
¡Dios mío! ¿Por qué sentía que me estaban dando una puñalada por la espalda con ese olor?
Me sentí como una pluma pocos segundos después y me deje llevar hasta que comencé a cerrar los ojos y caer al suelo. Pero noté que alguien me agarraba para que no me hiciera daño o algo parecido a alguna lección física y mortal.
―Tú y yo tenemos que hablar, Martina. Sé que han pasado años y sé que no querrás verme. Pero tenemos que hacerlo. Tengo mucho que ofrecerte.
Él hizo una breve pausa.
―Descansa. Nos toca hacer un largo viaje.
Después de eso, caí en un profundo sueño.
Soy Martina Russo y ese era el día en que Javier Salazar me secuestró sin ni siquiera imaginarme qué motivos tenía para hacerlo.

Yo Gano. Tú Eres Mía (Algo Prohibido #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora