Desperté cuando el sol comenzó a dar por la ventana de aquella habitación en la que desperté.
Me giré y Javier estaba dormido. Eso me hizo pensar por que se empeñaba tanto en retenerme y tenerme en sus planes cuando a mí no me interesaba perder mi vida. Una que me había labrado con el pasar de los años. Pero cuando recordé el accidente y de cómo el doctor me notifico que había perdido a mi bebe, me hizo saber eso. Quería darme lo que un día perdí por su culpa y sus malas decisiones.
Me levanté de la cama y fui hasta la ventana para recibir un poco de los rayos del sol.
Cuando estuve ante ella, me percaté que estábamos en la casa en la que nos despedimos por última vez. Supongo que Javier ha querido estar presente aunque mantenerse al margen este tiempo.
―Buenos días ―escuché―. ¿Qué haces ahí, princesa?
―Contemplaba el lugar donde me habías traído.
―Pues ya sabes dónde estamos. Aunque tú sabes que ya has estado aquí.
―No me percaté la otra vez. Me trajiste una vez dormida, otra con los ojos vendados y cuando me marché de aquí, me fui tan cabreada que ni siquiera vi donde estábamos.
Hicimos una breve pausa.
―¿Por qué lo hiciste? ―le pregunté.
―¿Qué cosa?
―Compartirme con otro amo.
―Era un castigo por no haberme dicho de tu propia boca que estabas embarazada y que perdiste a mi hijo. Mi segundo hijo.
―No quería atarte a mí. Y más cuando te acostaste y mantuviste relaciones con Érica.
―No hubiera pasado nada si me lo hubieras dicho.
―No digas que no paso nada, porque si pasó. Y continúa pasando Javier. Es nuestro pasado quien nos separa y nos une al mismo tiempo. Incluso no puedo estar en esos planes que tienes para mí.
―Pero ya es tarde para dar marcha atrás, Martina.
―Lo sé. Por eso debo de...
―No vas a volver a alejarte de mí ―me dijo―. Si tengo que atarte y retenerte de nuevo a mi lado, lo haré. Ya hemos sufrido bastante como para tener que volver a hacerlo.
―Hazlo. Átame y hazme de nuevo tu prisionera. Yo ya no tengo nada que perder. Me lo has quitado todo con hacerme tu aliada con el narcotráfico.
Ambos nos miramos a los ojos y él se levantó al fin de la cama.
―Te daría unos azotes y follarte duro para que no volvieras a decirme lo que acabas de decirme ―me dijo―. Pero no lo haré. Lo que haremos será desayunar.
Y no tuvo nada más que decir. Salvo que yo caminé para marcharme de allí.
―Por cierto ―volvió a decirme―, ayer te puse un localizador en tu cuerpo.
―¡Que!
―Lo hice cuando dormías para asegurarme que esta vez no huyes de mí o me traicionas.
―Por qué lo haría. Aquí tengo mi trabajo y mi vida.
―Bien. Me gusta escuchar eso.
―Vas a estar vigilando mis pasos.
―Así es. Ahora, vamos a desayunar. Que tengo un poco de apetito.
Después me hizo un gesto para que saliera y así lo hice.
Cuando pase por su lado para salir de la habitación, Javier me dio una palmadita en mi trasero y le mire exhausta.
―Me encanta ese trasero.
Y no le respondí. Salvo que me marche de allí.
En cuestión de unos minutos comenzamos a desayunar.
Javier me estuvo hablando de sus planes, pero aún seguía viendo aquello como algo extraño. Ese mundo era algo muy nuevo para mí.
Me marché de aquella casa a media mañana. Tenía que resolver unos asuntos antes de irme a la oficina.Aparqué mi coche ante la puerta de la jefatura del FBI. Quería verle y hablar con él. Si llegara a tomar la decisión de estar al lado de Javier, espera que Fran no se hiciese ilusiones conmigo de nuevo. Pero antes de tomar esa decisión, tenía que consultarle varias cosas. Algunas dudas que aún tenía con respecto a lo que se me haría si él me descubría como La Reina de Corazones.
Salí del coche y caminé para entrar en el edificio en el cual sabía que podía acabar algún día.
Cuando entre en pocos segundos, me quedé sin palabras. La jefatura del FBI estaba solitaria ese día.
Caminé para ir al despacho de Fran. Decidí de esperarle en su oficina. Cosa que siempre hacia él cuando yo no estaba. Al menos era para darle una sorpresa.
La puerta del despacho estaba abierta y con la luz encendida. Algo muy extraño para no haber nadie en toda la jefatura.
―Tenemos que llevarlas a algún punto donde nadie impida entregarlas a tiempo a comprador.
Me asomé por unos momentos al despacho y me quede sin palabras al escuchar a Fran. Y ahí vi que Javier tenía razón con respecto a él.
―Señor, sería muy arriesgado. Que usted sea el jefe del narcotráfico de drogas, las cosas no cambian.
Di marcha atrás porque decidí de irme. Pero cuando me puse en pie, uno de mis tacones sonó en el piso.
Corrí hacia los ascensores cuando vi que Fran salía corriendo del despacho. Tenía que desaparecer antes de que él me atrapase.
Pero no le di ni siquiera al botón del ascensor cuando él me agarró.
―¿Qué haces aquí? ―me preguntó.
No le dije nada. Me había bloqueado y no supe qué hacer en esos instantes.
―Ya veo.
Y en segundos, sentí por mi cuerpo.
―Ya veo que es lo que haces aquí. Ahora es tiempo de que sepas cosas mías que te harán cambiar tu opinión de verme.
Y cerré los ojos pensando en Javier. Pero sobre todo pensé en por qué no le había creído desde el momento que tuve aquella carpeta en las manos.―No entiendo que hacía en la jefatura. Pero si es una espía del FBI, tengo que encontrar la forma de deshacerme de ella.
Comencé a despertar.
Estaba un poco aturdida. Sentía mis manos inmovilizadas a mi espalda y mi vista nublada.
―Señor Evans, ella está comenzando a despertar.
¿Dónde demonios me quería llevar Fran? Lo único que quería era que me diera explicaciones y después marcharme. Aunque esto último lo veía un poco difícil ahora.
―Tranquilos. Ya estamos llegando. Ponerle otro sedante. Quiero que no sienta nada de lo que voy a hacerle en cuanto lleguemos.
Comencé a forcejear un poco. Pero estaba un poco aturdida por lo que hizo que me desmallase por varios minutos.
Pero no escuché nada más. Solo sentí algo sobre mi brazo y en segundos, volví a sentir los parpados pesados.
―Ya veré que hago con ella cuando me encuentre en la finca. Mientras que lo pienso, voy a divertirme demasiado...
ESTÁS LEYENDO
Yo Gano. Tú Eres Mía (Algo Prohibido #1)
Teen Fiction¿Qué pasaría si tu presente y lo más importante, tu futuro, fueran truncados por tu pasado? ¿Y si ese pasado destruyera por completo tu vida y tu felicidad? Martina Russo es una chica trabajadora y humilde, comprometida con Fran Evans desde que se m...