Capítulo Seis

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Las semanas pasaron y me fui haciendo a la idea de lo que había pasado. Pero sobre todo a la idea de lo que estaba dando en las noticias.
La voz se seguía corriendo. La Reina de Corazones se seguía haciendo con el poder de toda la red del narcotráfico de drogas. No podía creer que Javier siguiera haciendo esto más grande cuando a mí no me interesaba.
Intenté llevar una vida normal mientras todo eso sucedía. Pero no pude.
Por otro lado, Fran continuó frecuentándome. Aunque los días que salí con él a cenar, me había hecho olvidar lo que paso aquel día en las caballerizas con Javier.
Noté los siguientes días que alguien me vigilaba. Pero no le di mucha importancia.
Aquella noche, comencé a vestirme más provocativa para ir a cenar con Fran. Me dijo en un mensaje que tenía algo que decirme. Espero que no sea grave.
Él me recogió como siempre y nos marchamos a otro restaurante que parecía no ser el mismo.
Al llegar al lugar en el centro de la ciudad, entramos y el camarero nos llevó a una mesa.
Como buen caballero, Fran hecho la silla hacia atrás y cuando me fui a sentar, él la empujo de nuevo hacia a mí para sentarme.
En breve, él se sentó en la silla y llamo al camarero.
Fran pidió una botella de champaña y el camarero se volvió a marchar.
―¿Por qué tanto secretismo Fran? ―pregunté.
―Espera a que venga la champaña ―me respondió.
―Está bien. Esperaré.
Él sonrió.
El camarero llegó con las copas y la champaña.
Después la sirvió y volvió a marcharse.
―¡Y bien! ―exclamé―. Te escucho.
―Veras, me han ascendido.
―¡Qué!
―Mis superiores me lo han comunicado esta mañana. Me han ascendido a jefe contra el departamento del narcotráfico.
Eso cambiaba mi forma de ver lo que Javier me hizo creer.
―Eso está genial Fran.
―Espero que con mi nuevo cargo coja a La Reina de Corazones.
―¿Y quién es esa mujer? ―curiosee, aunque ya sabía quién era. Y la conocía perfectamente.
―Una chiflada del narcotráfico. Aunque si es una mujer se le hará la vida más difícil en la cárcel.
―Espero que la encuentres y hagas justicia con ella.
―Lo haré. Y la encerraré de por vida. Pero también lo haré con Salazar. Ese maldito hombre es como las serpientes. Atacan y echan su veneno, pero son muy difíciles de atrapar.
Continúe escuchando las palabras de Fran de su trabajo. También me preguntó cómo me había ido el día en el mío. Y le respondí que todo genial.

Más tarde, Fran me llevó al departamento.
Ahí, media hora más tarde; le deje que me acompañara hacia la puerta.
Unos minutos más tarde, se marchó y yo cerré la puerta con llave.
Fui hasta la habitación para quitarme la ropa y descansar de un día que había sido muy largo.
Al acostarme en la cama después de ponerme el pijama, me percaté de un leve ruido bajo la funda de la almohada.
Metí mi mano y me percaté que era un sobre. Sin remitente.
La abrí y vi lo que ponía en su interior.
"Recuerda que tu legado está comenzando. Jamás te librarás de mí. Muy pronto nos veremos las caras de nuevo y volverás a ser mía. No voy a permitir que ese tipo se salga con la suya. Tú eres mía y siempre lo serás. Tuyo por y para siempre. J.S."
No supe qué hacer. Salvo pensar en lo que Javier quería de mí ahora. Y no deseaba ser La Reina de Corazones y su mujer. Solo ser Martina Russo.
Lo peor sería cuando Fran se enterase de ello. Entonces sí que estaría metida en el más completo hoyo sinfondo. Un hoyo del cual me costaría salir y el cual parecía no tener fin.

Yo Gano. Tú Eres Mía (Algo Prohibido #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora