Capítulo X

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   Klaus seguía mirándome muy sorprendido. Estaba pálido, sorprendido y seguramente tenía muchas preguntas revoloteando en su cabeza que, por supuesto, no tendría la dicha de escuchar las respuestas de mi parte.

   —¿Por qué? Quiero decir..., P-Paul, ¿qué fue lo que hice? ¿Por qué me terminas conmigo de esta forma?

   A decir verdad, ni siquiera tenía ganas de contestarle. Por ese motivo sólo me di la vuelta y seguí bajando las escaleras, haciendo así que este rápidamente me siguiera y me tomara del antebrazo con brusquedad.

   —¿Qué te pasa, Klaus? —me zafé de él rápidamente, al tiempo que intentaba avanzar—. Ya déjame en paz.

   Pero él no se detuvo. Súbitamente volvió a tomarme del antebrazo y me acorraló en la pared del comienzo de la escalera de bajada que daba al segundo piso. No le importó que unos cuantos alumnos de otros salones transcurrieran cerca de nosotros.

   —¡Klaus, ya! Déjame...

   Su rostro estaba teñido de rosa y el semblante molesto comenzó a notarse radicalmente. Seguía agarrándome de los hombros de forma fuerte, causándome un pequeño dolor y malestar en esa zona del cuerpo.

   —Quiero que me digas la razón ahora mismo.

   —Klaus, ya suéltame... Estoy hablando en serio. Me estás lastimando. Ya basta.

   —¡No! ¡Dime por qué!

   —Esta es una de las tantas razones por las que no quiero saber de ti —le repliqué, sin quitarle la mirada de encima—. Estoy harto de ti en todos los sentidos y ya no quiero estar contigo. Entiéndelo: no quie...

   "Klaus, déjalo."

   Ante la voz gruesa de John, el mencionado retrocedió un par de pasos y me soltó con rapidez. Miré al profesor, dándome cuenta que estaba detenido a mitad de escaleras, mirándonos y dispuesto a seguir bajando para arreglar la situación.

   Cambié de molesto a feliz con tan sólo verlo. John llevaba puesta una camisa de vestir negra, así como el resto de sus prendas a excepción de la corbata, que esta vez era de un color azul rey con un sutil estampado de lunares plateados.

   —¿Qué está pasando entre ustedes dos? —formuló su pregunta mientras bajaba las escaleras. En sus manos llevaba únicamente una taza de café—. ¿Por qué lo tratas así, Klaus? Respeta a tu compañero.

   Él se quedó en silencio, mirándolo fijamente y estando ligeramente asustado y preocupado. Klaus siempre le temió a los castigos y regaños por parte de profesores; y esta vez seguramente estaba más tenso porque tenía muy en cuenta que John sabía acerca de la relación que alguna vez tuvimos.

   —Disculpe, profesor.

   —Espero que no se vuelva a repetir —lo apuntó con el dedo índice, sin quitarle la vista de encima—. Lo que hiciste no está bien para nadie. ¿Entendiste? Si vuelvo a ver esto hablaré con la directora para que tome cartas en el asunto.

   Él asintió, bajando la mirada y sintiéndose un poco más apenado que cualquier otra persona en el mundo. Acto seguido John me miró, al momento que se disponía a seguir bajando las escaleras; en ese instante, yo me apresuré a seguirlo para poder escapar de sus palabrerías y preguntas tontas.

   —Gracias, profesor. —Le dije segundos después cuando seguíamos bajando las escaleras para ir al primer piso—. Me estaba lastimando...

   Dando un sorbo de café, John se apresuró a verme enseguida.

   —¿Y tú por qué no le diste su merecido, ah?

   —No estoy acostumbrado a acudir a los golpes... Además, me tenía agarrado tan fuerte de los brazos que no podía moverlos.

A Little Trace of Innocence ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora