Eran exactamente las cinco de la tarde y todavía no podía borrar la sonrisa amplia al recordar la conversación que había tenido con Winston a horas del mediodía. Nos habíamos dicho verdades, sí, pero también me había dado una enorme satisfacción.
Incluso se lo había contado a George mediante una vídeo-llamada, y este sólo se había limitado a rodar los ojos.
—¡Es muy probable que pueda cumplir mi fantasía! —espeté, sintiendo unas inquietantes maripositas en el estómago. Ni siquiera podía concentrarme en la investigación que estaba haciendo—. ¡Voy a estar con los dos!
La sonrisa en mis labios estaba todavía más amplia, y tal vez por eso el informe de historia de Gran Bretaña resultaba menos aburrido. Mis ojos recorrían el artículo la página de internet que mostraba la pantalla de mi ordenador, mientras que mi mano derecha se encargaba de transcribir sobre la hoja blanca.
Mientras escribía palabras con la mejor letra cursiva que podía, el móvil —que estaba sobre el escritorio, muy cerca de mí— se iluminó y reflejó un mensaje. Era de John, y el corazón se me aceleró.
"Estoy en tu casa jaja"
La emoción aumentó de forma descontrolada, y de un salto me levanté. Guardé el móvil en el bolsillo del short negro que llevaba puesto mientras me dirigía hacia la salida de mi habitación. Transité el pasillo sintiendo mi corazón acelerado, bajé las escaleras de forma rápida y logré estar en la sala principal.
Escuché la voz de John en la sala donde papá solía atender sus visitas y asuntos del trabajo, y no tardé mucho en asomar mi cabeza por el umbral arqueado. En efecto, ahí, sobre los nuevos sillones de terciopelo color verde botella, reposaba el cuerpo de John.
Se había enrollado las mangas de la camisa de vestir, por lo que sus brazos lucían descubiertos y mostraban los tatuajes que impregnaban (y adornaban) su piel; los primeros botones de su camisa estaban sueltos, y de igual forma pude apreciar sus clavículas y parte de las plumas que tenía tatuadas. Tenía en sus manos un vaso con licor.
Tuve que hacer grandes esfuerzos para disimular mi alegría.
—¡HOLA, JOHN! ¡DIGO, PROFESOR! ¡HOLA OTRA VEZ!
Él se sonrió, y miró a papá mientras llevaba el borde del vaso a sus labiecitos delgados para beber licor. James, que estaba sentado sobre el sofá individual, estaba envuelto en prendas cómodas para andar en casa y en sus manos sostenía un libro relacionado con su tema favorito de la vida: arquitectura. Llevaba también un vaso de licor y sus anteojos para leer en sus manos.
—Es que soy su profesor favorito...
Papá y John soltaron unas risitas.
—¿Y dónde está Mary? —le preguntó John, dando otro sorbo de licor. El corazón se me iba a estallar, porque sentía que él había dejado a un lado su compromiso con May—. Es raro no verlos juntos.
—Debe llegar en unos minutos —contestó papá, sonriendo al escuchar aquello último. Era cierto: siempre era mamá y papá a todos lados, y era muy raro que estuvieran separados—. Es que una amiga la citó a una cafetería porque quería hablar sobre un problema personal que tiene. ¡Cuando llegue le voy a pedir que me cuente todo a lujo de detalles!
—Ooh, entiendo —John carcajeó, y giró su rostro para verme. Yo seguía detenido en el umbral de la puerta arqueada—. ¿Y qué me dices de ti?
—¡Necesito que me ayudes en algo urgente, por favor! ¡Qué bueno que estás aquí! ¡E-Es sobre trabajos! ¿¡Puedes venir!?
Miré de reojo a papá, y me percaté que este había entornado los ojos. John soltó una carcajadita mientras se levantaba del sofá aterciopelado.
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A Little Trace of Innocence ➳ McLennon
FanfictionPaul es un joven universitario que se enamora perdidamente de su profesor de literatura y de su hermano gemelo. Está prohibida y penada la reproducción total o parcial de esta obra (texto, ilustraciones, diagramación), su tratamiento informático...