Se me paró el pene más rápido que el rubor que cubrió totalmente mis mejillas. Miré a John que permanecía frente a mí, y este me sonrió, aumentando así los nervios.
—¿Lo vas a escoger tú o prefieres que lo haga yo?
—Eh, no... Yo lo hago.
Le evadí la mirada, para luego abrirme paso por los urinarios e ir hasta el cubículo más lejos de la puerta. Una vez ahí dentro, él se dispuso a encaminar sus gruesas piernas hacia mí. Cuando entró, cerró la puerta con seguro.
Acunó mi rostro entre sus manos y se inclinó para darme un sutil beso en los labios que, a medida que transcurrían los segundos, se hacía más intenso. Sentí su lengua juguetear con la mía y sus manos acariciar mi cintura y trasero sin ningún tipo de remordimiento.
Cuando nos separamos por la falta de aire, él bajó la tapa del retrete e hizo que yo me sentara. Inclinó su cuerpo para darme más besos en los labios, mientras se apresuraba a bajar nuevamente la cremallera de su pantalón negro.
Me besó con más intensidad antes de separarnos. Guió sus labios hasta mi cuello, me besó y subió hasta mi oreja donde susurró:
—Lo sacudí muy bien para ti.
Al terminar de decir aquello, mordió el lóbulo de mi oreja haciéndome estremecer por completo. Depositó un corto beso en los labios y se incorporó, para terminar de bajar la cremallera de su pantalón; al hacerlo, se dispuso a bajarse un poco el pantalón hasta dejar ver la erección a través de la tela gris del bóxer.
—¿Quieres chupar?
Saboreándome los labios, asentí. No tardé mucho en deslizar mi mano por el bulto y hacer movimientos lentos de arriba hacia abajo, logrando así que la rigidez aumentara de forma notable.
Metí mi mano dentro del bóxer, sostuve su longitud y lo saqué, para luego comenzar a masturbarlo lentamente. John gruñó un poco mientras mis manos masajeaban de manera constante su entrepierna, haciendo que la rigidez aumentara completamente y que las venas comenzaran a marcarse a los lados.
Bajé la piel de su pene hasta dejar ver el glande, el cual acaricié con la punta de mi lengua de manera suave y circular. Las manos de John se posicionaron en mi hombro y acariciaron sutilmente mi cuello y cabello.
—Mmh...
Me dispuse a besar toda la longitud hasta volver a su glande, el cual le proporcioné un beso ensalivado segundos antes de llevármelo a la boca. Succioné con suavidad, sin dejar de masturbarlo y causarle placer: John había echado su cabeza hacia atrás y había cerrado los ojos.
—Ah... —jadeó. Mordió su labio inferior y me miró, haciendo que un rubor recorriera mis mejillas—. Ah, bebé... —deslizó su mano por mi cabellera azabache, instándome a seguir chupando más fuerte—. Ah..., ah... Tienes una boquita maravillosa, ah...
Cuando escuché la puerta del baño abrirse, saqué su pene de mi boca y le dediqué una mirada de terror a John, quien se apresuró a tomarme de los tobillos para poder subir mis piernas y que no se viera una pornográfica imagen de dos pares de piernas dentro de un cubículo.
"¿Paul?", era George. "¿Estás aquí?"
Abrí mis ojos sorpresivamente al escuchar la voz de George resonar en el baño. Intercambié una mirada con John, y este me asintió, queriéndome decir que le contestara.
—Estoy ocupado —le dije—. Dame sólo cinco minutos.
"¡Ah, es que estoy solo! Te extraño."
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A Little Trace of Innocence ➳ McLennon
Fiksi PenggemarPaul es un joven universitario que se enamora perdidamente de su profesor de literatura y de su hermano gemelo. Está prohibida y penada la reproducción total o parcial de esta obra (texto, ilustraciones, diagramación), su tratamiento informático...