Una cosquillita agradable me invadió la parte baja de mi abdomen, justo debajo de mi ombligo. Y aunque la idea me había agradado al cien por ciento, me disgustó el hecho de que eso lo hubiera usado con May.
Por tal motivo me apresuré a cruzarme de brazos y a mirarlo con el ceño fruncido, denotando molestia. John seguía detenido las esposas y el antifaz en sus manos.
—¿Y tú vas a usar eso conmigo luego de que lo hubieras usado con May?
—Sí —contestó con simpleza.
—No. Lo siento.
—¿Cómo qué no? —preguntó, entornando los ojos y dirigiéndose hacia mí en un gesto amenazador. Deseé que la toalla que cubría su desnudez callera al suelo para poder reírme y excitarme al mismo tiempo—. ¿Por qué no quieres?
Eché mi cuerpo hacia atrás —haciendo rechinar la silla de oficina que habitualmente estaba frente al escritorio— al tenerlo tan cerca de mí. Mis ojos recorrieron su cuerpo, y sentí espasmos placenteros y un cosquilleo en mi entrepierna.
Me mordí el labio inferior cuando, por décima vez, detalle los tatuajes que adornaban sus brazos y pectoral. Un suspiro frágil se escapó de mi boca, al tiempo que alzaba mi rostro para ver a John. Sonrió.
—Claro que quieres... —murmuró mientras se inclinaba hacia mí para besarme los labios. Tenía en su mano los artilugios eróticos y con la misma sostenía el nudo de su toalla; aquello dificultaba sus movimientos—. Sí quieres, ¿cierto? —su voz era suave—. Quieres que John te rompa el trasero y que Winston te lo repare. Porque supongo que te verás con él mañana, ¿verdad?
Le dediqué una mirada fea cuando lo escuché decir aquello, y eso hizo que él se riera a carcajada.
—¿Me equivoco?
Manteniendo un semblante de muy pocos amigos, me crucé de brazos y abrí mi boca para formular una respuesta:
—No lo sé... Si Winston sigue así de raro...
John se mordió el labio inferior, intentando ocultar la sonrisa de satisfacción que emanaba de sus labiecitos delgados y rodeados de pelitos que formaban una barba escaza y enormemente atractiva.
—Sí, ya sé que te alegra que él esté raro conmigo —refunfuñé—. Pero a mí no, a mí me preocupa.
—No me alegra que Winston esté raro contigo, me alegra que quizá se haya dado cuenta de lo que eres y haya decidido tirarte a la basura.
Me apresuré a mirarlo a los ojos.
—¿Entonces lo admites? ¿Le dijiste algo?
Soltó un bufido de fastidio y sacudió su cabeza en negación.
—¿Cuántas veces debo decirte que NO LE HE DICHO NADA A ÉL?
—¡Sigo sin creerte! —le espeté, manteniendo mis brazos cruzados.
John alzó sus dos cejas y me apunto con su dedo índice.
—No me alces la voz ni seas grosero, que tu trasero va a sufrir las consecuencias de tus palabras y actitudes, ¿entendiste?
de que yo pudiera decir algo, John se apresuró a pasar el antifaz por mi cabeza; la tela era suave y aterciopelada, y tenía encajes en los bordes que lo hacían lucir más bonito y erótico de lo normal. Luego lo acomodó sobre mis ojos, logrando que yo no pudiera ver nada más que oscuridad.
"Listo... Te ves bonito."
Los latidos de mi corazón se aceleraron de forma violenta cuando sentí sus dedos rodear mi antebrazo hasta hacerme levantar. Después de un cortísimo recorrido, hizo que me sentara en el borde de la cama.
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A Little Trace of Innocence ➳ McLennon
FanficPaul es un joven universitario que se enamora perdidamente de su profesor de literatura y de su hermano gemelo. Está prohibida y penada la reproducción total o parcial de esta obra (texto, ilustraciones, diagramación), su tratamiento informático...