Capítulo XIV

2.8K 272 1.7K
                                    

    Mi sonrisa se borró en seguida al escuchar eso último. Deslicé saliva por mi garganta e intenté que mi semblante no delatara mis emociones.

   —¿Cómo? ¿Tú le pediste a él que... me ayudara con eso?

   —Sí —Winston asintió, llevando las manos a los bolsillos de su pantalón deportivo. Nos encaminábamos hacia la cocina—. Le pedí que te ayudara mucho porque me comentó que le habías dicho que escribir no era tu fuerte...

   —Ni cocinar tampoco.

   —Lo sé. Pero no te preocupes porque te voy a ayudar también. Además, tienes a tu amigo George que sí sabe sobre eso, y estoy seguro que te ayudará.

   Le sonreí.

   —Claro. Estoy seguro que él me ayudará con eso.

   Cuando hicimos acto de presencia en la cocina, George ya estaba sentado en las sillas altas de la barra junto a mis padres —que vestían trajes formales desaliñados— riéndose y hablando. La comida ya estaba servida, así que me apresuré a sentarme al lado de mi amigo y Winston lo hizo a mi lado.

   —¡Ah, Paul! —papá palmeó el hombro de George—. ¡Este George sí que nos da risa! ¡Todo lo que hace y dice es un chiste!

   —Sí —emití una carcajadita, mientras colocaba el pañito blanco sobre mis piernas. Intenté parecer alegre, a pesar que lo que me había dicho Winston acerca de su hermano me había puesto de malas—. Por eso es mi amigo, ¿no es así, Geo?

   El mencionado asintió sonriente, al tiempo que frotaba sus manos mientras su mirada se dirigía a la comida que las sirvientas comenzaron a destapar frente a nuestros ojos. Se trataba de puré de papas, ensalada de vegetales y unas brochetas a la parrilla de carne de soya con algunos hongos y verduras cocidas. Toda una delicia que era acompañada por un licuado de frutos rojos: fresa, mora y frambuesa.

   —¡QUÉ RICOOOOO! ¡Con su permiso! —Y rápidamente probó el puré—. ¡MMMMMHHHH!

   Todos se rieron de la reacción de George, y de inmediato comenzamos a comer. Yo, primero que todo, di un sorbo de zumo de frutas. Estaba endulzado con miel, tenía hielo y un toquecito cítrico que lo hacía único y delicioso.

   —Mmh, esto está buenísimo —mamá le había dado una probada al carne de soya de la brocheta—. Me encanta la carne vegetariana.

   James se limpió los labios con la servilleta.

   —Y a mí me encantas tú, mi amor.

   Mamá emitió una risita cuando los labios de papá se posaron en su mejilla. Qué raro ellos siendo amorosamente cariñosos.

   —¿Estás bien? —Winston habló bajito, al tiempo que picaba puré y se lo llevaba a la boca.

   —Sí, claro... Estoy bien. ¿Por qué?

   —Es que siento como si estuvieras triste —contestó luego de tragar e hizo una mueca—. ¿Lo estás?

   —No, para nada —carcajeé—. Estoy bien... Sólo que estoy pensando en el trabajo que tenemos que hacer luego de comer. Es muy largo, y digamos que me tiene un poquito estresado.

   —Ah, pero no te preocupes por eso —Winston se sonrió—. Lo harán bien. Además, estás comiendo y estás con tu familia. Luego de que comas puedes comenzar a preocuparte, ¿de acuerdo?

   Sin dejar de verlo, sonreí. ¿Por qué Winston era tan tiernecito y bonito? Era adorable, y las ganas de estrujarlo con un abrazo me sobraban.

   —Está bien.

A Little Trace of Innocence ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora