Capítulo XXVIII

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   Una sonrisa traviesa se formó en mis labios, conjuntamente con la de John, cuyo cuerpo no tardó mucho en posicionarse frente a mí.

   Inclinó su cuerpo hacia el mío, apoyó sus manos a mis costados y sobre el puff, para después guiar sus labios hasta los míos y besarme de manera apresurada. Con deleite moví mis labios al compás de los suyos e hice que nuestras lenguas chocaran un par de veces en el jugueteo intenso en el que estábamos.

   Cuando nos separamos, se incorporó y desprendió la camiseta negra, mostrando así su abdomen tatuado al igual que sus brazos. Entonces procedió a desabrocharse el pantalón hasta bajarlo a la altura de sus muslos.

   —Chupa.

   Mordí mis labios cuando mis ojos se posaron sobre el bulto que se formaba debajo de la tela blanca del bóxer. Deslicé mi mano, acariciándolo y apretándolo hasta hacer que se tornara mucho más rígido.

   John chilló, al tiempo que se quitaba los lentes. Los aventó a la cama, sabiendo que en serio no la íbamos a usar en lo absoluto.

   —Trátalo con amor...

   Lo apreté más fuerte, haciendo que volviera a soltar otro quejido.

   —Agh, Paulie... —protestó—. Te voy a lastimar a ti también, ¿eh? —apretó mi cachete—. Luego no estés pidiendo que me detenga.

   Eso había logrado excitarme lo suficiente como para querer, de una vez por todas, llevarme su masculinidad a la boca. Y lo hice: bajé su bóxer, dejando que su erección saliera y la envolví en mis manos; acto seguido la llevé a mi boca, percatándome del semblante lascivo que adoptó John cuando mi lengua tocó su glande.

   —Oh, mierda... —apretando sus labios, llevó una mano a mi cabeza y acarició la cabellera—. Ahg, Paulie... Maldición, mi amor —gruñó. Comenzó a empujar un poco su cadera hasta hacer que su pene entrara por completo en mi boca—. ¡Ah, ah! ¡Ah! Mmh, Paul...

   Lo saqué de mi boca, percatándome que su longitud estaba ensalivada, brillosa y con las venas marcadas. Me dispuse a acariciar el glande con mi lengua, sin apartar mi mirada de la suya.

   —Mmh...

   Casi de inmediato sentí el sabor salado de su líquido pre-seminal llegó a mi paladar. Volví a meterlo dentro de mi boca, succioné y moví mi cabeza hacia adelante y hacia atrás. John suspiró complacidamente.

   —Ah, ah...

   Lo sacó de mí boca y me despojó de la camiseta del pijama, dejándome casi desnudo. Volvió a inclinarse hacia mí y besó mis labios, para luego bajar los suyos hasta mi cuello, hombros y pectoral.

   A medida que sus besos bajaban por mi abdomen, me eché hacia atrás en el puff y abrí mis piernas cuando su lengua rodeó mi ombligo. Seguidamente se dispuso a desprenderme el pantalón, dejándome en ropa interior.

   —Tienes un bonito cuerpo, mi amor. —Aquello lo dijo en tono susurrante, mientras sus robustas manos recorrían mis muslos. Se sonrió, y volvió a besarme los labios—. Eres completamente hermoso.

   Sin dejar que yo contestara, besó mis labios una vez más y se dispuso, sin dejar de intercambiar saliva conmigo, a quitarme el bóxer. Se me escapó un gemido cuando su masculinidad erecta chocó contra la mía.

   —Mmh... —gemí—. Ah...

   Deslizó su lengua por la comisura de mis labios, la metió a mi boca y le dio larga a otro beso impetuoso que me dejó sin aliento. Acto seguido se levantó, disponiéndose rápidamente a desprender las pocas prendas que tenía puesta.

A Little Trace of Innocence ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora