A Little Trace of Innocence ➳ McLennon

Capítulo L

Para ti, que has seguido con ALTOI hasta el final.

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   John y yo nos separamos, y él me sonrió mientras acariciaba mi cabello. Aguardaba dentro de mí un sentimiento de alegría tan grande que sentía que no me cabía dentro del pecho.

   —Creo que debería subir hablar con mis padres —le dije—. Uhm, tal vez están esperando a que yo tome la decisión.

   Escuché el sonido de mi móvil y me obligué a mirarlo: se había iluminado porque me había llegado un mensaje de voz. Quise abrirlo, pero me detuve.

   —No, no. Primero necesito hablar con mis padres.

   El corazón me dio un brinco cuando me levanté del sofá y encaminé mis piernas hacia la salida de la sala. Giré mi rostro para ver a John, le sonreí de la forma más tímida posible y volví a retomar mi rumbo.

   Cuando estuve fuera de la sala, escuché el sonido de su móvil que indiciaba una llamada entrante. Él contestó, pero no logré escuchar lo que respondió.

   Mientras tanto, yo me apresuré a subir las escaleras hasta el segundo piso, y cuando estuve en el corredor me dirigí hacia habitación de mis padres. Ellos estaban recostados en la cama, mirando otro capítulo de aquella novela turca que mamá amaba.

   Carraspeé para hacerme notar, y ellos me miraron. Sonrieron.

   —Paulie, cariño... —mamá sonrió—. ¿Ya abriste todos los regalos?

   El corazón me dio un salto.

   —Sí, ¡y gracias por el suyo! —espeté, dirigiéndome hacia ellos y abrazándolos fuertemente; les di muchos besos en la mejilla—. ¡De verdad gracias, mil gracias! ¡Fue el mejor! ¿¡Cómo lo supieron!? ¿¡Cómo se enteraron!? ¡Yo pensaba mil formas de decírselo pero ustedes me ahorraron todo el trabajo!

   Cuando me separé de ellos, noté que mis padres se miraban confusos.

   —¿De qué estás hablando?

   —¡De John! ¡De mi relación con John! ¿Cómo se enteraron?

   Mamá palideció y papá se desconcertó. Aquello me asustó.

   —Un momento, un momento... —papá se levantó de la cama poco a poco, al igual que mamá—. ¿De tu relación con John? ¿De qué carajos estás hablando, Paul? ¿Cómo que tu relación con John?

   Me puse tan blanco como un papel. Sentí mis piernas debilitarse, el pulso acelerarse y un escalofríos en mi espalda.

   —Pero ustedes... pero ustedes me dieron un regalo y ese regalo era una carta donde decían que me aceptaban.

   —¡Por amor a Dios, Paul! —mamá espetó—. ¡Nuestro regalo iba a ser un auto! ¡Íbamos a llevarte de sorpresa mañana para que lo eligieras!

   Abrí mi boca en un gesto de solemne sorpresa. Mi mente se nubló enseguida; no podía pensar con claridad y mucho menos saber qué hacer. Lo único que estaba claro era que alguien me había jugado una muy mala broma.

   —¿C-Cómo? ¿Entonces...?

   —Quiero que nos expliques lo que nos acabas de decir —exigió mi padre, mirándome con el entrecejo fruncido—. ¿Tienes una relación con John?

   Palidecí. Deseé que la tierra me tragara en ese momento. Necesitaba darle explicaciones a mis padres de lo que estaba sucediendo, y sentía que la forma cómo se habían enterado era la peor.