Capítulo 9 "Nathaniel"

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Me quede unos minutos parada en la puerta del baño que daba a mi habitación, estaba muy sorprendida, confundida y también tenía miedo. Me amarre bien la bata blanca de ceda y camine hacia el armario intentando ignorarlo. Me detuve frente a la puerta del armario que estaba Justo frente a la cama, donde se encontraba sentado él y me di la vuelta para mirarlo directamente. Camine cautelosamente hacia él, dejé unos pocos metros de distancia entre nosotros. No sabía quién era y tampoco sabía si no debía temerle.
-¿Quién eres?-dije dando un paso más hacia él. Levantó la cabeza para poder mirarme directamente a los ojos. No dijo nada. Desvió su mirada hacia el ventanal donde se podían ver la oscuridad de la noche y las estrellas. Se levantó de la cama y decidí retroceder un paso un tanto temerosa. Volvió a mirarme a los ojos. Él tenía una mirada frívola, decidí retroceder más por mi seguridad. Entonces decidió responder.
-Solo soy un mensajero. Tú padre quiere verte.-dijo y se acercó otro paso. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. <¿Mi padre? No es tiempo de verlo. Mamá y él tienen fechas y acuerdos. Se supone que estaré con él en vacaciones de Verano y tal vez lo vea el próximo fin.> pensé Leyendo mis pensamientos el chico sonrió.
-Ese padre no. Estoy hablando de tu verdadero padre.-dijo acercándose más a mi y dando vueltas a mi alrededor. Se detuvo frente a mi con sus manos en la parte de atrás.
-¿¡mi verdadero padre?!-dije incrédula quitándome de su frente dándole la espalda-mi padre es mi verdadero padre. Creo que me confundes.-entre al armario esta vez, busque mi pijama, me la puse y cuando finalmente estaba lista para salir ya vestida del armario, aquel chico ya no estaba. Me fui a la cama con las palabras de aquel chico dando vueltas en mi cabeza. <¿A qué se refería con "tu verdadero padre"? Y ¿cómo supo que pensé? Es imposible leer la mente.>

No pude dormir bien. Cada 2 horas despertaba esperando que el chico volviera a aparecer. Desperté sin ánimos de ir a la escuela, pero era una nueva escuela y no podía faltar. Me puse unos jeans unos tenias vans negros una blusa negra y la chaqueta color vino del colegio. Baje las escaleras para desayunar, aún tenía 30 minutos para llegar a la escuela. Entre a la cocina y vi a mamá sentada en la isla de la cocina tomando su jugo verde de todas las mañanas y comiendo papaya picada. Erick se encontraba sentado en la mesa que estaba a lado de la puerta. Tomando una tasa de café y muy concentrado en su teléfono.
-Buenos días- dije al mismo tiempo que bostezaba y caminaba hacia servirme una taza de café para poder despertarme. Erick no hizo caso a mi saludo siguió concentrado en su teléfono. Saque a mamá de sus pensamientos y me respondió.
-Buenos días, cielo. ¿Quieres fruta picada?-dijo y se levantó del Banco donde estaba sentada.
-Claro mamá, lo agradecería mucho.-respondí mientras me sentaba en el banco que se encontraba Justo enfrente de mamá me sirvió un plato con fruta picada, lo puso en la isla al igual que la granola y el yogurt. Mientras desayunaba decidí preguntar a Erick la conclusión de su conflicto con el jugador de fútbol. Quito su atención de su teléfono y me miró con enojo.
-Mi castigo es limpiar mi salón de clases después de la jornada de clases. ¡Todo por culpa de el imbecil de Jacob!-se levantó molesto, tomó su mochila que se encontraba en la silla de a lado y se marchó.

Al entrar al salón de clases noté a las mismas chicas que me miraron y enseguida se voltearon para murmurar. Me llamo más la atención una rubia con ojos cafés oscuros.

Se me hizo muy conocida

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Se me hizo muy conocida. <ya la había visto antes, pero no se donde> miraba a la chica intentando recordar donde la había visto y entonces se me vino a la mente. Era la chica que estaba montada en Erick aquella vez que entre por accidente. Tome asiento en la banca y la clase comenzó. En el receso fui a comprar mi lunch en la cafetería y me senté en una mesa vacía. La chica rubia se acercó a mi mesa con sus amigas, las otras chica que murmuraban sobre mi.
-Eres la hermanastra de Erick ¿no?-preguntó mientras se sentaba con sus amigas en la mesa. Era bonita la chica y al parecer muy popular. Durante el transcurso del día medio mundo la saludaba.
-Sí.¿Te puedo ayudar en algo?-dije y comencé con el desayuno.
-¡Que suerte! Tú madre se gano la lotería casándose con Richard y así fue como de ser una pobretona sin nada pasaste a ser la hijastra de uno de los empresarios más poderosos de México.-dijo con un tono egocéntrico.
-¿Te puedo ayudar en algo? O ¿solo viniste a decir algo ya sabía?-dije levantándome del asiento
-No, era solo eso. Hacerte saber que no perteneces aquí.-dijo mirándome de arriba a abajo mientras me fruncía el ceño. Se levantó del asiento y se marchó y sus amigas la siguieron. Se acercó chica con lentes, cabello oscuro y ojos cafés oscuros.

-¿Todo bien?- pregunto y se sentó con su charola de comida

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-¿Todo bien?- pregunto y se sentó con su charola de comida.
-Claro todo bien, gracias.-respondí y seguí comiendo intentando ignorarla.
-Se que Georgina puede ser una tonta. Pero no le hagas caso. Puede que esté celosa. Eres bonita y vives bajo el mismo techo que su novio.- dijo y se encogió de hombros
-¿Es novia de Erick?-respondí sorprendida.
-Sí, lo es. Llevan saliendo por 6 meses-dijo mientras se acomodaba los lentes. Parecía una chica tímida.
-Ya me lo imaginaba, después de encontrarlos juntos en casa.-me reí y entonces sonó la campana para regresar a las clases.
-Me llamo Melisa-dijo y me extendió la mano, le respondí el saludo y nos fuimos al salón de clases.
El resto de la jornada transcurrió normal. Llegue a casa e hice la tarea. Haciendo la tarea se oscureció. Escuché un ruido y al voltear de la silla giratoria en dirección a mi cama ahí estaba el chico misterioso nuevamente.
-Tú padre quiere verte.-dijo mientras se acercaba al lugar donde me encontraba.
-Ya te dije, más bien no te dije, leíste mis pensamientos o algo. Mi padre está trabajando fuera.-dije y me levanté de la silla para intentar enfrentarlo- ¿Quien eres? ¿Por qué me asechas? ¡Te has equivocado de chica!- Le grite un tanto frustrada.
-No me he equivocado, Olivia. Mi nombre es Nathaniel. Y tú padre quiere que sepas tu verdadero origen y hagas el ritual de aceptación.- dijo y se sentó en el sillón que se encontraba en la orilla de la cama.
-¿ritual de aceptación? ¿De que demonios hablas?-dije frunciendo el ceño-espera...-dije mientras recordaba que Adam ya había mencionado a un tal Nathaniel-¿conoces a Adam?-dije con mucha intriga y decidí sentarme a lado de él.
-¿Has hablado con Adam? ¿Que te ha dicho?-dijo con desesperación por saber la respuesta.
-Sí, al parecer es un amigo viejo de mamá. Aun que es demasiado joven para ser su amigo- dije pensando en cuantos años podría tener Adam
-Nada es lo parece, pequeña- dijo Nathaniel con una sonrisa.
- No soy tan pequeña, al parecer tenemos la misma edad- dije riéndome mientras me paraba del sillón.
-Oh, pequeña, créeme que aun que parezco de tu edad. Tengo unos cuantos siglos encima.-dijo con una sonrisa macabra. Y yo me dirigí a la silla giratoria.
-JA JA JA, tienes como 18 años, no digas tonterías, Nathaniel-dije mientras me volteaba hacia el escritorio. No escuché respuesta de Nathaniel y al voltear para recibirla ya no estaba. ¿¡Que demonios?!

El secreto de Olivia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora