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By Bill:

De todas las asignaturas la que más odiaba era Matemática. 

¡¡DE QUE SIRVE TODO LO QUE APRENDEMOS!!¡¡NO LO ENTIENDO!!

A medida que el profesor hablaba sentía más y más sueño. Recosté la cabeza en la mesa dispuesto a echar una cabezadita, pero un papelito cayó sobre esta. Miré a mi alrededor y me encontré con los ojos de Ginny.

No sabía porqué, pero mi corazón comenzó a latir, y empecé a imaginar las posibles frases que se encontraban en el papel.

Lo abrí de forma lenta y con manos temblorosas. Lo que leí me dejó un poco decepcionado.

"Hey Bill, ¿vas a ir a la fiesta de los diecisiete cumpleaños de Georg?"

Le escribí mi respuesta en el papel y se lo mandé con uno de mis compañeros.

Me quedé embobado mirándola, en estos siete años que han pasado se ha vuelto más hermosa de lo que era antes. Su pelo negro le llegaba un poco más arriba de sus hombros, tenía la piel muy blanca, sus mejillas estaban ligeramente rellenas de imperceptibles pecas y sus ojos a pesar de ser pequeños se hacían notar por su llamativo color azul.

A mi parecer era una diosa.

Gustav y Georg siempre me decían que estaba enamorado de ella. Admito que me gustaba, pero estar enamorado...no estoy seguro. El amor no es algo que haya que tomarse tan a la ligera.

Pasados unos minutos me devolvieron el papel con su respuesta debajo de la mía.

"No creo que debamos ir. No sé tú, pero yo me sentiría fuera de lugar entre tanta gente mayor que nosotros."

"Billy, esa es la peor excusa que he escuchado. ¡No le puedes hacer ese feo a uno de tus mejores amigos! Dime la verdad, ¿por qué no quieres ir?"

Suspiré al leer de forma rápida su respuesta. Siempre acabábamos hablando del mismo tema, de los imbéciles que se pasaban la vida jodiéndome.

Habían parado durante un tiempo, pero de la noche a la mañana volvió la tortura. Creo que mi cambio de imagen tuvo que ver un poco.

En contra de la voluntad de mi madre me comencé a teñir el pelo de negro, y me hice dos perforaciones: una en la ceja y la otra en la lengua. Todavía recuerdo el día en que me vió aparecer con ese aspecto, y ni hablar de cuando me pilló el tatuaje que tenía en la nuca, a la pobre por poco le revienta una vena de lo furiosa que se puso... dió bastante gracia la verdad.

También comencé a vestir ropa más ajustada, y a ponerme bastantes accesorios en las muñecas y en el cuello. Pero lo que le puso la guindilla al pastel fue que comencé a pintarme las uñas y a maquillarme. Me encantaba como se veían mis ojos con el delineador negro. Al principio solo me lo ponía en casa, pero después de que mamá, los G's y hasta Tom me dieran el visto bueno lo comencé a usar siempre, aunque no fue bien aceptado por profesores ni por algunos alumnos, pero no me importaba, me sentía cómodo con él...como si fuera yo mismo.

Rápidamente le escribí:

"Será mejor que hablemos en otro momento... ¿Te gustaría acompañarme a pasear a Tom después de clases?"

No apartaba la vista de aquella pregunta. Dios que vergüenza, parecía que estaba desesperado por pasar tiempo con ella.

"Tranquilo Bill, solo estás invitando a una amiga a dar una vuelta, más nada"

No paraba de repetir esa frase en mi cabeza hasta que por fin me armé de valor y le pasé el papel. Me sorprendió lo rápido que me mandó su respuesta.

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