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By Bill:


—¡Vamos no me jodas!

En la pantalla del televisor apareció un gran cartel con las letras "Game Over". Habíamos pasado la tarde jugando en la consola al Mortal Kombat en compañía de los G's, quienes habían decidido venir a conocer a Thomas. Al darme cuenta de mi victoria me levanté y comencé a bailar en frente de todos. A Georg y a Gustav las lágrimas le salían a borbotones y Tom tenía plasmada en su cara la pura sorpresa.

—Querido Tom a mí nadie me gana en los videojuegos —dije con aires de grandeza— Me he pasado demasiadas horas delante de la consola.

Tom seguía con la boca abierta, hasta que le cedió el mando a Gustav. Ahora era el turno de los G's.

Me senté a su lado orgulloso de mi mismo, era un crack.

—Cinco victorias por parte de Bill, por suerte no apostaste nada —comenzó a hablar Gustav.

—Si lo hubiera hecho lo único que le podría haber dado eran mis gorras.

—Tranquilo tampoco soy tan malo —le di ligeras palmaditas en la cabeza.

Sonrió de medio lado rascándose la nuca. Mientras más pasaban los días a su lado más tierno lo veía, después de lo ocurrido hace unas semanas en nuestras habitaciones no habíamos tenido más encuentros de ese tipo. Nuestra relación se iba estrechando cada día más hasta el punto de contarme los momentos que recordaba con su madre biológica, el ambiente se tornaba melancólico cuando hablaba de sus recuerdos.

Tenía que admitir que me gustaba y mucho, era un chico hermoso y tenía buen corazón, pero había algo que me impedía aceptar mis sentimientos, sentía que me ocultaba un secreto y uno bastante gordo.

Pero, aunque no lo quisiera la carne era muy sensible y verlo salir de la ducha con las gotas de agua surcando su delgado pero fornido cuerpo no ayudaba mucho.

—Tierra llamando a Billy.

Salí rápido de mis pensamientos al escuchar el llamado de Georg.

—¿En que estabas pensando? —los tres me miraban atónitos— Se te está cayendo la baba.

Llevé el dorso de la mano a mi boca y en efecto, estaba babeando como un perro.

—¿Teniendo pensamientos húmedos eh? —dijo Tom— Guarro.

Las mejillas me ardían, me fue imposible no imaginarme a un Tom acabado de bañar, pasándose la toalla por las partes húmedas de su cuerpo.

Okey, si seguía así tendría que ir corriendo al baño a calmar el sofoco que me estaba entrando.

—¿Que querías Georg? —le pregunté molesto por haberme sacado de mis pensamientos.

—Por la noche nos vamos a llevar a Tom a una fiesta —fruncí el ceño y miré al susodicho, asentía animado— Nunca ha ido a una y si va a entrar al insti el próximo curso lo tenemos que presentar oficialmente.

—¿De quién es la fiesta? —no me gustaba por donde iba todo esto.

—De Andy —respondió Gustav seco— Lo cuidaremos bien Bill, no le va a pasar nada.

—Yo no soy un crío, puedo cuidarme solo —Tom se unió a la conversación, se notaba que no conocía el tipo de persona que posiblemente iría a la fiesta— Además puedes ir tú también Bill, lo pasaremos súper bien, nos emborracharemos, reiremos y...

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